De ciudad industrial a ciudad del conocimiento: un estudio comparativo de Singapur y Medellín, mediados del siglo XX y comienzos del XXI


From Industrial City to Knowledge City: A Comparative Study of Singapore and Medellín, Mid-20th and Early 21st Centuries


Luisa Fernanda Arango Sánchez y Laura Carbonó López



Resumen: El siguiente artículo se presenta como un ejercicio de reflexión en un análisis comparativo de dos ciudades que, a pesar de su distancia geográfica, han concebido modelos de desarrollo similares en la búsqueda de la inserción en las dinámicas económicas globales. Para este caso en concreto, se tomaron como ejemplos a Singapur y Medellín puesto que ambas se han erigido como referentes internacionales en temas de planificación urbana y crecimiento económico. En la primera parte de este escrito se realizará un acercamiento histórico, económico y urbano tanto de Singapur como Medellín para comprender el proceso de transformación hacia lo que se conoce como «ciudades del conocimiento». Para el desarrollo de esta investigación se consideró el proceso de transición emprendido por los dirigentes de ambas urbes para abandonar el modelo económico primario y secundario y virar hacia una economía del conocimiento. Finalmente, con esta reflexión se pretende reflejar las diferencias de base entre ambas ciudades que han producido resultados diferentes: aunque el objetivo fue el mismo (propender a sociedades innovadoras), las condiciones locales, culturales, sociales y políticas permitieron que Singapur alcanzara rápidamente un desarrollo económico sin precedentes en tanto que Medellín conserva aún un desarrollo económico moderado.

Palabras clave: Singapur; Medellín; industria; ciudad del conocimiento; políticas públicas.

Abstract: The following article is presented as a reflective exercise in the comparative analysis of two cities that, despite their geographical distance, have conceived similar development models in the search for insertion into global economic dynamics. For this case, Medellin and Singapore were taken as examples since both metropolises have emerged as international models in urban planning and economic growth. For the development of this research, the transition process undertaken by the leaders of both territories to abandon the primary and secondary economic model and move towards a knowledge economy was considered, as postulated by the thinker Saskia Sassen when she argues that modern regions must transform their old material economies (based on the textile industry, mining, agriculture, etc.) towards knowledge- based economies. The study also reflects the underlying differences between the two territories that have produced different results; although the objective was the same (to advocate for innovative societies), local, cultural, social, and political conditions allowed Singapore to rapidly achieve unprecedented economic development while Medellin still retains moderate economic development.

Keywords: Medellín; Singapur; industry; knowledge city; public policies.


Artículo de reflexión/ Reflexion article

Cómo citar este artículo: Arango, L. F., y Carbonó, L. (2024). De ciudad industrial a ciudad del conocimiento: un estudio comparativo de Singapur y Medellín, mediados del siglo XX y comienzos del XXI. Jangwa Pana, 23(1), 1-16. doi: https://doi.org/10.21676/16574923.5381

Recibido: 05/07/2023 | Aceptado: 09/04/2024 | Disponible en línea: 29/04/2024


1 * Investigadora independiente – Correo: lufarangosa21@gmail.com– ORCID: https://orcid.org/0009-0004-4334-8573

Introducción

Progresivamente, las ciudades del globo han comenzado una transición paulatina en el enfoque de sus políticas urbanas con sus respectivas actividades económicas, centrando sus esfuerzos hacia la concreción de un modelo urbano global de desarrollo. En el presente, es cada vez más notorio cómo las políticas urbanas están alineadas con las nuevas tendencias en la formación de regiones conectadas y movimientos de capital, que apuntan a maximizar sus beneficios.

El siguiente trabajo se ha configurado como un artículo de reflexión que pretende elucidar un estudio comparativo entre Singapur y Medellín con el objetivo de analizar sus procesos de globalización y los impactos que han tenido en estas nuevas «ciudades del conocimiento», asumiendo que la variable más importante para entender el desarrollo económico es el entendimiento de su propia historia, como ha señalado Saskia Sassen (2007). La joven ciudad-Estado1 de Singapur ha logrado, desde el momento de su independencia en 1963, mejorar su posicionamiento como puerto de intercambio de mercancías, lo que ha tomado a su favor para impulsar su economía, convirtiéndose en un referente para el desarrollo a nivel planetario y erigiéndose como un modelo de innovación y planeación urbana para el resto de urbes a lo largo del globo.

En 2016, la ciudad de Medellín, capital del departamento de Antioquia (Colombia), recibió el premio Lee Kuan Yew en la ciudad-Estado asiática Singapur, considerado el «Premio Nobel de las Ciudades». Este galardón «es un reconocimiento que desde el año 2010 entrega la Autoridad de Redesarrollo Urbano de Singapur (URA) y el Centro para Ciudades Habitables (CLC) que destaca aquellas urbes que promuevan innovación en soluciones urbanas y desarrollo sostenible» (Martínez, 2016). Esta distinción se tradujo en el arribo de inversión extranjera puesto que reafirmó el nuevo imaginario de Medellín como una ciudad segura, competitiva e innovadora capaz de insertarse en las economías globales.


1 Concepto utilizado para nombrar un Estado que es compuesto por una sola ciudad debido a un escaso territorio a su alrededor y que, en lo concerniente a lo político, actúa de manera soberana e independiente con toda la autoridad que le compete a cualquier Estado.

Metodología

Todo estudio en ciencias sociales, humanidades e historia debe partir de un corpus documental, resultado de una exhaustiva recopilación y gestión de fuentes primarias y secundarias, las cuales reposan en diversas bases de datos como archivos digitales y físicos a nivel nacional e internacional. La propuesta metodológica cualitativa aplicada en el desarrollo de este escrito, en particular, se caracterizó por un proceso de construcción de argumentación teórica de corte interdisciplinar (Maxwell, 1996). Esta postura obedece a una búsqueda de conexión de diferentes disciplinas como la economía, el urbanismo y la historia para llegar a unas consideraciones finales. A su vez, se utilizó el método comparado con el objetivo de buscar similitudes y disimilitudes entre las ciudades de Singapur y Medellín (Fideli, 1998).

Respecto a la elección de las dos ciudades, se partió del galardón recibido por Medellín de parte del Gobierno singapurense ya que la ciudad antioqueña ha intentado replicar fuertemente el modelo institucional que ha llevado a Singapur a ser reconocida como ciudad del conocimiento. Esto se debe a que ambas urbes comparten un pasado colonial común (aunque no por la misma metrópoli europea) que fomentó la implementación de un modelo económico que permitiera el máximo aprovechamiento de los recursos y de la localización. Posterior a los procesos de independencia, se produjeron transformaciones históricas, sociales y económicas que llevaron a estas dos regiones a buscar, bajo sus instrumentos gubernamentales, modelos de innovación en la planeación urbana para el mejoramiento del territorio.

