Cronología y contextos funerarios prehispánicos Capulí en El Porvenir, municipio de Iles, departamento de Nariño, Colombia
Chronology and prehispanic Capulí funerary contexts in El Porvenir, municipality of Iles, department of Nariño, Colombia
Ricardo Mendoza Acosta
Concesionaria Vial Unión del Sur, Colombia
Correo:
ricardomendozaacosta@gmail.com
ORCID:
https://orcid.org/0000-0003-4066-4154
Katina Henry Marín
Concesionaria Vial Unión del Sur, Colombia
Correo:
henry.katina@gmail.com
ORCID:
https://orcid.org/0000-0002-2029-9973
Cómo citar este artículo: Mendoza, R. y Henry, K. (2023). Cronología y contextos funerarios prehispánicos Capulí en El Porvenir, municipio de Iles, departamento de Nariño, Colombia. Jangwa Pana, 22(1), 118- 138. doi: https://doi.org/10.21676/16574923.5016
Recibido: 31/01/2023
Aceptado: 27/04/2023
Disponible en línea: 28/04/2023
Artículo de investigación / Research
La información arqueológica que se presenta en este documento hace parte de los resultados del Programa de Arqueología Preventiva que se llevó a cabo en el marco de la ejecución del Proyecto Vial Rumichaca-Pasto. La investigación se basa en la excavación de 47 contextos funerarios inalterados que se hallaron en la vereda El Porvenir, municipio de Iles, (Nariño, sur de Colombia). El cementerio se fechó sobre los siglos IV y V d. C., lo que permite aproximarse al entendimiento de los procesos de ocupación y el modo de vida social y simbólico de los grupos prehispánicos que se asentaron en la región. Se hallaron evidencias en la tipología cerámica y las fechas que relacionan El Porvenir con los grupos humanos prehispánicos que se asentaron en el norte de Ecuador, lo que visibiliza un gran uso de este territorio que, en términos políticos, es importante. Así mismo, los hallazgos de esta importante cantidad de contextos funerarios reafirman el reconocimiento y legitimación social y simbólica del territorio. En términos de sitios de enterramientos, estos contextos se diferencian de otros de su misma temporalidad y cultura, debido a la gran variabilidad encontrada entre las estructuras.
Palabras claves: contextos funerarios; grupos prehispánicos; simbólico; Altiplano Nariñense.
The archaeological information presented here belongs to results from the Preventive Archeology Program carried out during the execution of the Rumichaca-Pasto Road Project. The research is based on the excavation of 47 unaltered funerary contexts found in El Porvenir, municipality of Iles (Nariño, southern Colombia). This cemetery dates back to the 4th and 5th centuries AD, allowing the understanding of occupation processes and the social and symbolic ways of life of prehispanic groups that settled locally. Evidence was found in ceramic typology and dates relating El Porvenir with the prehispanic human groups that settled in northern Ecuador, displaying politically significant extended use of this territory. Findings from this sizable number of funerary contexts reaffirm recognition of the region’s social and symbolic legitimization. These differ from other burial sites of the same temporality and culture because of the structures’ significant variability.
Keywords: funerary contexts; prehispanic groups; symbolic; Nariño Highlands.
Complejo arqueológico El Porvenir
Esta investigación hace parte de los resultados de las intervenciones arqueológicas que se llevaron a cabo en el marco de la ejecución del Programa de Arqueología Preventiva de la doble calzada Rumichaca-Pasto, Autorización 7610. Estas actividades se realizaron en el año 2019, pero anteriormente Martes (2017) y Caicedo (2018a) efectuaron investigaciones de diagnóstico mediante prospecciones que permitieron identificar la existencia de dos sitios arqueológicos, que se nombraron 136 y 137. Luego de estos diagnósticos, Caicedo (2018b) realizó tres cortes en el sitio 136, de los cuales finalizó solo el corte tres, y dejó iniciados los cortes uno y dos. En ellos se recuperó abundante material cultural estratificado.
En el 2019 se retomaron los cortes uno y dos. En esta investigación se denominó complejo arqueológico El Porvenir al área que comprendió estos dos sitios. Este complejo se subdividió en los sitios 136 y 137, debido a que se ubicaban en dos terrazas de origen aluvio-coluvial distanciadas por una altura aproximada de 1,50 m. El complejo arqueológico se encuentra adyacente al río Sapuyes en la vereda El Porvenir, Municipio de Iles, departamento de Nariño-Colombia; y sus coordenadas geográficas datum MAGNA-SIRGAS Origen Nacional son la siguientes: N: 604759 – E: 953859 y altitud de 1887 m.s.n.m. (figura 1).
