Praxis 20 (1), 108-122
Corporeal experiences in school adolescents in post-covid 19 times
María Camila Polo-Morales 1 Karem Julieth Leal-Acosta 2 Ana María Tovar-Sandino 3
Miryam Cristina Fernández-Cedie l4
1 Psicóloga. Universidad Surcolombiana, Neiva, Colombia. polomoralesmc@gmail.com
2 Psicóloga. Universidad Surcolombiana, Neiva, Colombia. juliethleal01@gmail.com
3 Psicóloga. Universidad Surcolombiana, Neiva, Colombia. anamariatovarsandino@gmail.com
4 PhD. en psicología, Vrije Universiteit Brussel, Bruselas, Bélgica. Profesora titular de la facultad de ciencias sociales y humanas de la Universidad Surcolombiana, Neiva, Colombia. Beneficiaria del programa pasaporte a la ciencia. cristina.fernandez@usco.edu.co
Recibido: 14 de mayo de 2023
Aceptado: 10 de agosto de 2023 Publicado en línea: 09 de abril de 2024
Para citar este artículo: Polo-Morales, M., Leal-Acosta, K., Tovar-Sandino, A., y Fernández-Cediel, M. (2024). Experiencias corporales en adolescentes escolarizados en tiempos de pos-covid 19. Praxis, 20 (1), 108-122.
Luego de la pandemia de la COVID-19, los adolescentes están recuperando su espacio escolar como un lugar para interactuar con amigos y compañeros de clase. Este proceso está sucediendo luego de las restricciones sociales y emocionales que vivieron durante la pandemia y que hicieron que los cuerpos y la configuración identitaria de ellos se viera alterada. Este estudio exploró las experiencias corporales que construyen la identidad de los adolescentes escolarizados en tiempos de pospandemia. Para ello, se adoptó el enfoque cualitativo y el método de Investigación Basado en las Artes. Participaron 90 adolescentes mediante la estrategia del taller. Se encontraron tres temáticas analíticas a rescatar: las experiencias corporales que tienen lugar en las prácticas cotidianas (prácticas musicales, artísticas, deportivas, y el uso del internet), las prácticas en relación con la pertenencia a grupos sociales, en particular agrupaciones musicales y la comunidad LGBTIQ+; y las emociones dominantes que configuran su proceso identitario, principalmente la tristeza. Resulta necesario que, dentro de la escuela, se creen canales de diálogo acerca de los procesos identitarios que están viviendo los adolescentes, en los cuales ellos se sientan seguros de poder manifestar aquello que les suscita dudas o malestares.
After the Covid-19 pandemic, adolescents are reclaiming their school space as a venue to interact with friends and classmates. This process occurs after the social and emotional restrictions they experienced during the pandemic that altered both their bodies and their identity configuration. This study explored the bodily experiences shaping the identity of schooled adolescents in the post-pandemic era. To achieve this, a qualitative approach and the Arts-Based Research method were adopted. Ninety adolescents participated in the workshop strategy. Three analytical themes were identified: bodily experiences occurring in daily practices (musical, artistic, sports, and the internet use practices), practices related to belonging to social groups, in particular, musical groups and the LGBTIQ+ community; and dominant emotions shaping their identity process, mainly sadness. It is necessary for schools to establish channels of dialogue about the identity processes that adolescents are experiencing, where they feel safe to express their doubts or discomfort.
Luego de la pandemia de COVID-19 y la reapertura de los colegios, los adolescentes han tenido que readaptarse a los procesos de socialización que habían sido restringidos por la educación virtual impuesta en época de pandemia (UNESCO, 2020). La limitación del acceso a pares y otras restricciones sociales y emocionales durante la pandemia hizo que el cuerpo y la configuración identitaria de los adolescentes, lejos de sus espacios de socialización habitual, el colegio, se viera alterada. Ahora, con el regreso a las clases, los adolescentes están recuperando su espacio escolar como un lugar para interactuar con sus pares y reencontrarse con amigos y compañeros de clase. En este escenario surgió la pregunta de investigación ¿mediante cuáles experiencias corporales se construye la identidad de las/los adolescentes escolarizados en pospandemia?, pues las experiencias corporales son un componente relevante para conocer el estado de salud mental y emocional de los adolescentes y los elementos que se deben atender en los procesos de atención psicosocial en el contexto educativo.
Este estudio entendió el cuerpo como el eje central de experiencias como el placer, la emocionalidad, la percepción y la sensación, entre otras. A su vez, el cuerpo es el vehículo de recepción y expresión de múltiples paradigmas relacionales, consigo mismo y con los otros. A lo largo del tiempo se acumulan en el cuerpo vivencias subjetivas que se encargan de conformar las experiencias corporales (Sánchez Holguín y Vivas Bocci, 2020). Estas experiencias corporales implican dos grandes transformaciones: la primera mediada por la mirada de uno hacia el otro, y la segunda por la mirada de sí mismo, de adentro hacia fuera (Lasa Zulueta, 2003); además, estas experiencias son las encargadas de concientizar al cuerpo en lo referente a la percepción, el sentir y el pensar basado en la interiorización subjetiva (Jacquin Miranda, 2014).