Desarrollo del trabajo

Fase de formación de la industria y crisis del modelo de desarrollo en Singapur y Medellín

Si se estudia el desarrollo de la ciudad-Estado2 de Singapur en una línea de tiempo, sería posible ver el cambio profundo y acelerado que ha experimentado el pequeño territorio durante los últimos cincuenta años. La república parlamentaria, localizada en el sudeste asiático


2 Se utilizarán las palabras «urbe», «ciudad» y «metrópoli» como sinónimos (así también lo indica la Real Academia Española [RAE]) para no sobreexplicar el concepto de ciudad-Estado con el que se designa a Singapur por su condición sociopolítica.

(figura 1) y que actualmente tiene uno de los productos internos brutos (PIB) más altos del mundo, era solo una colonia británica de 600 km2 en 1960. Sin recursos naturales y minerales para crear una economía extractiva, los británicos instalaron allí una base aérea y naval aprovechando la posición estratégica del archipiélago, en la cual empleaban a 40.000 de los 1.600.000 habitantes de la isla, ingresos que representaban el 20 % del PIB (Sevin, 2012).

En 1963, año en que se proclamó la independencia del territorio, Singapur acabó anexionándose a la Federación

de Malasia. Esta unificación se sostendría hasta el 9 de agosto de 1965, año en que la ciudad-Estado fue expulsada debido a las diferencias ideológicas entre el líder malayo Abdul Rahman y el líder singapurense Lee Kuan Yew, quienes discrepaban radicalmente «en cuestiones de distribución de poderes, en particular entre chinos y malayos, así como en opciones sociales, en particular la de un Estado laico al que el Primer Ministro de Singapur está firmemente unido» (De Koninck, 2020, p. 202).


Figura 1.

Localización de Medellín y Singapur en el mapa


Fuente: elaboración propia a partir de Wikipedia


Lee Kuan Yew (representante del People Action Party [PAP]) procuró velar por el bienestar de sus ciudadanos ya que, a diferencia del país vecino, eran en su mayoría chinos (alrededor del 75 % de la población), en tanto que malayos, indios y personas de otras etnias representaban una minoría en el territorio. También quedó claro para el líder que «el modelo democrático liberal occidental no se podría aplicar en un país en desarrollo» (Salvá, 2015) como lo era Singapur en ese momento y que solo la estabilidad política y la planificación a largo plazo podrían erigirse como los medios para concretar el crecimiento económico del país (Behrentz, 2015).

Sin embargo, las condiciones preexistentes en el territorio no parecían favorables para la consolidación de una economía próspera, sobre todo considerando que, para el momento, los países en vías de desarrollo se enfocaron en un modelo de economía extractiva en tanto que los países desarrollados tenían a su disposición las herramientas y los conocimientos necesarios para procesar las materias primas. El contexto entonces no era favorable a la ciudad-Estado, que no contaba con recursos naturales para explotar ni capital social que le

permitiera un desarrollo autocentrado3, y menos aún una tradición empresarial que pudiera favorecer el desarrollo de una industria naciente. Estos factores se verían agravados por la ausencia total de un proyecto de Estado- nación que propiciara la cohesión y consolidación de una identidad territorial.

Ante estas condiciones desfavorables, Lee Kuan Yew se comprometió con la tarea de diseñar soluciones creativas y efectivas que permitieran el surgimiento del desarrollo industrial y la consolidación de un imaginario de «ciudad funcional, limpia, segura y acogedora» (Sevin, 2012, p. 1). Así comenzó a fortalecerse progresivamente un modelo según el cual el crecimiento económico y la planificación urbana estarían íntimamente entrelazados, condición que el geógrafo canadiense De Koninck (2020) ha denominado la «revolución del territorio» o

«hiperdesarrollo» (p. 201).

Para hacer frente a la evidente falta de capital social, la respuesta del Gobierno fue implementar un desarrollo extrovertido ciñéndose a la política de «promover las exportaciones», patrón en el cual «se definen productos que probablemente se venderán en el mercado mundial y facilita su producción al abrir el país a las multinacionales» (Competencia CAP, 2020). En este modelo se entiende como responsabilidad del Gobierno la consecución del capital extranjero necesario para fortalecer el crecimiento económico. Este enfoque les ofrece a los inversionistas la facilidad del posicionamiento estratégico de la ciudad-Estado, así como «un sistema tributario muy favorable» con el cual se proclama «una libertad de intercambio casi total, en particular en el campo de la electrónica y las construcciones eléctricas» (Sevin, 2012, p. 3).

Al mismo tiempo, el Estado procedió con la creación de agencias como la Junta de Desarrollo Económico (1961) con el objetivo de coordinar las inversiones extranjeras, gracias a las cuales se construyó el primer parque industrial: el Polígono Industrial Jurong, con el que se

impulsó un proceso más activo de exportaciones. Finalmente, el permiso de las deducciones salariales garantizó el nacimiento del ahorro nacional y el acceso de la población a la salud, la propiedad privada y la pensión.

Para compensar la falta de tradición empresarial, el Gobierno procedió con la creación de empresas con capital público, particularmente en sectores poco atractivos para los inversores extranjeros tales como las agencias inmobiliarias, el desarrollo de parques industriales y las empresas navieras. Ahora bien, se contempló este proceso de renovación aunado a una política de calificación de la fuerza laboral que propendió a una mejora del nivel educativo del grueso de la población, impulsando así el modelo de sociedad del conocimiento.

El Gobierno singapurense apuntó a incrementar la competitividad, tanto de las instituciones como de sus pobladores, para así poner en marcha una política de innovación que estimulara el progreso y desarrollo de la nación. En este orden de ideas, la planificación regional fue el mecanismo a través del cual se logró concretar el ambicioso proyecto de innovación urbana y social (De Koninck, 2020, p. 201), principalmente en términos de vivienda a través de la reubicación de los habitantes en la periferia para evitar el hacinamiento en el centro de la ciudad y favorecer de tal forma la distribución de la población en todo el espacio4 (figura 2). En cuanto a educación, se propendió a la secularización de la enseñanza y se priorizó el inglés, modelo heredado del régimen británico. Por último, el empleo se benefició de la construcción de 151 fábricas en el Polígono Industrial Jurong a partir de 1965 y con la imposición de cláusulas que alentaron a las empresas extranjeras a asumir la responsabilidad de «capacitar a ingenieros y gerentes [...]