Las intervenciones arqueológicas realizadas estuvieron sujetas a un Programa de Arqueología Preventiva. Por ello, solo se llevaron a cabo excavaciones en el área de influencia directa del proyecto constructivo. Las evidencias arqueológicas reportadas en este estudio, además de evidencias arqueológicas halladas en superficie a los alrededores, sugieren que este sitio arqueológico es más amplio, por lo tanto, no se pudo delimitar en esta investigación.
Los resultados de esta investigación brindan información importante para la arqueología del departamento de Nariño y Colombia, pues amplía el conocimiento sobre los grupos prehispánicos que se asentaron en el Altiplano Nariñense, área que comprende superficies planas que se sitúan en el Altiplano de Túquerres e Ipiales, el valle de Sibundoy en el Putumayo, y el valle de Atriz en Pasto. En este sentido, la información expuesta hace parte de un corpus más amplio de datos que no se mencionan debido a su extensión; por otra parte, puesto que los resultados son producto de un Programa de Arqueología Preventiva, al final de las intervenciones es preciso entregar un informe al Instituto Colombiano de Antropología e Historia con información detallada de cada uno de los hallazgos del estudio. Una vez aprobado este informe, el documento será público y todo investigador podrá consultarlo y profundizar en cualquier tema de interés.
Figura 1. Ubicación del Complejo Arqueológico El Porvenir (Nariño, sur de Colombia).
Fuente: elaboración propia
Como se mencionó anteriormente, el presente documento hace nuevos aportes para el entendimiento del modo de vida de los grupos prehispánicos que se asentaron en el departamento de Nariño al sur de Colombia. Desde sus inicios, las investigaciones arqueológicas en esta región se caracterizaron por basar sus interpretaciones sobre el modo de vida de los grupos prehispánicos a partir de material cultural cerámico proveniente de actividades del saqueo (guaquería), hallazgos fortuitos, excavaciones estratigráficas, contextos funerarios, recolecciones superficiales, colecciones privadas y datos etnohistóricos (Bernal 2000, 2011; Cadavid y Ordóñez 1992; Calero 1991; Cardale 1978; Cárdenas ١٩٩٥, ١٩٩٦, ٢٠٢٠; Duncan ١٩٩٢; Fernández ١٩٩٤; Groot ١٩٩١; Langebaek y Piazzini 2003; Martínez 1977; Ortiz 1937, 1938; Patiño 1995, 2016; Plazas 1978; Plazas y Falchetti 1983; Uribe 1976, 1978, 1986, 1988, 1992, 1995; Uribe y Lleras 1982). Cabe anotar que las investigaciones arqueológicas que se realizaron hasta el momento se asociaron a contextos alterados por las actividades de la guaquería o a la alta actividad agrícola en el departamento, por esta razón no ha sido posible hallar contextos domésticos y funerarios inalterados. De esta forma se hace necesario identificar sitios arqueológicos con poca afectación a causa de la actividad humana contemporánea. Este es el caso del complejo arqueológico El Porvenir, que debido a sus características geoarqueológicas conservó información inalterada que abre la posibilidad de entender con más claridad a estos grupos.
En este estudio, las interpretaciones que se brindan son producto de 13 excavaciones arqueológicas que se llevaron a cabo en el sitio 136, las cuales sumaron un total de 543 m2 excavados, en los que se hallaron 29 tumbas y en ellas 36 entierros, 46.263 fragmentos cerámicos aproximadamente y 136 piezas completas provenientes de ajuares; así como 11 excavaciones realizadas en el sitio 137, que arrojan un total de 328 m2 excavados, donde se hallaron 18 tumbas, 22 entierros, 6.877 fragmentos cerámicos aproximadamente y 68 piezas completas provenientes de ajuar. Debido a las características de las tumbas y el hallazgo de más de un entierro individual en ellas, se decidió hacer referencia a las tumbas y los entierros: las tumbas como las estructuras y los entierros como cada uno de los contextos individuales encontrados dentro de ellas. Con lo anterior, se pretende obtener información puntual de cada entierro, tal como el tipo de ajuar, las características, la existencia o no de lajas, la profundidad, el direccionamiento de la cámara y la existencia visual o no de restos óseos.