También, el cuerpo es entendido como un organismo que se construye socialmente y que está expuesto a constantes cambios, debido a que es el medio de expresión del sujeto. Mientras tanto, la corporalidad es el aspecto interno que afecta la vida diaria en lo emocional, lo afectivo, y en la manera de relacionarse consigo mismo y con el entorno. Por
ello, durante la adolescencia es de crucial importancia entender todos los cambios que se viven en el cuerpo, para ayudar a establecer el bienestar tanto físico como psicológico (Benites Calvay y Quispe Terrones, 2016; Gómez-Rojas y Lara-Salcedo, 2023).
Justamente en la adolescencia, esta experiencia corporal se suma a la crisis de la construcción de la identidad. Principalmente, se podrían reconocer cambios corporales involuntarios y voluntarios en los adolescentes. Los primeros son orquestados por el organismo o el cuerpo mismo, y debido a ellos en la pubertad se da una serie de crisis para los adolescentes, quienes cuestionan su apariencia física, la satisfacción consigo mismos y con los adultos, y la sexualidad. Estas crisis pueden repercutir negativamente en el pensamiento y en las relaciones sociales de los adolescentes (De La Villa Moral Jiménez y Sirvent Ruiz, 2011). Sin embargo, no es solo la transformación corporal de la pubertad la que caracteriza a este grupo etario, sino también los procesos de identidad sexual y subjetivación (Tió y Vázquez, 2018). Relacionados con estos aparecen los segundos cambios: los adolescentes transforman su cuerpo voluntariamente con el fin de manifestar o expresar decisiones, confusiones y cierto tipo de autorregulación. Ejemplo de ello son los tatuajes, las modificaciones y los cortes autoinfligidos. El tatuaje representa, en la cultura adolescente, construcción de identidad (Tió y Vázquez, 2018). Los adolescentes ven su cuerpo como recurso para ejercer dominio sobre sí mismos. Entonces, las marcas en la piel se pueden reconocer como parte del desarrollo de la identidad y ya no se atribuyen, necesariamente, a características discriminativas, como en épocas previas cuando se vinculaban a juicios negativos o pertenencia a grupos delictivos o satánicos (Camargo Arias et al., 2015).
También, los adolescentes experimentan distintas emociones que están empezando a reconocer y tramitar (De La Villa Moral Jiménez y Sirvent Ruiz, 2011). Sin embargo, es importante que ellos cuenten con el entorno y las herramientas emocionales necesarias para enfrentarse a dificultades sin recaer en experiencias problemáticas que pongan en riesgo su bienestar integral. También, la madurez biológica y la identidad sexual son aspectos que toman relevancia
en la pubertad, lo cual implica, entre otras cosas, una serie de manifestaciones emocionales en los adolescentes, producto de los cambios que se producen en el cuerpo, de las inseguridades derivadas de estos cambios y del establecimiento de relaciones difíciles con sus compañeros y adultos. Debido a esto, los adolescentes pueden tener depresión y problemas de tipo afectivo (De La Villa Moral Jiménez y Sirvent Ruiz, 2011). Además, esta inestabilidad emocional puede partir de los cambios y las exigencias en las esferas académicas, sociales y personales que ellos atraviesan como, por ejemplo, la búsqueda de la autonomía, la exploración de la sexualidad, los cambios en la imagen corporal, la adaptación a las instituciones, entre otros (Bermúdez, 2018; OMS y Organización Panamericana de la Salud, 2021). Desafortunadamente, dicha carga emocional se intensificó durante la pandemia (CEPAL y UNESCO, 2020; Schady et al., 2023).
Por otra parte, pretender abordar únicamente las problemáticas adolescentes respecto a la corporalidad dejaría por fuera sus causas, y resulta imprescindible reconocer que las problemáticas a nivel corporal son influenciadas emocional, social y políticamente. Por ejemplo, los performances de intimidad en las redes sociales de los adolescentes son una de las prácticas influenciadas. Sobre esto, Linne (2016) desarrolló el concepto multimidad para referirse a cómo los adolescentes interactúan en las plataformas de redes sociales, ya que a diario comparten fotos, comentarios y likes sobre su vida privada que, a su vez, es negada a sus padres y conocidos. También, otro ejemplo es cómo los adolescentes toman decisiones basadas en los intereses del momento o según el grupo al cual desean pertenecer. De acuerdo con ese interés y después de analizar todos los estímulos del entorno, ellos se asignan prendas de vestir, gestos, expresiones verbales, corporales y faciales, entre otros (Salazar Mora, 2008). El vestir de acuerdo con el grupo de interés o los estímulos del entorno es una práctica de hace décadas (Camargo Arias et al., 2015).
Entonces, la aceptación y reconocimiento por parte de grupos de iguales juega un papel fundamental en las decisiones de los adolescentes (Salazar Mora, 2008). Sobre ello, Benites Calvay y Quispe Terones (2016) encontraron que los adolescentes eligen sus
maneras de vestir según (1) el estado de ánimo como expresión de la corporalidad; (2) la moda/estilo de vestir; (3) la comodidad/incomodidad del cuerpo; y (3) los accesorios y maquillaje como complemento. Entonces, la comodidad, la moda, los accesorios y el maquillaje dan paso a la construcción de la imagen propia y la identidad a través de la vestimenta que, a su vez, influencia los estados de ánimo de los adolescentes.