[y] los que vienen del exterior serán llamados a ser rápidamente reemplazados por estos ingenieros y gerentes locales recién nombrados» (De Koninck, 2020, p. 210).



3 Proceso de desarrollo económico de un país que se centra en la satisfacción de necesidades básicas.

4 Proyecto apoyado por la Junta de Vivienda y Fomento y creado en 1960. La cesión de terrenos en el centro de la ciudad permitió el desarrollo de nuevos espacios, la recuperación del patrimonio como

«los antiguos barrios étnicos de Chinatown, Kampung Glam y Little India, [...] así como el antiguo centro colonial que se convierte en el

Distrito Cívico y Cultural» y la gentrificación (Sevin, 2012, p. 11). A través de la distribución más equitativa de la población en todo el territorio nacional fue posible sortear la escasez de viviendas, la precariedad de las condiciones de vida y la sobreutilización de los servicios en la zona.

Mapa 1.

La redistribución de la población en Singapur para el 2010


Fuente: tomado de De Koninck (2020)

En la búsqueda por consolidar el proyecto de Estado- nación, Lee Kuan Yew se inclinó por el mestizaje étnico y cultural (proyecto que él denominó la Supervivencia de la Nación). Simultáneamente, este líder eligió los elementos que constituirían la historia nacional, sobre todo los heredados de los británicos. Sin embargo, resulta paradójico que esta herencia, «que no es la de ninguna de las comunidades presentes» (Sevin, 2012, p. 11) haya sido priorizada y encumbrada en el proceso de construcción de la memoria colectiva y la identidad singapurense.

Para lograr la cohesión social, las nuevas ciudades «han servido como una potente herramienta de integración nacional, aplicando todo un sistema de cuotas que garantiza el mestizaje» (BBC Mundo, 2015). Más allá de la construcción de una identidad y la implementación de políticas de vivienda, educación y creación de empleo, las innovaciones afectaron

a un conjunto de sectores que incluyen, en particular, la gestión y mejora del suministro de agua, el enverdecimiento sistemático del territorio y la revegetación de sus elementos construidos, el control estricto del tráfico de automóviles, el desarrollo del transporte masivo, incluido el ferrocarril, las instalaciones portuarias y aeroportuarias, estas capacidades


innovadoras se comercializan a escala internacional, convirtiéndose así, como veremos, en una fuente importante de financiación para el estado e... ¡innovación! (De Koninck, 2020, p. 211).

Ahora bien, aunque tanto Singapur como Colombia fueron colonizados por naciones europeas, sus modelos de desarrollo económico difirieron por las condiciones políticas. Durante el siglo XIX Singapur fue una colonia británica perteneciente a la Compañía Británica de las Indias Orientales y su funcionamiento viró como puerto libre que comerciaba productos para China continental, Batavia (Yakarta) y Manila. Con la irrupción de la Segunda Guerra Mundial, el territorio fue ocupado por los japoneses al tratarse del mayor puerto aliado en sudeste asiático. Tras la rendición de Japón en 1945, Singapur quedó nuevamente en manos británicas hasta la llegada de Lew Kuan Yew en 1963.

Por su parte, con la declaración de independencia de la monarquía española el 7 de agosto de 1819, Colombia se convirtió en una nación dedicada a la explotación de recursos naturales a la usanza de la tradición colonial. La ciudad de Santafé de Antioquia, capital de la provincia que lleva el mismo nombre, fue el foco de la economía

local debido a la extracción de oro. Esto le dio al pequeño pueblo el privilegio de ser una de las ciudades más importantes durante más de tres siglos, hasta que en 1850 comenzó el declive de la minería aurífera.

Aprovechando esta situación, la Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín, la cual había experimentado un lento desarrollo económico debido a las precarias vías de comunicación, inició un paulatino despegue de su economía gracias a la inversión en educación, transporte e higiene, y al fortalecimiento de las instituciones religiosas y civiles a lo largo del siglo XIX. Medellín se convirtió así en el epicentro comercial, transformándose en depositaria de bienes y consolidándose como centro de la actividad financiera local.

El capital pagado a la ciudad gracias a la explotación de oro y a la plantación de café favoreció durante las primeras décadas del siglo XX un auge de la actividad financiera al incentivar la creación de proyectos industriales por parte de banqueros y comerciantes, y al mejorar las oportunidades de empleo y educación para la población. Este escenario sería muy atractivo para los campesinos de la región, quienes verían en el éxodo rural hacia la ciudad la posibilidad de incrementar sus ingresos y mejorar sus condiciones de vida.

El crecimiento demográfico y la migración permitieron a su vez la proliferación de la fuerza laboral necesaria para la naciente industria textil, reemplazando así las importaciones comerciales y aumentando el número de exportaciones. El desarrollo del sector manufacturero, apoyado en el proceso de la denominada colonización antioqueña5, posibilitó el desarrollo del sector agropecuario ―principalmente cafetero―, que dio lugar al anclaje de la Villa de Nuestra Señora como epicentro económico del departamento de Antioquia (Vélez- Tamayo, 2014, p. 26).

Tras el boom cafetero en Colombia, el país orientó su economía a satisfacer la demanda de café en los mercados mundiales. Este sería el escenario hasta la Gran Depresión de 1929 acaecida en Estados Unidos, la cual afectó a la economía mundial y repercutió directamente en el colapso de los precios del café y el oro en el mercado internacional. En la década de 1930, la industria manufacturera colombiana comenzó a despegar sobre la base de la producción de bienes de consumo que se


5 Programa de gobierno enfocado en la colonización de tierras en barbecho y la expansión de fronteras agrícolas (López, 2017).

adaptaron a un mercado pequeño como el colombiano (Garay, 1998, p. 21). Estos hechos contribuyeron a la adopción de medidas proteccionistas para evitar la competencia con industrias mucho más dinámicas y que, finalmente, impulsarían el desarrollo de la industria textil en Medellín.

Empero, el costo de importación de maquinaria era elevado a comparación de las ganancias percibidas, situación que socavó los esfuerzos por consolidar una industria textil autóctona. Esto condujo a un cambio en el modelo de desarrollo económico, pasando así a la producción nacional de insumos para reemplazar las importaciones extranjeras. De tal forma, solo a partir de mediados del siglo XX se puede evidenciar un cambio radical en las formas económicas de la ciudad de Medellín, lo cual impulsaría la transformación de su economía en pro de una fuerte tecnificación de los métodos.