Los resultados del estudio son los provenientes de tumbas. Así, los contextos funerarios y el material cerámico que se evidenció como ajuar son fundamentales. En el caso de los restos óseos, pese a que en algunos casos se evidenciaron, estos se encontraban en mal estado de conservación, por lo tanto, no se pudo recuperar información de ellos. Respecto a las piezas dentales, estas se colocaron a disposición del Laboratorio de Bioantropología de la Universidad del Cauca y otras muestras fueron utilizadas para una investigación de tesis de grado para la obtención del título en odontología, desarrollada por Barón et al. (2020), quienes emplearon muestras dentales provenientes del complejo arqueológico El Porvenir.
La investigación mencionada tuvo como objetivo realizar un análisis de odontometría, morfología dental, paleopatología dental y descripción de fitolitos. De este modo, encontraron fitolitos de formas globulares asociados con el algodón, circulares relacionados con la papa y fitolitos de formas de células billiformes vinculados con la planta del maíz. Estos últimos fueron los más frecuentes en las láminas que se analizaron. Por otro lado, el descubrimiento de fitolitos asociados con la papa evidenció las relaciones de intercambio con grupos asentados en zonas más templadas. Por su parte, la presencia de fitolitos de algodón se relaciona con el hilado del algodón para la realización de prendas de vestir, entre otros elementos de uso diario.
En tal marco, las tumbas fueron halladas en excavaciones arqueológicas. Estas tumbas se evidenciaron luego de ser retirados los suelos naturales de origen hidrológico, de remoción en masa y origen antrópico, así como el retiro de rellenos antropogénicos realizados intencionalmente por los grupos prehispánicos. Una vez identificado el rasgo en el estrato de suelo en el que se realizó originalmente la estructura funeraria, se llevó a cabo su excavación. Se retiró solamente el suelo suelto, con la finalidad de conservar la estructura construida por el grupo prehispánico.
Debido a que la arqueología de Nariño presenta poca información proveniente de sitios inalterados, es complejo realizar comparaciones para soportar las interpretaciones. Por ello, es pertinente hacer análisis cuantitativos de los datos provenientes de tumbas, para suministrar resultados cualitativos que permitan realizar interpretaciones que puedan ser corroboradas en futuras investigaciones y que el lector pueda discutir la información.
Si bien es cierto que los resultados de esta investigación provienen de un mismo complejo arqueológico, esta se presenta dividida en los sitios 136 y 137, no solo con la intención de conservar la proveniencia de la información, sino porque también se logró determinar una diferencia cronológica entre los sitios y algunas diferencias de patrones de enterramientos, aunque ambos cementerios pertenecen al mismo grupo prehispánico. Por ello es necesario entregar datos cuantitativos y cualitativos de cada sitio, para luego definir diferencias o similitudes que permitan llegar a conclusiones puntuales.
Las tumbas en el Altiplano Nariñense
Las investigaciones arqueológicas de los grupos prehispánicos asentados en el norte de Ecuador y sur de Colombia, zona de frontera, en sus inicios se enfocaron en las prácticas funerarias debido a los múltiples y extraordinarios hallazgos en el Altiplano del Carchi, Ecuador y sur de Nariño, Colombia. Estos descubrimientos evidenciaban la existencia de profundas tumbas con ricos contenidos, que a la luz de la arqueología representaban evidencias que abrían las puertas a la comprensión del modo de vida de estos grupos. Así, poco a poco, las investigaciones arqueológicas se sumaron para ampliar el panorama arqueológico en el departamento de Nariño.
Lastimosamente, los hallazgos arqueológicos que se asocian a contextos funerarios en el Altiplano Nariñense desde sus inicios fueron víctimas del saqueo por parte de buscadores de tesoros que se atrajeron por las riquezas contenidas en su interior. Esta misma situación, como en muchas partes del país, irónicamente facilitó identificar e investigar sitios arqueológicos. De esta forma se dio a conocer el cementerio hasta el momento más importante en la arqueología de Nariño, el cementerio de Miraflores, que se ubica en la vereda de Miraflores, municipio de Pupiales, departamento de Nariño. Este sitio fue víctima de la guaquería por décadas y objeto de algunas investigaciones arqueológicas que hasta hoy son referencia.