Ahora, el retorno al territorio escolar en la pospandemia reivindica a la escuela como uno de los lugares en el que más tiempo los adolescentes permanecen, un espacio en el que se pueden gestionar adecuadamente sus emociones o conductas (Bermúdez, 2018), y un lugar determinante en el establecimiento y en la construcción, tanto positiva como negativa, de las relaciones interpersonales y la estabilidad emocional (Ruvalcaba-Romero et al., 2018). Con el retorno a la escuela, este espacio se vuelve a convertir en el lugar donde ellos conviven la mayor parte del tiempo y uno de los principales lugares de socialización. Entonces, resulta necesario trabajar en este contexto bajo el entendido de que este puede actuar como un moderador de sus problemas sociales, psicológicos y afectivos. También, es importante fomentar/orientar la creación de vínculos y relaciones interpersonales no solo con sus compañeros, sino consigo mismos, dotándoles de herramientas que les permitan afrontar y comprender las emociones propias y de las personas que los rodean. También, cabe destacar que las instituciones educativas deberían aportar en la autonomía y la libertad para expresar sentimientos, emociones y pensamientos que más adelante faciliten la participación ciudadana dentro de la sociedad y lo político en la juventud (Acosta y Pineda, 2007; Novella Cámara, 2012). La autonomía y la identidad de los adolescentes se desarrolla en la medida en que están involucrados en actividades y programas que potencian sus capacidades psicoemocionales (Novella Cámara, 2012).
Con base en las situaciones problemáticas, este estudio reconoció que el cuerpo es un espacio que se debe atender en función de contribuir al bienestar de los adolescentes. También, es un reto para el campo de la investigación sumar esfuerzos para contribuir en la transformación social que
aporte a la solución de estos problemas, y generar espacios de reconocimiento en los que la escuela podría asumirse como un espacio propicio para contribuir con este propósito (Acuña Pineda, 2021; Camargo Arias et al., 2015).
Este estudio se realizó con un enfoque cualitativo, pues este favorece el acercamiento a la realidad social de interés. De esta manera, los participantes y actores sociales son estudiados en su entorno natural (Guerrero Bejarano, 2016), con lo que se reconocen las experiencias corporales con las que los estudiantes escolarizados construyen su identidad.
Este estudio recurrió a la Investigación Basada en las Artes (IBA), que implica una metodología de investigación cualitativa que permite indagar las dinámicas relacionales, los significados y las experiencias de los sujetos (Haywood Rolling jr., 2010). Para ello se usan métodos artísticos que permitan el involucramiento no solo de quien crea, sino también de los demás actores vinculados a la investigación, lo que permite, a diferencia de otras investigaciones, revelar las distintas interpretaciones sobre la experiencia creativa (Hernández Hernández, 2008). Asimismo, la IBA atenúa las barreras entre las artes y las ciencias, y se ha venido configurando como un modelo útil para la renovación de los paradigmas investigativos. También, el propósito de la IBA es la expresión y externalización de las experiencias vividas y no la elaboración de productos artísticos desconectados del contexto de su creación (Hernández Hernández, 2008). La IBA dispone de estrategias no verbales relacionadas con las artes, dentro de las cuales se reconocen las artes visuales y performativas, que resultan ser efectivas para la adquisición de hábitos, posturas reflexivas, habilidades para la comunicación y la agencia social (Haywood Rolling jr., 2010; Hernández Hernández, 2008).
Sumado a esto, este estudio también se inspiró en la arteterapia, la cual permite realizar intervenciones tanto individuales como grupales, fomenta la autonomía de las personas y realiza un acompañamiento menos directivo. Finalmente, se ha demostrado que aplicar esta herramienta con los
adolescentes promueve en ellos capacidades de liderazgo, autonomía, transformación y comprensión de sus experiencias cotidianas o traumáticas (Villafrádez Abello, 2021). Además, es una forma de expresión positiva de sentimientos, emociones y pensamientos (Mundet Bolós et al., 2015), provoca la creatividad y libertad de movimiento (Calonje y Pérez, 2018), y la comunicación directa con la subjetividad y el entorno social (Jacquin Miranda, 2014).
Los participantes del estudio fueron adolescentes que asistían como estudiantes de una institución educativa pública de la ciudad de Neiva (Huila- Colombia). Esta institución ofrece educación básica primaria y secundaria, con modalidad de bellas artes, es decir, ofrece una formación artística como eje articulador en el ejercicio de la enseñanza para promover la singularidad y la autonomía de sus estudiantes.
El grupo de participantes fue conformado por los adolescentes que cursaban el grado octavo, que para el momento de la recolección de la información eran cuatro grupos de entre 25 y 30 estudiantes. En total, participaron 90 adolescentes con edades entre los 13 y los 16 años. El 45,5 % de ellos correspondió al sexo femenino, y el 54,4 % al sexo masculino.
Este estudio tomó el taller como principal estrategia metodológica para responder a la pregunta de investigación. Esta estrategia permite el intercambio y la construcción de los significados y experiencias de cada individuo en las dinámicas grupales o de conversación en un grupo focal (Rodríguez Luna, 2012; Spink et al., 2014). A su vez, el taller facilita el espacio y el tiempo para la deliberación y reflexión en torno al sentir, pensar y hacer (Aponte Penso, 2015).
Además de ello, los talleres, por su índole participativa y dialógica, son espacios abiertos a la mediación, pues las relaciones entre investigadores y participantes se dan de modo horizontal. En este caso, los saberes de los adolescentes toman un papel protagónico, lo que les permite asumirse
como agentes constructores de sus realidades. A su vez, el taller facilita la creación de un banco de datos para almacenar fotografías, obras artísticas, grabaciones de audio, notas de campo y demás elementos que permitan la triangulación de la información (Rodríguez Luna, 2012).