Siguiendo esta lógica, el Gobierno de Alberto Lleras Camargo (1945-1946) adoptó el modelo ISI (Modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones) en 1945, el cual buscaba la sustitución paulatina de bienes importados por bienes de producción local, como el algodón para la industria textil. Los principales objetivos de este enfoque fueron incrementar el empleo local, reducir la dependencia de los mercados externos y su volatilidad, y mejorar los términos de intercambio. Con este cambio, la industria textil colombiana experimentó un crecimiento desproporcionado, aumentando su PIB nacional en un 5,2 % entre 1945 y 1974 (Sánchez, 2013,

p. 191).

El incremento de la demanda de productos nacionales a partir de la década de 1950 se tradujo finalmente en un beneficio para el sector textil, en especial para Medellín, ciudad en la cual se emplazaron la mayoría de las empresas textiles del país. Como resultado, el sector se consolidó como el más grande de Colombia, representando el 52 % de la industria manufacturera en 1945 (Sánchez, 2013, p. 192). Durante este lapso, las empresas desarrollaron estrategias para mejorar su productividad y disminuir costos, tiempo y mano de obra a través de la ingeniería industrial y la capacitación de personal técnico.

Durante los años cincuenta y sesenta, Medellín se convirtió en una ciudad especializada en la producción textil, con un desarrollo urbano en auge gracias a la estabilidad económica y a la sectorización de la industria. No obstante, esta excesiva especialización fue la que precisamente provocó el declive de la economía industrial a fines de la década de 1970 (periodo caracterizado por un fuerte aumento del gasto público, así como por una acumulación de reservas internacionales). La estrategia adoptada por el Gobierno deterioró gravemente la economía del país ante la caída de los precios del café desde 1980, pero sobre todo debido a la crisis financiera internacional iniciada en 1982.

En respuesta a la grave crisis que atravesaba el país, la administración del presidente Belisario Betancur (1982- 1986) decidió en 1984 iniciar un proceso global de ajuste y estabilización para reactivar la economía por recomendación del Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta intervención se centraría en dos áreas: la reducción del déficit presupuestario y la apertura al mercado global. A fines de la década de 1980, el presidente Virgilio Barco (1986-1990) continuó la línea de apertura económica reduciendo gradualmente las restricciones a las importaciones con el propósito de incrementar de manera paulatina la exposición de la economía colombiana al mercado internacional y así lograr un mayor nivel de competitividad y desarrollo.

Para mitigar los efectos catastróficos de la apertura económica, el sector textil y el de la confección aunaron esfuerzos con el objetivo de insertarse en la misma economía global que había sido la causante de la crisis económica años atrás. Según esta lógica, en 1987 se creó el Instituto de Exportación y Moda (Inexmoda), única organización capaz de generar soluciones para las empresas del sector y agregar valor a la producción nacional de textiles y confecciones. Sin embargo, en los años noventa se apreció el impacto negativo de las políticas proteccionistas que otrora habían buscado proteger y conservar la economía nacional: frente al nivel de competitividad en términos de precio alcanzado por otros mercados que comenzaron a inundar los comercios locales, las textileras nacionales fueron perdiendo fuerza y posicionamiento. Esta incapacidad acabaría reflejada en el colapso y la posterior absorción de dos de las principales fábricas de la ciudad: Rosellón y Tejidos del Hato (Sánchez, 2013, p. 198).

A todo lo anterior se le suma la alta tasa de desempleo, reflejo del colapso de las empresas textileras y el

incremento en los niveles de violencia debido a la guerra del narcotráfico, que llevó a nuevas migraciones hacia otras ciudades. De esta forma se agudizó la brecha de desigualdad que venía combatiendo Medellín.

Luego, a fines del siglo XX, Medellín puso en marcha un proyecto para el resurgimiento de la industria textil y de la confección a través de eventos relacionados con el sistema de la moda, ciñéndose a un plan estratégico de internacionalización. Así fue como se incentivó la creación de laboratorios de investigación en las distintas universidades de la ciudad, despertando interés en temas como tendencias, procesos textiles, textiles inteligentes, marketing y alianzas estratégicas. Estos aspectos son importantes, porque Colombia viendo el potencial de la ciudad logran implementar políticas de innovación que involucraban el sector educativo, siendo el inicio para ser dinamizadora de la creación y desarrollo de empresas que su enfoque fuera loa tecnología aplicada en diferentes sectores económicos.

Desde esta perspectiva, y siguiendo el enfoque comparativo, es posible dilucidar que, desde mediados del siglo XX, Singapur y Medellín emprendieron una serie de políticas urbanas que trasformaron no solo su economía, sino su sociedad. Además, si bien cada ciudad posee un recorrido histórico diferente que ha marcado en cada caso su conformación como Estados independientes, para ambas el impulso del desarrollo a través de las políticas urbanas fue clave.

Singapur y Medellín: hacia una economía del conocimiento

En el espacio de treinta años, la República de Singapur, que anteriormente había sido catalogada como un país pobre sin recursos para explotar, se transformó en una economía emergente y dinámica, impulsada por una industrialización acelerada y una política de reurbanización urbana. A principios del siglo XXI, el PIB de la ciudad-Estado ascendió a la cifra nada despreciable de 104 000 millones de euros, situándose en el puesto 43 del ranking de países (Datosmacro, 2020).

Sin embargo, este desarrollo sostenido que se había manifestado en la joven república se vería afectado en 2001, año en que su tasa de crecimiento económico

«cayó al 2,1 % mientras que el año anterior aún era del 8,6 %» (Sevin, 2012, p. 3). Algunas de las causas que ayudan a comprender este fenómeno de declive son: el aumento de los costos de producción, la deslocalización de las grandes multinacionales y, por último, la crisis

económica de 1997, particularmente cruenta en el sudeste asiático.

En estas condiciones, el Gobierno de Singapur se vio compelido a reformular el modelo de desarrollo industrial adoptado hasta ese momento, focalizando los esfuerzos hacia la consecución de un dinamismo basado «en las oportunidades que ofrece la globalización» (Sevin, 2012, p. 4). Así, el Estado, que hasta entonces había cumplido el rol de «emprendedor activo», pasó a ejercer el papel de

«regulador exigente», enfocándose en la gestión del territorio a través de la planificación. Según Sevin (2012),

«el espacio se reforma constantemente y se adapta a las necesidades de las empresas y el sector del transporte. Está en constante remodelación, ya sea a nivel global, regional o local, para que se transforme mejor en una herramienta competitiva» (p. 6).