En el caso de las tumbas en el altiplano nariñense, se encontraron evidencias reportadas por algunos autores (Bernal y Cárdenas 2019; Cardale 1978; Cárdenas 2020; de Perdomo et al., 1974; López 2008; Patiño 1995; Uribe 1976; Uribe y Lleras 1982) que permiten identificar la existencia de una gran variabilidad en los tipos de tumbas asociados con los grupos prehispánicos Capulí, Piartal y Tuza. Entre los tipos de tumbas evidenciados, se identificaron tumbas de pozo circular con cámara lateral, tumba de pozo cuadrado con cámara lateral, tumba de pozo oblicuo con cámara lateral, tumba de pozo rectangular con cámara lateral y tumbas de pozo directo. La profundidad de las tumbas osciló entre los 1,24 m y los 33 m, esta última relacionada con la cultura Capulí (sitio Las Cruces, Tumba LC-2, Ent. 1): en ella se encontró el ajuar con mayor cantidad de elementos reportados hasta el momento, 35 copas de base troncocónicas, una copa grande de base anular, una vasija globular y una figura masculina sin cocer modelada sobre una base plana; las fechas definidas para algunos de los sitios se pueden observar en la Tabla 1.
Tabla 1. Cronología de contextos funerarios en el altiplano nariñense
Autor |
Cementerio |
Cultura |
Tipo de muestra |
Fecha |
Cardale (1978) |
Miraflores 1 |
Capulí |
Carbón vegetal |
700 ± 35 AP |
Cardale (1976) |
Las Cruces |
Capulí |
Carbón vegetal |
870 ± 115 AP |
Perdomo (1974) |
Miraflores 1 |
Capulí |
Hueso humano |
1140 ± 120 AP |
Uribe y Lleras (1982) |
Miraflores 2 |
Capulí |
Carbón vegetal |
1240 ± 70 AP |
Uribe y Lleras (1982) |
Miraflores 1 |
Capulí |
Carbón vegetal |
1250 ± 35 AP |
Fuente: elaboración propia
Sin duda alguna, las evidencias arqueológicas asociadas a contextos funerarios en el Altiplano Nariñense no son amplias pese al gran esfuerzo que han realizado los investigadores. Las afectaciones antrópicas contemporáneas que se vinculan al saqueo y las intervenciones del suelo para la agricultura borraron de manera permanente las evidencias del pasado, de tal forma que solo dejaron algunos datos que a la actualidad permitieron hacer un acercamiento al modo de vida de los grupos humanos asentados en este territorio. Por esto, la información que se presentó anteriormente, en conjunto con la que se presenta a continuación, permite ampliar el horizonte del conocimiento de las prácticas rituales que se asocian a contextos funerarios en el sur de Colombia, departamento de Nariño y norte de Ecuador.
Generalidades del Complejo Arqueológico El Porvenir
El complejo arqueológico El Porvenir está compuesto por los sitios 136 y 137, los cuales se ubican en dos terrazas de origen aluvio-coluvial, en las que se hallaron evidencias arqueológicas que a la luz de la arqueología colombiana son de gran importancia para aproximarse un poco más al entendimiento del modo de vida de los grupos prehispánicos que ocuparon el Altiplano Nariñense.
En este caso, las evidencias que se hallaron permitieron catalogar este complejo como un sitio geoarqueológico de mucha relevancia de acuerdo con Mendoza y Rubín (2023). En las excavaciones arqueológicas realizadas los autores evidenciaron acontecimientos antrópicos y naturales que confluyeron en algún momento de la ocupación prehispánica. De esta manera, se hallaron tumbas por debajo de rellenos antropogénicos que posiblemente se hicieron con la intención de adaptar el área para el uso doméstico. Gran parte de estas tumbas y rellenos los sepultó el arrastre de sedimentos por la acción hidrológica y un coluvión. La acción hidrológica y el coluvión afectaron principalmente el sitio 137, pero también fueron evidentes en el sitio 136, asociados a los cortes 4, 12 y 13; y en el sitio 137 a todos los cortes (figura 2).
Figura 2. Estratigrafía perfil Este, sitio 137, corte 1
Fuente: elaboración propia
La importancia de este evento natural radica en que su depositación permitió conservar evidencias arqueológicas intactas desde el mismo momento de la ocupación humana prehispánica. Si bien es cierto que se hallaron evidencias arqueológicas por encima de este evento porque el grupo prehispánico continuó ocupando el sitio, para esta investigación se hace relevante la información que se halló por debajo de estos acontecimientos naturales.