Por lo anterior, para responder a la pregunta de investigación se hizo un taller diagnóstico en el que se abarcaron las principales problemáticas (documentadas en la sección anterior) relacionadas con la identidad y que aportaran a la comprensión de cuáles son las experiencias corporales mediante las cuales los adolescentes escolarizados construyen su identidad.
Dentro del taller se utilizaron elementos audiovisuales para proponer la reflexión de los participantes, y el grafiti como herramienta artística de expresión de sus experiencias y apreciaciones relacionadas con su proceso identitario. El taller se llevó a cabo durante dos días en la institución educativa. Los participantes se distribuyeron en grupos de alrededor de 5 o 6 estudiantes, para que asistieran al desarrollo de las actividades del taller. Una vez un grupo acababa el taller, se reorganizaba el espacio y se continuaba con el siguiente. La dinámica general del taller tuvo dos momentos: el primero, vivencial y el segundo, creativo, del cual resultaron las distintas narrativas sobre sus experiencias particulares en el proceso identitario. En específico, en el primer momento, los participantes fueron espectadores y discutieron brevemente sobre un video, y en el segundo momento se dio el espacio para la libre creación artística sobre aquello que consideraban los identificaba.
El salón donde tuvo lugar el taller se adecuó ubicando algunas sillas frente a la proyección de un video beam. Con mesas, se creó una división entre esa proyección y el espacio de creación, que fue un muro donde se instalaron pliegos de papel kraft, y en las mesas se dispusieron materiales como vinilos, paletas de pintura, pinceles, lápices, lapiceros, plastilinas, escarchas, marcadores, blocks de papel iris, tizas, colores y memofichas.
Así, durante el primer momento del taller, los participantes observaron, escucharon y opinaron sobre el video, el cual abordaba distintas tribus
urbanas y la identidad de género. El video tuvo una duración de 7 minutos con 24 segundos, con un total de 11 vídeos con géneros musicales como trap, reggaetón, k-pop, popular, pop en inglés y un documental sobre identidad de género. Una vez visualizado y escuchado el video, se incentivó una discusión sobre él, con preguntas orientadoras como ¿qué les pareció más significativo del video?,
¿consideran que los distintos ritmos y los videos vistos expresan maneras de identificarse presentes en sus contextos?
En el segundo momento del taller, se les expresó a los participantes que era un espacio de libre creación en el que podían emplear cualquiera o todos los implementos que estaban ubicados en la mesa, y con ellos podían plasmar aquellas experiencias corporales que los hacía sentirse identificados. En el ejercicio creativo se observó que los participantes eligieron en su mayoría la creación individual. Entre sus principales representaciones artísticas se encontraron sus gustos artísticos, actividades del diario vivir y emociones, como se verá en los resultados. Se le indicó a cada grupo que debían firmar con su seudónimo o nombre sus creaciones, y con este mismo firmar una memoficha. El recurso de la memoficha se empleó debido a la necesidad de comprender las creaciones hechas en el mural. Por tal motivo se les solicitó a los participantes redactar una breve explicación de estas.
Los recursos artísticos más empleados fueron, en primer lugar, el dibujo y la pintura, y en segundo lugar, la escritura. También, se observó una creación grupal integrada por tres (3) adolescentes, y una creación en pareja. Finalmente, también se les pidió a los adolescentes escribir sus nombres y el resumen de su experiencia en el taller al respaldo de las escarapelas que tenían, y se les brindó la oportunidad de expresar cualquier malestar, opinión o deseo allí mismo. También, tanto para la creación del mural como la opinión sobre el taller, los adolescentes tuvieron el espacio para explicar o expresar sus reflexiones.
Para el análisis de la información recabada, este estudio se apoyó en la Investigación Narrativa (IN), pues su aporte a la IBA permite que los relatos
obtenidos de las creaciones artísticas se vinculen en la comprensión de la experiencia corporal, en particular sobre las experiencias en relación con la identidad (Arias Cardona y Alvarado Salgado, 2015). Como estrategia de análisis se recurrió al análisis temático, el cual se establece como una forma de análisis para organizar, estructurar e identificar los elementos recurrentes en las narraciones de los participantes (Mieles Barrera et al., 2012). En suma, con la información obtenida a través de notas de campo, grabaciones, fotografías, videos, creaciones artísticas y narrativas, se identificaron las expresiones corporales mediante las cuales los adolescentes construyen su identidad en época de postpandemia. Entonces, con el análisis temático se estructuró y organizó la información de la siguiente manera:
Se transcribieron las notas de campo y el material audiovisual grabado. Además, en el momento en el que se hizo referencia a las obras de arte y a las narraciones producidas por los adolescentes, se utilizaron los seudónimos con el fin de proteger la identidad de los participantes. También, por cada grado se identificaron las temáticas recurrentes en las narraciones de los adolescentes.
En las narrativas de los adolescentes se evidenció la continua repetición de temáticas, por lo que se integró la información.
Una vez obtenidas las temáticas, se depuró la información y se eliminó aquella que no era contundente o no respondía a la pregunta de investigación.
Finalmente, se crearon las respectivas categorías de análisis que respondieron a la pregunta de investigación. Cada categoría se construyó con base en las narrativas que los adolescentes expresaron dentro de sus obras artísticas, lo que dio respuesta a la pregunta de investigación.