A este viraje en la orientación del modelo de desarrollo se sumó el establecimiento de una economía basada en el conocimiento. La idea es que este sistema fuera capaz de satisfacer las necesidades del mercado global, al tiempo que permitiera la disminución de costos y el incremento de la competitividad de las empresas, la privatización de las empresas públicas, el decrecimiento de los impuestos y la reformulación y flexibilización de los contratos laborales en materia de salarios y cotizaciones obligatorias de pensión. Todo esto se propuso en aras de mitigar el impacto de la desaceleración económica acaecida a comienzos del siglo XX.

Así fue como el Plan SIJORI (SIngapore-JOhor-RIau) o Triángulo de Crecimiento cobró más fuerza que nunca. Proyectado en 1989 como una alianza tripartita entre Singapur, Malasia e Indonesia para «articular tres subgrupos regionales complementarios que hasta entonces se desconocían entre sí, a fin de constituir un polo económico competitivo a escala global» (Sevin, 2012, p. 7), el ambicioso proyecto ofrecería a los inversionistas extranjeros la seguridad, el apoyo y los servicios de un país desarrollado y, a su vez, las fortalezas de los países emergentes como la «tierra abundante y mano de obra barata» (Faure, 1992, p. 82).

Treinta años después de la formulación de la propuesta, el plan SIJORI ha puesto en funcionamiento tres islas del archipiélago de Riau (Indonesia) que forman parte del proyecto. Por un lado, se encuentra Bintan, destinada al desarrollo de actividades turísticas gracias a la

construcción de balnearios. Por otro lado, Balance fue elegida para la cría del cerdo que consume la población china de Singapur. Finalmente, Batam, mejor conocida como la isla-fábrica, es un espacio que paulatinamente se convirtió en «una colonia económica de Singapur» en la cual se construyeron parques industriales ocupados sobre todo por empresas japonesas, «con embalses y plantas de tratamiento de agua, torres de telecomunicaciones, dormitorios y mezquitas para trabajadores, mercados y tiendas» (Faure, 1992, p. 81).

Ahora bien, siguiendo la línea del nuevo modelo de desarrollo económico, la planificación de la ciudad-Estado se concebiría como un plan de urbanización global, conocido con el nombre de Plan Conceptual, «que estableció las principales orientaciones en términos de uso del suelo, asignación de diferentes espacios y redes de transporte» (Sevin, 2012, p. 7), del cual se desprendió el Plan Director, subdividido en cincuenta y cinco planes guía de desarrollo (DGP). Este enfoque por fases para el diseño y la planificación de un espacio permitió racionalizar el territorio y ejecutar completamente el plan.

Empero, la planificación y gestión del territorio tuvo que hacer frente a una limitante espacial: la falta de suelo disponible para el desarrollo de la ciudad en general. Inicialmente, las tierras cultivables fueron los centros de expansión de Singapur, pero la verdadera transformación del país se lograría mediante el desarrollo de zonas pantanosas gracias al «dragado de aguas territoriales [y] la compra de limo y arena», de forma que para el 2015 se ganarían «alrededor del 25 %, o 135 km2, luego alcanzando 719 km2» (De Koninck, 2020, p. 203). Un ejemplo concreto de la expansión de la ciudad hacia estos nuevos polders fue la construcción del Aeropuerto Internacional de Changi, ubicado en el extremo este del territorio (figura 3).

El Gobierno, al frente de las instituciones competentes, fue el encargado de definir los usos del suelo en el territorio. De este modo delimitó los espacios industriales y los agrupó en tres zonas: «al suroeste, [...] del Polígono Industrial Jurong; en el norte de la isla, frente al estado de Johor, alrededor de Woodlands, Sungai Kadut y Kranji; [y] en menor medida, en los márgenes de la ciudad histórica hacia el río Kallang» (Sevin, 2012, p. 9).


Mapa 2.

El nuevo espacio rediseñado de Singapur


Fuente: tomado de Sevin (2012)

Puesto que el Estado es el propietario de la mayor parte de las tierras, tradicionalmente ha tenido el derecho de tomar los territorios que necesita y fijar el precio asumiendo que el bien público tiene prioridad sobre el interés particular. La Ley de Adquisición de Tierras de 1966 estableció que la expropiación sería irrefutable, aunque concedió a los propietarios la posibilidad de negociar el valor de sus predios. Por esto, el geógrafo francés Olivier Sevin (2012) argumentaba que, en general, los instrumentos de planificación tenían como objetivo asegurar la justicia espacial, es decir, alcanzar cierto grado de equidad en las condiciones habitacionales de todos los pobladores y, aunque las viviendas no son

«estéticamente atractivas, como solo unos pocos privilegiados se alojan en condominios o incluso villas individuales, prevalece un sentido de igualdad» (p. 11).

Si bien es cierto que el Gobierno de Singapur se comprometió inicialmente a incrementar la calidad de


vida para el grueso de la población, la brecha entre ricos y pobres se está ensanchando cada vez más, tal como lo evidencia la comparación del coeficiente de Gini (que era de 0,473 en 2011) con el PIB per cápita (cuya cifra en 2018 alcanzó los 54 692 euros), lo que atestigua una alta concentración de capital, pero distribuida de forma desigual (Datosmacro, 2020). El problema tiende a agravarse y la brecha se ensancha cada vez más en un país que «ha privilegiado el modelo de acumulación de capital y ha dejado de lado la inversión en personas y políticas sociales» (Apperti, 2015).

En respuesta a la agudización de las problemáticas sociales, el grupo católico Caritas lanzó en 2013 la campaña publicitaria Singapurenses contra la pobreza, destinada a sensibilizar a los habitantes de la pequeña república, y en particular a sus dirigentes, sobre las graves consecuencias que ha generado la desigual repartición de las riquezas, tal como la aparición de grupos

poblacionales que viven en la extrema pobreza. Esto se evidencia en los testimonios de representantes del grupo como Kirsten Han, quien criticó severamente el anuncio del político Kishore Mahbubani cuando en el 2001 sostuvo que «la pobreza ha sido totalmente erradicada».

Al respecto, Han aseveró que

no es cierto que ayudar a los pobres no tenga recompensa. Se trata de ser y seguir siendo humanos y darnos un futuro. Su valor no se puede cuantificar […] Este gobierno tiene sus valores en el lugar equivocado. Todos están invertidos en economía e ingeniería, pero empobrecidos en antropología (Palatino, 2013).