Estas características hacen que el complejo arqueológico El Porvenir sea el sitio más conservado hallado hasta el momento en el Altiplano Nariñense. Por esta razón, se requiere visibilizar los resultados de este estudio en aras de complementar lo que se mencionó y halló hasta el momento. Los resultados de esta investigación tienen la finalidad de proporcionar información sobre el proceso de ocupación de los grupos prehispánicos asentados en el sur de Colombia, así como datos cuantitativos y cualitativos de las 47 tumbas y 56 entierros que se hallaron entre los sitios 136 y 137. Así, las tumbas son las estructuras en las que se realizaron los entierros, y en algunos casos las estructuras (tumbas) presentaban hasta tres entierros ubicados en un lugar específico.
Pese a que los sitios 136 y 137 pertenecen a un mismo grupo prehispánico, se enmarcan en un amplio período de tiempo, siendo el sitio 136, según datación, anterior al sitio 137. Las evidencias demuestran una gran variable en las estructuras de enterramiento, pero en los análisis se definieron algunas similitudes que se hacen evidentes en las formas de enterramiento. Las fechas obtenidas para estos sitios se identificaron de conformidad con el método de espectrometría de masa con aceleradores (AMS), pues este es el más preciso.
Las fechas obtenidas para los sitios 136 y 137 extienden hacia épocas más tempranas el periodo de ocupación de los grupos prehispánicos asociados con la cultura Capulí en Colombia. Estas van entre los siglos IV y V (Tabla 2), fechas que coinciden con las reportadas por Doyon (1995), provenientes del sitio La Florida, al norte de Quito en el Ecuador, que están en el rango de los 130 a 420 d. C. Esta información permitió reformular lo establecido por Uribe (1976), quien, con base en siete fechas obtenidas por arqueólogos, planteó una periodización para los complejos Piartal, Tuza y Capulí. Esta secuencia ubicaba al complejo Capulí en Colombia sobre los 800 d. C. a los 1500 d. C. Ahora bien, con las fechas obtenidas en el complejo arqueológico El Porvenir, se puede aseverar que este sitio es contemporáneo con el Componente Negativo, como es definido en el Ecuador. Estas fechas posibilitan ampliar, en términos de cronología, el proceso de ocupación prehispánico en Colombia, lo que evidencia una clara relación cultural entre el norte de Ecuador y el sur de Colombia.
A la luz de la arqueología colombiana, una de estas fechas es la más temprana hallada hasta el momento. También es clave que las dos provienen de contextos totalmente conservados, situación que no se había dado hasta el momento. Estas características las hacen más confiables como datación absoluta. En términos de ocupación, estas fechas ubican el Complejo Capulí al principio de la ocupación prehispánica en el departamento de Nariño.
Tabla 2. Cronología complejo arqueológico El Porvenir
Beta |
Sitio |
Fecha |
Procedencia |
Probabilidad |
Calibración |
537714 |
136 |
1550 ± 30 AP |
s136-ct7-t1 |
-95,40% |
422 - 574 cal AD |
(1528 - 1376 cal BP) |
|||||
537713 |
137 |
1660 ± 30 AP |
s137-ct7-t1 |
-95,40% |
325 - 430 cal AD |
(1625 - 1520 cal BP) |
Fuente: elaboración propia
Similitudes y diferencias funerarias entre los sitios 136 y 137
Estructuras funerarias y sus entierros
Las tumbas que se encontraron en el complejo El Porvenir se dividieron en ocho tipos: tumbas de pozo directo con entierro primario y secundario, pozo con cámara lateral, pozo con cámara lateral doble en distintos niveles y en el mismo nivel (Figuras 3 y 4), tumba de pozo con cámara lateral triple en distintos niveles (Figura 5), tumbas de pozo con falsa cámara (Figura 6) y tumba en pozo de acceso (Figura 7). Los pozos de acceso eran redondos y su diámetro osciló entre los 50 cm y 1,20 m; cabe añadir que las cámaras de las tumbas de pozo con cámara lateral fueron de poco tamaño, de base y estructura ovalada. De este modo, formaban un pequeño nicho y el alto de estas estructuras estaba entre los 40 cm y los 1,30 m aproximadamente. En el caso de la tumba en pozo de acceso, se define de esta manera debido a que el entierro se realizó posteriormente en lo que era el pozo de acceso a una cámara. Así, se reutilizó el pozo con la finalidad de construir una estructura que albergara un nuevo entierro. Por otra parte, la tumba con falsa cámara corresponde con la simulación de una tumba de pozo con cámara lateral, que fue realizado a partir de un pozo subdividido, en el que en una de las subdivisiones se depositaba el entierro que contenía la laja de entrada, laja de piso y ajuar, características de las tumbas de pozo con cámara lateral.