Dentro de los análisis de los resultados se incluyeron fragmentos de las narraciones que los adolescentes contaron sobre sus experiencias corporales en la
construcción de su identidad. Cada vez que se introducen sus voces en el apartado de resultados de este documento, se hace uso de comillas.
Finalmente, con el fin de hacer énfasis en las narraciones propias de cada género, se empleó el uso de la A mayúscula cuando se hacía referencia a que determinadas situaciones se presentaban únicamente en mujeres, y la O mayúscula cuando se mencionaron los sucesos que les ocurrieron únicamente a los hombres.
En el análisis de las experiencias corporales que contribuyen a construir la identidad de los adolescentes escolarizados en tiempos de pospandemia se encontraron tres principales temáticas: las experiencias corporales que tienen lugar en las prácticas cotidianas, las prácticas en relación con la pertenecía a sus grupos sociales, y las emociones dominantes que configuran su proceso identitario. Figura 1.
Figura 1. Temáticas analíticas relevantes del análisis narrativo.
Fuente: elaboración propia.
Para algunos de los participantes, la identidad es representada por aquello que realizan cotidianamente. En el día a día, ellos suelen dedicar tiempo significativo a (1) la práctica artística, ya sea el baile, la música o el dibujo; (2) la práctica deportiva, especialmente el fútbol; (3) el jugar con videojuegos; y (4) la navegación en la red. Para ellos, la formulación de su identidad está en una continua construcción y es atravesada por sus experiencias corporales. Son estas distintas experiencias e intercambios diarios con pares y ambientes lo que permite una construcción y reconstrucción del sentido de identidad en los adolescentes, y más
ahora, en la era de la pospandemia, nuevamente enriquecida por la posibilidad de interactuar y estar en varios espacios diferentes a su casa. En los adolescentes participantes, entre las principales experiencias que contribuyen a su identidad se reconocen el baile, la música y el dibujo. Por eso, la identidad es comprendida y expresada a través del arte, de los sentires y las creencias sobre sí mismos.
El arte, como, por ejemplo, la música, el baile, y el dibujo, es una actividad que prevalece en los gustos que los participantes consideraron que los identifican. Por ejemplo, el dibujo de Santiago representa una nota musical, que complementó con este mensaje: “lo dibujé porque es mi arte y es lo que me gusta”. La música juega un papel fundamental y no únicamente al interpretarla, sino también al escucharla “porque cuando estoy solo hago eso, y me relaja”, expresó Miliciano Aureliano. Entonces, la música se ha convertido en un refugio para la contención y liberación de emociones, y en un medio de socialización. También, algunos participantes expresaron su gusto por el baile: “me apasiona mucho bailar”; “me gusta bailar”; “me gusta bailar todo tipo de género, por eso hice una muñeca bailando”. Aún si la pregunta es ¿cómo me defino?, algunas de lAs participantes reconocieron que “es con el baile y la música”; “me defino con el baile y la música”; “me identifica y lo dibujé porque me gusta el canto, la danza, y siento que mi actitud es algo que me representa muy bien”. Es decir que para lAs participantes, la música es un arte en diálogo con las demás expresiones artísticas conocidas. Entonces, la música sirve, en algunas ocasiones, para escuchar, en otras, para bailar, o en otras más, para interpretar. En suma, la música es fundamental en su autorreconocimiento y el cuerpo es, también, sustancial para la relación con este arte.
Además del baile y la música, las prácticas deportivas juegan un papel fundamental en la construcción de identidad, especialmente en lOs adolescentes participantes. El fútbol aparece de manera constante en los dibujos y expresiones escritas, por ejemplo: “el fútbol es algo que me apasiona y que me ayuda a despejar la mente”. Este deporte, a su vez, parece dar sentido a las experiencias corporales cotidianas actuales, puesto que no son formuladas únicamente para el presente. Los chicos añoran con el fútbol: “cuando sea mayor de edad quiero ser futbolista”. Otras
expresiones van relacionadas con su vivencia actual con este deporte y cómo su estado de ánimo mejora con su práctica: “yo me siento identificado por lo que me gusta jugar fútbol, y también me gusta jugar en el celular, y en el Play, y por eso todos me conocen así”; “yo me identifico mucho con mi dibujo, porque cuando estoy en los momentos malos se me pasa la tristeza, el aburrimiento, y me llega la felicidad jugando a este deporte”; “es algo que me apasiona y que me ayuda a despejar la mente”; “me siento capacitado para ser un gran deportista, etc.”.
Como objeto de identidad, los adolescentes se vinculan a referentes o prototipos sociales reconocidos en su medio. Por ello, en sus narraciones ellos expresan, en relación con el futbol, que: “Cristiano Ronaldo me representa por la disciplina que él tiene para lograr sus objetivos y superarse cada día, para ser el mejor en el deporte que ambos nos gusta”. Además de los personajes que son referentes a seguir, los espacios que habitan son también elementos de significación identitaria. Por ejemplo, la cancha de fútbol “representa, que a mí me gusta el fútbol, porque cuando sea mayor de edad quiero ser futbolista”.