Por su parte, durante la segunda mitad del siglo XX, la estructura económica en Colombia transformó su vocación productiva, pasando del sector primario y secundario al de servicios. Así, a fines de siglo, Medellín ya se encontró en una fase de reinvención, orientada a una economía basada en el conocimiento a través de la innovación, la ciencia y la tecnología, impulsando a su vez el desarrollo de «los sectores energéticos, construcción, turismo, telecomunicaciones y, por supuesto, textil» (Sánchez, 2013, p. 188).

A lo largo de la primera década del siglo XXI, la dinámica del empleo en Medellín repuntó levemente, sobre todo

en el sector de servicios como el comercio y los servicios personales, sociales y comunales (Vélez-Tamayo, 2014, p. 34). Bajo la administración del alcalde Sergio Fajardo, la municipalidad aprobó el Acuerdo 046 de 2006, por el cual se adoptó un Plan de Desarrollo Territorial (POT) que tenía como eje central «hacer de Medellín un territorio líder e innovador, promover su productividad y competitividad, capitalizar sus activos físicos y sociales, [y] cooperar e integrarse con la región y con el mundo» (Alcaldía de Medellín, 2006, p. 2). Este instrumento priorizó el bienestar social y el espacio público con el fin de integrar efectivamente toda el área metropolitana del Valle de Aburrá (figura 4).

De la mano del POT surgió un nuevo imaginario urbano que proyectaba a Medellín como una «ciudad competitiva, ecológicamente sustentable, socialmente equilibrada, acogedora e integrada en el espacio, y funcional desde los ejes estructurantes y el sistema de centralizaciones» (Alcaldía de Medellín, 2006, p. 5). Esta visión se ha convertido en un referente imprescindible para la ciudad ya que se constituyó como un ideal de inclusión que incentivaba la participación ciudadana.


Mapa 3.

Área Metropolitana del Vallé de Aburrá


Fuente: tomado de Alcaldía de Medellín (2006).


Medellín comenzó a proyectarse como una ciudad satélite espacial, funcional y socialmente integrada con las demás urbes del Valle de Aburrá y las subregiones vecinas; como una metrópoli amigable con el medio ambiente (considerando que tiene una tradición en arborización); y a la vez como un territorio competitivo, capaz de convertirse en un polo de atracción para los residentes, inversores y turistas. En resumen, el POT buscó transformar a Medellín en una urbe humana y habitable, proponiendo medidas para combatir la pobreza y la desigualdad, fenómenos que eran más evidentes en los barrios periféricos construidos en las alturas de la ciudad, y catapultando a la metrópoli como ejemplo de desarrollo a escala global (Les Echos, 2018). Las políticas locales proyectaron esta área como un centro metropolitano receptivo a nuevas actividades productivas, mientras que la economía de servicios6 se vio reforzada por la oferta científica, comercial y cultural.

Hoy en día la economía terciaria es la más importante de la ciudad, y de ese modo se ha marcado una transición del sector industrial al de servicios «financiero, inmobiliario, empresarial y de seguros», que en 2010 representó el 61 % del PIB del departamento de Antioquia, contra el 31,9 % del sector industrial (Sánchez, 2013, p. 214). Aunque la industria textil no se ha quedado atrás, pues sigue siendo la tercera economía más robusta del país y la segunda de la ciudad, se ha transformado en un sector textil-confección que depende de la exportación de la moda colombiana, insertándose así en las dinámicas globales. Con este cambio, la ciudad se convirtió en el hotspot de la moda local y regional, especializando su fuerza laboral y constituyéndose como el mayor empleador de este sector económico a nivel nacional.

Con el establecimiento de diferentes clústeres, Medellín redireccionó el crecimiento de su economía hacia la innovación, dedicada a los sectores de tecnología e información. En el marco del programa de gobierno de Colombia Productiva7, la ciudad destinó recursos a la participación de la empresa privada, lo que se tradujo en un aumento significativo del nivel de vida de la población al promover la integración profesional y la generación de


6 Dentro de la economía de servicios se contemplan la electricidad, las telecomunicaciones, el desarrollo de software, transporte y marketing, recursos de capital, comercio minorista, ingeniería civil, ropa y salud.

competencias (Rivera, 2018, p. 18). A través de esta medida se potenció entonces el sector turístico (aumento de hotelería, restauración, comercio, transporte, finanzas, entre otros) y se mejoraron significativamente los servicios de salud y educación.

Finalmente, el POT definió que «para el 2021, la innovación debe ser la columna vertebral de su economía, al servicio del bienestar de sus habitantes y el atractivo de la marca Medellín» (EDHEC Business School, 2018). Con esta premisa y ciñéndose a los nuevos parámetros de desarrollo, la municipalidad impulsó la construcción de Ruta N en el 2009, un hub que buscaba fomentar el emprendimiento basado en la innovación y la tecnología. Así pues, se trataba de «una empresa dedicada exclusivamente a promover y fomentar el desarrollo de negocios basados en el conocimiento» (Sánchez, 2013, p. 220) con el objetivo de incrementar la competitividad de la región generando valor a través de los procesos ITO (Information Technology Outsourcing) y KPO (Knowledge Process Outsourcing).

Ruta N, como ecosistema pionero, propugnó la transformación positiva de un territorio a través de la identificación y conexión de «la demanda con la oferta entre empresas, instituciones» (EDHEC Business School, 2018) y un conjunto de actores. El proyecto fomentó la formación de nuevos talentos a través de talleres, conferencias y cursos gratuitos. Según este modelo de desarrollo, mediante un enfoque de innovación abierta los estudiantes son llamados regularmente a resolver desafíos empresariales, los ciudadanos a su vez pueden participar y aportar sus ideas para transformar de forma positiva la urbe y los sectores público, académico y privado encuentran un terreno de cocreación para reflexionar y resolver juntos los desafíos de Medellín.

El control social: un precio por pagar para alcanzar el crecimiento económico

Si bien es cierto que Singapur experimentó un acelerado crecimiento económico y logró catapultarse como uno de los países más ricos del planeta con un PIB per cápita de 54 692 euros (Datosmacro, 2020), la ciudadanía ha tenido un precio que pagar para alcanzar el


7 Entidad constituida por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo en el 2008 con el fin de promover la productividad y competitividad en la industria colombiana.

grado de prosperidad y comodidad que disfrutan en la actualidad. En un modelo de gobierno según el cual «la meritocracia, el pragmatismo y el objetivo del desarrollo económico son considerados principios superiores» (Behrentz, 2016), los ciudadanos cedieron libertades individuales y colectivas en aras del progreso del país.