La principal variable entre las tumbas fue su estructura y sus profundidades. En ese sentido, las más profundas fueron las del sitio 136. Esta característica se podría asociar a que la mayoría de las tumbas del sitio 137 se hallaron en un estrato rocoso compuesto por diaclasas, lo que en el ejercicio impide realizar una excavación profunda. La tumba más profunda en el sitio 137 se relacionó con un estrato arenoso y finalizó en el inicio del estrato rocoso que se mencionó anteriormente; su profundidad fue de 2,50 m, por ende, se piensa que las tumbas se adaptaron al terreno en el que se realizaban. Las profundidades en el sitio 136 oscilaron entre los 40 cm y los 5,50 m; y en el sitio 137 entre los 20 cm y los 2,50 m (tablas 3 y 4). Las profundidades se tomaron desde el nivel de excavación estratigráfica en el que se hizo el hallazgo del rasgo.
En las Tablas 3 y 4 se exponen las características de las tumbas referidas en este documento. La información se entrega por sitios para conservar su origen, lo que facilita la posibilidad de realizar comparaciones sobre datos.
Tabla 3. Información general sobre tumbas y entierros, sitio 136
TUMBA |
TIPO DE TUMBAS |
DIRECCIÓN CÁMARAS |
PROFUNDIDAD |
PIEZAS CERÁMICA |
LAJA DE ENTRADA |
LAJA DE PISO |
CT4-T1 |
Tumba de pozo con falsa cámara |
Suroeste |
0,70 cm |
9 |
SÍ |
SÍ |
CT4-T2-C1 |
Cámara lateral doble en distinto nivel |
Norte |
0,50 cm |
0 |
NO |
NO |
CT4-T2-C2 |
Norte |
5,50 m |
7 |
NO |
NO |
|
CT4-T3 |
Pozo con cámara lateral |
Sur |
0,90 cm |
3 |
NO |
NO |
CT4-T4 |
Pozo con cámara lateral |
Este |
3,80 m |
9 |
SÍ |
SÍ |
CT4-T5 |
Pozo con cámara lateral |
Noreste |
0,70 cm |
0 |
Metate |
NO |
CT4-T6-C1 |
Pozo con cámara lateral triple |
Norte |
1 m |
4 |
SÍ |
SÍ |
CT4-T6-C2 |
Oeste |
2,10 m |
3 |
NO |
NO |
|
CT4-T6-C3 |
Este |
3,90 m |
8 |
NO |
SÍ |
|
CT6-T1 |
Pozo con cámara lateral |
Suroeste |
1,15 m |
0 |
SÍ |
NO |
CT7-T1-C1 |
Cámara lateral doble en distinto nivel |
Este |
1,80 m |
5 |
SÍ |
SÍ |
CT7-T1-C2 |
Este |
3,70 m |
4 |
SÍ |
NO |
|
CT7-T2 |
Pozo con cámara lateral |
Este |
2,00 m |
0 |
SÍ |
SÍ |
CT8-T1-C1 |
Tumba en pozo de acceso a cámara |
Norte |
1,60 m |
1 |
SÍ |
SÍ |
CT8-T1-C2 |
Pozo con cámara lateral |
Norte |
4,90 m |
5 |
SÍ |
NO |
CT8-T2 |
Tumba de pozo con falsa cámara |
Norte |
0,40 cm |
5 |
SÍ |
NO |
CT8-T3 |
Pozo con cámara lateral |
Este |
1,70 m |
5 |
SÍ |
SÍ |
CT8-T4 |
Pozo con cámara lateral |
Norte |
1,40 m |
5 |
SÍ |
SÍ |
CT8-T5 |
Pozo con cámara lateral |
Este |
2,40 m |
5 |
SÍ |
SÍ |
CT8-T6 |
Pozo con cámara lateral |
Oeste |
1,48 m |
1 |
SÍ |
NO |
CT8-T7 |
Tumba de pozo con falsa cámara |
Sur |
0,80 cm |
3 |
SÍ |
NO |
CT9-T1-C1 |
Cámara lateral doble en distinto nivel |
Sur |
2,64 m |
5 |
SÍ |
SÍ |
CT9-T1-C2 |
Sureste |
3,62 m |
5 |
SÍ |
SÍ |
|
CT9-T2 |
Tumba de pozo con falsa cámara |
Este |
0,73 cm |
3 |
SÍ |
NO |
CT12-T1-C1 |
Cámara lateral doble en el mismo nivel |
Suroeste |
3,80 m |
8 |