También, los adolescentes usan las redes sociales y los videojuegos como experiencia de identificación que involucra su experiencia corporal día a día, ya que a través de estos medios ellos se activan emocional y corporalmente, pues, aunque sea en una pantalla, están interactuando con sus pares y desconocidos que tienen los mismos gustos. Ejemplo de ello son los comentarios sobre el uso de los videojuegos como medio de expresión corporal identitaria: “a mí me gusta jugar juegos antiguos como Tetris, Sonic, Mario Bros, etc…”; “a mí me gustan mucho los juegos y con ellos me identifico”; “me gusta el Minecraft, el Roblox, Call of Duty y Ápex”. También, se logra entrever que las experiencias corporales identitarias se ajustan a los cambios que van viviendo a lo largo de su ciclo vital. Entonces, el videojuego se configura como parte principal de los contextos habitados del pasado y del presente, pues incluso son parte de sus elementos de recordación cuando se les pregunta a lOs adolescentes por aquello que los identifica. Por ejemplo, M. plasmó videojuegos en su dibujo y mencionó que es “porque fueron algunas de mi infancia y otros mis favoritos”.
Finalmente, se pudo comprender que las distintas experiencias corporales no se dan únicamente en lo tangible. Acerca de la navegación en la red se encontró que también hay una preferencia a pasar parte de sus días en contacto mediante sus redes sociales: “me identifica es que… permanezco mucho en mis redes sociales” (figura 2). Las redes son un medio de comunicación y conexión tan real como el que se tiene al estar cerca del otro, y que permite acortar distancias, pues con las tecnologías estas se reducen. De ahí la preferencia de los adolescentes por el teléfono celular o los computadores, pues este fue su único contacto con su red social en época del aislamiento social causado por la covid-19.
Figura 2. Dibujo que representa lo que identifica a los adolescentes.
Fuente: producción artística de Miliciano Aureliano (Seudónimo).
Los referentes que construyen identidad aparecen a lo largo de la vida, y la etapa adolescente parece ser el inicio de la elección consciente de ellos. En los relatos y creaciones realizadas en el taller se observó
(1) la afinidad de algunos participantes por ciertos grupos musicales y la elección de prendas de vestir relacionadas con ellos. Así mismo, se evidenció (2) la vinculación de los participantes a la comunidad LGBTIQ+. Y finalmente, se reconoció (3) la incertidumbre al no identificarse o sentirse parte de un grupo o comunidad.
La música pareció ser la columna vertebral en las narraciones sobre la formulación de identidad, pues algunos participantes expresaron vestir según el género musical del cuál son fans. Así mismo, reconocieron que no solo es la música lo que los identifica, sino también la cultura derivada del género que es de su preferencia. Así lo expresó una participante: “yo creo que pertenezco a lo urbano porque me gusta aplicarlo bailando o en mi estilo cuando me visto. Por eso me siento identificada en lo urbano”.
La pertenencia también estuvo vinculada directamente a la comunidad LGBTIQ+. Algunos participantes expresaron las experiencias de identidad provocadas al reconocerse parte de esta comunidad. Para Cachona Shey fue importante plasmar en el lienzo un dibujo diciendo “que no tenemos que avergonzarnos por ser lo que somos.
¡Sí!, siempre al amor propio”. Por su parte, dos participantes narraron su experiencia y el proceso de aceptación. M.f1 mencionó: “yo me identifico como una persona bi, porque me atraen los dos géneros, solo que a veces me siento confundida, porque no sé cómo hablar de esto con mis papás, o cómo decirlo a el mundo. Por eso no quería hacer nada en la cartulina”. Por su parte, M.S dio su opinión respecto al amor: “yo hice una flor de la bandera arcoíris mostrando que no importa el camino que tomen, a quien ames, como te identifiques, y demás maneras de expresarlo con ellas” (figura 3). A través del reconocimiento de su orientación sexual, los adolescentes participantes se sienten con la fortaleza de expresarse tal y como son. Sin embargo, el entorno social es reconocido como un escenario que los reta, pues siguen viendo complicados algunos espacios de relación y conversación sobre estas temáticas que los identifican, como es el caso de los diálogos que quisieran entablar con sus padres. En este caso, el colegio les ha permitido un lugar de expresión más libre en tiempo de pospandemia.
Figura 3. Flor con los colores de la comunidad LGBTIQ+.
Fuente: Producción artística de M. S. (Seudónimo).
Finalmente, en los relatos de pertenencia se observó en un reducido grupo la presencia de la incertidumbre con respecto a la pertenencia a grupos. Ejemplo de ello es la narrativa de unA participante, quien expresó: “pues no realicé nada, ya que no tengo nada con lo cual me identifique”. En estos casos, las creaciones artísticas realizadas para expresar qué los identifica fueron una manifestación de lo contrario. Es decir, sus dibujos querían mostrar que no hay grupos o afiliaciones fuertes que los vinculen a tal punto de que sean parte de sus elementos de identificación. Por ejemplo, la pintura de Metanoia decía “no tengo la necesidad de seguir la corriente”, y amplió en otro espacio “no estoy de acuerdo con todo, y no me parecen muchas cosas. Sin embargo, el poder estar bien en comunidad es el respeto. No me identifico”. También, la incertidumbre y confusión, producto de la construcción de identidad, dio paso a que, por ejemplo, unA adolescente no realizara la actividad del grafiti, pero escribió en su memo ficha que “la razón por la que no realicé nada fue porque no estaba segura de qué hacer, y en realidad me sentía incómoda, y pensé en dibujar lo que me representaba, pero también no lo hice por pena”. Con este último comentario se puede sumar que, a pesar de ofrecer en el taller un espacio de confianza y que no encontraban figuras de autoridad tradicionales del colegio presentes, sigue habiendo reparos para sentirse cómodos y expresar sus ideas, más cuando se trata de decir lo que ellos son o piensan.