Los factores por considerar en un modelo político que se desarrolla a partir de la restricción de las libertades son múltiples. Sevin (2012) subraya ciertos elementos como la herencia cultural que concebía a la sociedad de forma jerárquica; la manera en que los gobernantes afrontaron las presiones internacionales al tratarse de una nación joven y pequeña, lo cual sirvió para «justificar el recurso al consenso erigido como modo de gobierno» (p. 13); y finalmente, el hecho de que ha sido el mismo partido político (Partido Acción Popular) el que se ha mantenido en el poder desde el nacimiento de la República.

Por su parte, De Koninck señala cómo el control social ejercido desde el Estado fue tan efectivo que logró permear todos los ámbitos de la vida cotidiana. Más allá del uso de las cámaras de vigilancia en la ciudad, el Gobierno puso en marcha seis políticas que permitieron, de forma eficaz, mantener el control sobre la población:

  1. Autocensura de la prensa, una medida que prohibía o limitaba la crítica hacia el Gobierno.

  2. El Estado como único propietario de la tierra y como ejecutor de proyectos en aras del incremento de la riqueza.

  3. A través de una efectiva campaña social, el Gobierno atrajo al grueso de la población a una alianza que propendió al enriquecimiento de todos los ciudadanos.

  4. Se restringió la formación de los sindicatos, y sus movimientos son supervisados constantemente por el Estado.

  5. Se incentivó una política de adquisición de bienes materiales; es decir, el Estado fomentó el nacimiento y consolidación de una sociedad de consumo.

  6. El Gobierno estimuló la movilidad saliente de sus ciudadanos para estudiar o trabajar o por placer.

De Koninck se pregunta hasta qué punto sería una buena opción replicar el modelo de Singapur pues, a pesar de que las políticas en temas como vivienda,


8 El coeficiente de Gini fue de 0,508 para el año 2016.

transporte y suministro de agua han sido muy eficaces,

«otros no lo son y sobre todo son cuestionables, como la intensidad del control social» (De Koninck, 2020, p. 2017). Por otro lado, la organización Reporteros sin Fronteras ha denunciado reiteradamente la restricción a la libertad de prensa que se percibe en el país (BBC Mundo, 2015), pero la respuesta del Gobierno ha sido contundente al indicar que «el libre albedrío se logra mediante la obtención de riqueza y mejores condiciones de vida» (Behrentz, 2016).

Todo parecería indicar que los ciudadanos se conformaron con el destino que el Estado trazó para ellos. Sin embargo, tomar como cierta esta aseveración sería negar los diferentes tipos de resistencia que se pueden presentar a pequeña escala, en las acciones cotidianas. Afirmar de manera genérica que los singapurenses muestran una actitud pasiva hacia la defensa de sus derechos personales significaría caer en lugares comunes, incluso si para un porcentaje de la población este tema no se erige como motivo de disputa.

A diferencia de Singapur, Medellín ha experimentado cambios acelerados en su estructura política, social y económica en un corto lapso. No obstante, el lento desarrollo se puede atribuir a varios factores que han afectado profundamente su historia. Colombia es un país que ha atravesado largos periodos de violencia urbana y rural, y a su vez ha tenido que luchar con el flagelo del narcotráfico y con la corrupción y la apatía de sus dirigentes. Con un PIB per cápita de 5624 euros (2018) y una importante brecha de desigualdad8, la república sudamericana se cataloga como una nación desigual en la cual la riqueza se concentra en un porcentaje mínimo de la población en tanto la pobreza se ha generalizado para el grueso de los habitantes.

La Constitución Política de 1991 define a la República de Colombia como un Estado social de derecho en el cual

«los colombianos pretenden construir nuevas relaciones con la naturaleza, basadas en principios y valores como la vida, el predominio del interés general sobre el individuo, la solidaridad, la protección de las riquezas culturales y naturales, dignidad humana y participación ciudadana» (Valencia, 2007, p. 105). Sin embargo, la realidad social dista de aquello consignado en la Carta Magna de la nación, y el día a día de un porcentaje significativo de los colombianos consiste en luchar contra las injusticias

sociales, la inequidad y la economía informal a la cual se ven abocados.

Dicho esto, posterior a la firma del Acuerdos de Paz en 2012 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Estado lanzó la consigna «Colombia, el riesgo es que te quieras quedar» para promover al país como un destino seguro para viajar e invertir. Medellín no fue apática a esta corriente y terminó vinculándose a través del Plan de Desarrollo 2012-2015 (Alcaldía de Medellín, 2012), que defendía los conceptos «Vida y Equidad»9. Para el alcalde Aníbal Gaviria, estos dos ejes fueron la base para catapultar a Medellín como ciudad segura, y durante su administración fue posible percibir los esfuerzos dirigidos hacia la inversión en educación, ciencia e innovación, lo cual permitió el fortalecimiento de las agrupaciones dedicadas a la tecnología y la información. A lo largo de este periodo se multiplicaron los megaproyectos de movilidad tales como el Metrocable, estimulando así el desarrollo social de las zonas periféricas. Igualmente, se invirtió en campañas para lograr la reducción de la criminalidad y se priorizó la construcción de equipamientos y espacios culturales y la gestión de los servicios públicos.

En reconocimiento al esfuerzo a favor del bienestar social, Medellín fue nombrada la ciudad más innovadora del mundo en el 2013 por el Wall Street Journal y Citi Group, a través del concurso City of The Year (Banco Mundial, 2017). Las iniciativas del alcalde Gaviria permitieron la visibilización de la capital antioqueña en el mapa internacional como modelo de desarrollo urbano. Una consecuencia de esta orientación fue la realización del Foro Económico Mundial sobre América Latina en 2016, evento que repercutiría en un aumento del 76 % de las inversiones extranjeras para superar los 372 millones de dólares en el 2017 (Les Echos, 2018).

Como se mencionó al comienzo del artículo, en el año 2016 Medellín recibió el Premio Lee Kuan Yew, que destaca las contribuciones para mejorar las comunidades urbanas y es «otorgado a ciudades y reconoce sus líderes y a las organizaciones clave que demuestran visión de futuro, buen gobierno e innovación al abordar numerosos retos urbanos que presentan, y brindan beneficios sociales, económicos y ambientales para sus comunidades» (Alcaldía de Medellín, 2016, p. 5), según lo


9 La vida es entendida como el valor supremo por respetar, y la equidad social, como el instrumento en la lucha contra la violencia.

explican el Centro de Ciudades Habitables y la Autoridad de Desarrollo Urbano de Singapur, organizadores del evento. Para obtener la candidatura, Medellín presentó los siguientes proyectos:

En la misma línea que sus antecesores, el alcalde Daniel Quintero (2020-2023), en colaboración con su grupo de trabajo, formuló el proyecto Medellín Futuro. A través de este se buscaba maximizar la capacidad innovadora de la ciudad vinculándola con el resto de las ciudades del departamento para así construir «territorios inteligentes que logren encajar en la lógica de la globalización» (Las 2 Orillas, 2019).