SÍ |
SÍ |
CT12-T1-C2 |
Noreste |
3,80 m |
0 |
SÍ |
NO |
|
CT12-T2 |
Pozo con cámara lateral |
Este |
5,10 m |
4 |
SÍ |
NO |
CT12-T3 |
Pozo con cámara lateral |
Norte |
2,50 m |
3 |
NO |
NO |
CT12-T4 |
Pozo con cámara lateral |
Sur |
2,35 m |
3 |
SÍ |
SÍ |
CT13-T1 |
Pozo con cámara lateral |
Noreste |
3,80m |
6 |
SÍ |
NO |
CT13-T2 |
Tumba de pozo con falsa cámara |
Este |
0,62 cm |
0 |
SÍ |
NO |
CT13-T3 |
Pozo con cámara lateral |
Noreste |
3,20 m |
9 |
SÍ |
NO |
CT13-T4 |
Pozo con cámara lateral |
Noreste |
3,40 m |
5 |
SÍ |
NO |
CT13-T5 |
Tumba de pozo con falsa cámara |
Sureste |
0,95 cm |
2 |
SÍ |
SÍ |
CT13-T6 |
Tumba de pozo con falsa cámara |
Oeste |
1,78 cm |
1 |
SÍ |
NO |
CT13-T7 |
Pozo con cámara lateral |
Suroeste |
3,40 m |
0 |
NO |
NO |
Fuente: elaboración propia
Tabla 4. Información general sobre tumbas y entierros, sitio 137
TUMBA |
TIPOS DE TUMBAS |
DIRECCIÓN CÁMARAS |
PROFUNDIDAD DE ENTIERRO |
PIEZAS CERÁMICA |
LAJA DE ENTRADA |
LAJA DE PISO |
CT1-T1 |
Pozo con cámara lateral |
Noreste |
2 m |
3 |
SÍ |
No |
CT1-T2 |
Tumba de pozo con falsa cámara |
Oeste |
1,75 m |
3 |
SÍ |
SÍ |
CT2-T1 |
Tumba en pozo de acceso a cámara |
Sur |
0,40 m |
3 |
SÍ |
No |
CT2-T2 |
Pozo con cámara lateral |
Sur |
0,70 m |
4 |
SÍ |
SÍ |
CT2-T3 |
Pozo con cámara lateral |
Oeste |
1,20 m |
6 |
SÍ |
SÍ |
CT2-T4-C1 |
Cámara lateral doble en el mismo nivel |
Sur |
1,60 m |
10 |
SÍ |
No |
CT2-T4-C2 |
Oeste |
1,60 m |
9 |
SÍ |
SÍ |
|
CT2-T5 |
Pozo directo entierro secundario |
Directo |
0,30 m |
1 |
No |
No |
CT2-T6 |
Pozo directo entierro secundario |
Directo |
0,30 m |
1 |
SÍ |
No |
CT2-T7-C1 |
Pozo con cámara lateral triple |
Noreste |
1,05 m |
3 |
Metate |
No |
CT2-T7-C2 |
Suroeste |
1,40 m |
3 |
SÍ |
No |
|
CT2-T7-C3 |
Noroeste |
1,23 m |
0 |
No |
No |
|
CT2-T8 |
Tumba de pozo con falsa cámara |
Oeste |
0,50 m |
0 |
No |
No |
CT2-T9 |
Pozo directo entierro secundario |
Directo |
0,55 m |
2 |
No |
No |
CT2-T10 |
Pozo directo entierro secundario |
Directo |
0,30 m |
1 |
SÍ |
No |
CT3-T3 |
Pozo directo entierro primario |
Suroeste |
0,90 m |
0 |
No |
No |
CT6-T1 |
Pozo directo entierro secundario |
Directo |
0,20 m |
0 |
No |
No |
CT7-T1 |
Pozo con cámara lateral |
Noreste |
2,20 m |
8 |
SÍ |
No |
CT7-T2-C1 |
Tumba en pozo de acceso a cámara |
Noreste |
0,70 m |
4 |
SÍ |
No |
CT7-T2-C2 |
Pozo con cámara lateral |
Noroeste |
0,20 m |
3 |
SÍ |
SÍ |
CT7-T3 |
Pozo directo entierro secundario |
Directo |
1,30 m |
2 |
SÍ |
No |
CT9-T1 |
Pozo con cámara lateral |
Noroeste |
2,50 m |
2 |
SÍ |
SÍ |
Fuente: elaboración propia
Figura 3. Tumba de pozo con cámara lateral doble en distinto nivel, sitio 136
Fuente: elaboración propia
Figura 4. Tumba de pozo con cámara lateral doble en el mismo nivel, sitio 137
Fuente: elaboración propia
Figura 5. Tumba de pozo con cámara lateral triple en distinto nivel, sitio 136
Fuente: elaboración propia