Por último, dentro del taller se puso en tela de juicio aquello que los participantes conocen de sí mismos. Se indagó sobre aspectos profundos y relevantes acerca de sus vidas y la manera en que se relacionan con el mundo después de la pandemia. Las reflexiones de este tipo resultaron en el afloramiento de emociones, sensaciones como (1) desesperación, (2) rareza, (3) soledad y (4) tristeza, ligados a la construcción identitaria a través del cuerpo.
El arte fue el medio de expresión privilegiado para aquellas emociones de desesperación que resultan de la influencia e interiorización de las creencias sociales que se tienen respecto al “ser adolescente”. Así lo expresó un participante: “mi dibujo representa la desesperación que conllevan las críticas, mentiras, etc., estas cosas pueden desencadenar problemas de autoestima como también depresión y esas cosas a veces llevan al suicidio”. Los adolescentes reconocen que en las exigencias de su entorno encuentran un lugar de desesperación e incomodidad, pues no saben si podrán satisfacerlas. Entonces, ante la sensación de constante incertidumbre vienen problemas de autoestima que, de a poco, pueden irse agravando hasta llegar a la depresión e incluso a la ideación suicida, o en algunos casos a intentar el suicidio como manera de salirse de estas exigencias. En la (figura 4) se representa esta desesperación con una persona de rodillas llorando, lo que parece ser sangre cubriendo este llanto, rodeado de varios ojos que observan y una sonrisa burlona.
Figura 4. Ojos que observan.
Fuente: Producción artística de participante.
Así, también se observaron y leyeron expresiones de extrañeza. Un ejemplo son los relatos que hacían los participantes de sus dibujos, pues explicaban: “yo dibujé cómo me siento, porque me siento raro, siento que me observan y mi cabeza está vuelta nada gracias a mi depresión” o “las manchas representan los sentimientos confundidos de las personas de cómo se sienten, cómo piensan y cómo actúan todas esas confusiones”. De acuerdo a lo anterior, los participantes mencionan experimentar extrañeza habitando sus propios cuerpos, pues ante la multiplicidad de sensaciones se sienten confundidos respecto a lo que sienten y piensan, y además se sienten extraños en el relacionamiento con el otro, pues debido a la constante exposición a los comentarios de terceros se sienten observados y no saben cómo sentirse o actuar al respecto. En consecuencia, un participante representó en su dibujo una persona con líneas enredadas en su cabeza para hacer alusión a que “su cabeza está vuelta nada”, y otro incluyó una suma de colores y trazos en color negro que se suman a una composición artística abstracta en la que él quiso mostrar sus confusiones.
Por su parte, la soledad se encontró bajo el camuflaje de los símbolos y la comparación que
hacen los participantes entre ellos. Ejemplo de ello es el relato de L.R., quien expresó: "me identifico con los colores y las estrellas, porque los colores representan felicidad. Las estrellas que, porque más que estén ahí solitas, iluminan y son muy brillantes como yo". También, en relación con esta misma sensación de soledad, se encontró el relato de una participante quien mencionó: “la mayoría de las veces me siento sola, pero hay personas que me hacen feliz. Entonces, a veces, no me siento tan sola”. Es importante destacar que la mayoría de las experiencias relacionadas con esta temática fue descrita por lAs adolescentes, en donde se narraron como estrellas, haciendo referencia a que se sienten distantes y solitarias, pero se sienten especiales y por ello brillan.
Por su parte, la tristeza se encontró escondida entre líneas. Por ejemplo, Estrella escribió: "la mariposa me representa porque ellas no pueden ver lo hermosas y delicadas que son, no pueden ver cómo irradian felicidad. Lo que me pasa, yo muchas veces no me puedo ver linda o algo así, la verdad, y eso ocasiona que esté triste porque no puedo ver mi felicidad como algo bueno. Por eso siento que la mariposa me representa y aunque ellas estén rotas nunca lo demostrarían, eso es lo que pienso". Aquí Estrella sabe que es una persona linda e incluso podría ser feliz, pero a pesar de reconocerlo, se mantiene una sensación de tristeza que opaca estas virtudes. Entonces, la referencia a ser una mariposa es porque ellas no saben de su belleza, y de lo bueno que pueden irradiar. Pero a esto se suma también la tristeza como algo inmanente y con lo que se lucha y se espera no dejar ver a los demás. Por otro lado, Fulano de Tal mencionó sobre su dibujo “lo dibujé porque es como se sienten varias personas, incluyéndome :(”. Con este se refuerza la necesidad que los participantes sienten de ocultar su tristeza. A través de una careta que permite preformarse en la realidad social para dejar ver solo lo bueno y ocultar las emociones de dolor y tristeza. Por último, Milu expresó esta misma situación, pero bajo la analogía de reconocerse como la Luna, pues este satélite, a pesar de todas sus fases lunares, debe continuar brillando. Entonces, para Milu no importa cómo se sienta, ella debe seguir poniéndose en la escena social como si no pasara algo con sus sentimientos.