Con todo, aún queda un largo camino por recorrer ya que Colombia sigue siendo un país extremadamente desigual en el que una parte importante de su población vive al borde de la línea de pobreza. Es inevitable preguntarse si todos estos reconocimientos tuvieron un impacto social real en las comunidades o si fueron parte de un plan estratégico de desarrollo económico que buscaba el reconocimiento y posicionamiento de Medellín en el exterior sin lograr un cambio radical a nivel local.

En todo caso, lo que se logra evidenciar es cómo el pensamiento occidental (y en este caso concreto el de los ciudadanos de Medellín) ha girado en torno al desarrollo de la subjetividad, la individualidad y la libertad, modelo según el cual el ser humano y el libre desarrollo de su personalidad han permanecido en el centro de los intereses. Este ideal fue ratificado por la Constitución Política de 1991, que consagra y protege los derechos de los ciudadanos como premisa suprema del Estado colombiano. En búsqueda del reconocimiento como una

«ciudad segura», Medellín ha orientado sus políticas

socioeconómicas hacia un marketing estratégico en el que la innovación y el desarrollo estén en armonía con los derechos individuales y colectivos de sus ciudadanos, modelo contrario a aquel propugnado por el Estado singapurense, para el cual el bienestar colectivo y el desarrollo económico se han posicionado como centros de interés nacional, incluso por encima de los derechos y las libertades individuales.


Conclusiones

El presente análisis de la historia económica de los dos territorios estudiados permitió entrever cómo la capacidad de adaptación y resiliencia de las urbes ha permitido que las actividades económicas se transformen o evolucionen para hacer frente a las demandas actuales de un mercado cada vez más globalizado e interconectado. Según la teoría de Saskia Sassen, para que la economía del conocimiento se arraigue en un dominio y se desarrolle, la región debe transitar progresivamente de sus economías extractivistas y secundarias (basadas en la industria manufacturera, las minas, agricultura, etc.) hacia aquellas que se sustentan en el conocimiento y el desarrollo tecnológico, todo esto sin dejar de reconocer que las economías terciarias dependen a su vez de las grandes infraestructuras sociales y económicas generadas a partir de las economías primarias.

En este estudio se constató cómo las economías de

Singapur ―basada en las exportaciones― y Medellín

―soportada en la industria textil― iniciaron sus respectivos procesos de transición hacia una economía del conocimiento. Esta transformación les ha permitido erigirse como territorios globales, competitivos e innovadores, internacionalmente reconocidos como laboratorios urbanos y como referentes de la planificación espacial.

La República de Singapur, que en la actualidad suma casi cinco millones y medio de pobladores, se ha posicionado como una de las economías líderes en innovación y competitividad a nivel global, siendo el segundo destino preferido para abrir nuevos negocios. Por su parte, con más de dos millones y medio de habitantes, Medellín tuvo que hacer frente a las condiciones económicas y sociales desfavorecedoras que acontecieron en los albores del siglo XXI, es decir, un PIB per cápita bajo, altas tasas de desempleo, baja competitividad en los mercados internacionales y ofertas

poco atractivas para atraer los capitales extranjeros. Con las estadísticas en contra, los dirigentes de «la capital de la montaña» reflexionaron sobre el tipo de desarrollo que beneficiaría a la urbe moderna de tal manera que lograra insertarse en las dinámicas económicas globales, aunque estos desafíos han sido difíciles de afrontar puesto que no ha habido continuidad en los programas y las agendas locales, por lo que los objetivos de desarrollo han surtido cambios de una administración a otra.

Una de las principales diferencias entre los modelos de desarrollo de ambas metrópolis está directamente ligada a su acepción cultural y su manera de comprender las libertades individuales y colectivas. La restricción de la libertad es vista desde Occidente como una forma de violencia soterrada a través de la cual las personas son despojadas de su humanidad para integrarse en un sistema de producción. Así, la paradoja del desarrollo de Singapur no podría ser más obvia: en medio siglo han logrado desarrollar una economía pujante y dinámica focalizada a satisfacer las necesidades materiales de sus ciudadanos, pero este acelerado crecimiento requirió limitar las libertades individuales en la búsqueda por el bienestar general, traducido en acumulación de riqueza. Ahora bien, esta elección ha acarreado consecuencias como la censura en los medios de comunicación, la restricción en la conformación de sindicatos y asociaciones de esta índole, la vigilancia permanente y, claro está, la extrema pobreza que coexiste al lado de la riqueza exorbitante.

Por su parte, Medellín ha buscado integrar un modelo de ciudad de conocimiento competitivo e innovador con los ideales del urbanismo social, el cual propende al desarrollo en armonía con las necesidades y deseos de la ciudadanía. El panorama actual es el de una metrópoli que, al igual que Singapur, ha tenido éxito en implementar un modelo de desarrollo económico acelerado gracias a una estrategia de marketing que proyecta el imaginario de la ciudad segura e innovadora. Ahora bien, es importante cuestionarse sobre el verdadero alcance de estos proyectos «sociales» que tanto han ensalzado los gobiernos locales pero que, al menos en apariencia, no han logrado reducir la brecha entre ricos y pobres.


Declaración de aspectos éticos

El presente trabajo es un ensayo de reflexión, por lo que utiliza fuentes bibliográficas y literatura conocida,

respetando su autoría. Por lo tanto, no expone a riesgo a los citados, los autores o editores y cumple las normas éticas de publicación en ciencias sociales y humanas.


Contribución de los autores

Luisa Fernanda Arango Sánchez: búsqueda de documentos en bases de datos, ordenamiento y sistematización de información, análisis de información, esquema del texto, redacción, corrección de estilo, debate teórico y metodológico.

Laura Carbonó López: búsqueda de documentos en bases de datos, ordenamiento y sistematización de información, análisis de información, esquema del texto, redacción, corrección de estilo, debate teórico y metodológico.


Declaración sobre conflictos de interés

Las reflexiones expuestas en el trabajo son de los propios autores con la única intención de generar nuevas reflexiones y, así, el avance del conocimiento sobre el tema expuesto. Por tal razón, este artículo no tiene conflicto de interés, ya que su ejecución y redacción no se realizó bajo ninguna institución financiadora.


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