Finalmente, se ve que las experiencias corporales de los adolescentes en relación con la identidad se encuentran en su mayoría atravesadas por el arte y el hacer con el cuerpo; también por el quehacer cotidiano que, a su vez, incluye prácticas musicales, artísticas, deportivas y el uso constante de la red. Además, aparece el sentido de pertenencia hacia grupos creados alrededor de lo musical, la orientación sexual y la incertidumbre. Por último, los participantes reconocieron distintas emociones, en su mayoría vinculadas con sentimientos de tristeza. Es importante resaltar que el ambiente del taller estuvo protagonizado por la música. Por ende, las creaciones y relatos expresados por los adolescentes estuvieron vinculados, principalmente, a este elemento artístico.
Las experiencias corporales mediante las cuales los adolescentes construyen su identidad en tiempos de pospandemia están enmarcadas principalmente por expresiones artísticas como la música, el baile y el dibujo, en las que ellos se inscriben en el quehacer cotidiano. Como también fue determinado en el estudio de Calonje y Pérez (2018), el baile, por estar alejado de la verbalización, aporta simbólicamente a la construcción de identidad debido a la historia contada en cada movimiento. En este estudio también la música y el dibujo se suman a la experiencia de forjar un sentido de identidad a partir de ejercicios de expresión por otros medios alternos a la verbalización. De los relatos que los adolescentes expresaron en este estudio, se puede determinar que estas expresiones artísticas se configuran como elementos de autorreconocimiento, en los cuales el cuerpo es sustancial en la dialéctica cuerpo-arte.
También, así como en Botella et al. (2008), este estudio reconoció que entre los elementos de la construcción identitaria se encuentran narrativas emocionales que ponen a los adolescentes en la escena social de manera particular. Con base en lo anterior, y en consecuencia de la readaptación al escenario escolar después de meses de aislamiento, en las narraciones de los adolescentes se encontraron emociones y sensaciones cargadas de extrañeza, incomodidad, soledad, desesperación y tristeza. Entonces, los adolescentes participantes están transitando por un proceso de constante
transformación de las emociones que pasan por, hacia y desde el cuerpo para aportar en la configuración de su identidad.
En los relatos de autoidentificación también se observó como elemento sustancial el uso de redes sociales. Los adolescentes reconocieron en la interacción digital experiencias corporales como la activación emocional. En línea con la investigación de Linne (2016), se reconoció que es realmente efectivo el empleo del concepto multimidad, puesto que los adolescentes interactúan frecuentemente en sus redes sociales y eligen qué tanto están dispuestos a compartir sobre sí en ellas.
Otro elemento para rescatar del presente estudio en lo relativo a los procesos identitarios y sus cuerpos, tiene que ver con su puesta en la escena social según el vestuario que utilizan. El cómo vestir sus cuerpos es una decisión relevante dentro de su experiencia de estar en el mundo. Benites y Quispe (2016) también reconocieron este aspecto. La vestimenta está influenciada por el medio social, los estados de ánimo y sus preferencias. En particular, en este estudio se ve la influencia de los géneros musicales como el rock y el reggaetón en el proceso de elección de atuendos, sobre todo en lAs adolescentes.
Por último, y sobre todo para lOs adolescentes, volverse a reunir en escenarios deportivos también aporta al proceso de construcción identitaria debido a las distintas interacciones que se producen en estos contextos. De acuerdo con lo mencionado por lOs adolescentes, el fútbol es un deporte que toman como referente para la adquisición de hábitos, disciplina y trabajo físico, evidenciado en los futbolistas a los que admiran.
Dentro de los elementos destacados a lo largo de la investigación resalta la influencia del contexto social y familiar en relación con sus experiencias corporales, y el quehacer cotidiano atravesado en su mayoría por el arte. Además, se considera importante mencionar la escuela como el lugar de mayor permanencia de los adolescentes luego de la pandemia, debido a las múltiples relaciones que se establecen allí entre pares y las jerarquías con docentes o directivos. Las distintas fluctuaciones
características propias de la etapa adolescente confluyen en torno a las experiencias abordadas a lo largo de la investigación. Debido a ello, resulta necesario que dentro de la escuela se creen canales de escucha y diálogo, en los cuales los y las adolescentes se sientan seguros de poder manifestar aquello que les suscita dudas o malestares. Finalmente, es importante que se fortalezcan espacios como la escuela de padres, con el fin de abrir el camino para que los padres o cuidadores conozcan las múltiples problemáticas que aquejan a la población adolescente y se doten de herramientas que les permitan comprenderlas y afrontarlas.
Las autoras manifestamos que durante la ejecución del trabajo o la redacción del artículo no han incidido intereses personales o ajenos a nuestra voluntad, incluyendo malas conductas y valores distintos a los que usual y éticamente tiene la investigación.
Las autoras agradecen a los adolescentes participantes del estudio y a la Universidad Surcolombiana por su apoyo financiero de la investigación “Significados que los y las adolescentes les atribuyen a sus experiencias corporales”, de la cual se tomaron parte de los resultados que este artículo presenta. También, se agradece al grupo de Investigación CRECER y, particularmente, a su semillero Bienestar y Artes donde se trabajó colaborativamente en la creación y puesta en marcha del proyecto social “Conversaciones en el Jardín” que permitió hacer sinergias con el proyecto investigativo antes mencionado, y que ahora se implementa en la Institución Educativa CEINAR en la ciudad de Neiva.
Por último, las primeras tres autoras agradecen a la asesora del trabajo investigativo (Miryam Cristina Fernández) por su colaboración, dedicación y orientación en cada paso de este proceso. Y a nuestros familiares por su paciencia, apoyo incondicional y motivación durante nuestra carrera universitaria.
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