El hallazgo de un número importante de tumbas totalmente conservadas dejó en evidencia la existencia de los ocho tipos de estructuras funerarias, de las cuales resulta importante mencionar que las tumbas de pozo con cámara lateral doble y triple se presentaron de dos maneras: cámaras en el mismo nivel y en distintos niveles. Esto evidenció claramente que no existió un patrón definido para la realización de este tipo de entierros. Por otra parte, se observó la existencia de una clase de estructura que se definió como tumba de pozo con falsa cámara, cuya característica principal era ser ovalada, de poca profundidad y estar dividida en dos partes: pozo y cámara, separados por laja en algunos casos, lo cual marcaba claramente la intención. Otra tumba que presentó un patrón particular fue la de entierro en pozo, que se caracterizaba por estar ubicada en el pozo de acceso a una o dos cámaras. En las tablas 5 y 6 se pueden observar los tipos de tumbas por número y porcentaje.
Tabla 5. Frecuencia de tipos de cámaras sitio 136
TIPO DE TUMBA |
SITIO 136 |
PORCENTAJE |
Pozo directo entierro primario |
0 |
0 % |
Pozo directo entierro secundario |
0 |
0 % |
Pozo con cámara lateral |
17 |
57 % |
Pozo con cámara lateral doble en el mismo nivel |
1 |
3 % |
Pozo con cámara lateral doble en distinto nivel |
3 |
10 % |
Pozo con cámara lateral triple |
1 |
3 % |
Tumba de pozo con falsa cámara |
7 |
23 % |
Tumba en pozo de acceso a cámara |
1 |
3 % |
TOTAL |
30 |
100 % |
Fuente: elaboración propia
Tabla 6. Frecuencia de tipos de cámaras sitio 137
TIPO DE TUMBA |
SITIO 137 |
PORCENTAJE |
Pozo directo entierro primario |
1 |
6 % |
Pozo directo entierro secundario |
5 |
28 % |
Pozo con cámara lateral |
6 |
33 % |
Pozo con cámara lateral doble en el mismo nivel |
1 |
6 % |
Pozo con cámara lateral doble en distinto nivel |
0 |
0 % |
Pozo con cámara lateral triple |
1 |
6 % |
Tumba de pozo con falsa cámara |
2 |
11 % |
Tumba en pozo de acceso a cámara |
2 |
11 % |
TOTAL |
18 |
100 % |
Fuente: elaboración propia
En estas tablas es posible apreciar, además de las cantidades por tipos de tumbas, la frecuencia de estas, medidas por porcentajes en cada uno de los sitios. El mayor porcentaje de tumbas fueron las de pozo con cámara lateral, pues se identificó un 57 % en el sitio 136 y 33 % en el sitio 137. Estos porcentajes, aunque existan variables en cantidades de cámaras por pozos, permiten inferir que la mayor intención en cuanto a patrón funerario es de entierros de pozo con cámara lateral, teniendo en cuenta la existencia de las tumbas de pozo con falsa cámara que en términos generales define el mismo patrón (figura 6).
Con respecto a diferencias, es notorio que en el sitio 136 no se hallaron entierros primarios ni secundarios en pozo; tampoco se encontraron entierros secundarios en pozo de acceso. Este último se trata de entierros justo en el pozo de acceso (figura 7) y se llevaba a cabo luego de realizar el entierro en la cámara más profunda. Este ritual pudo haberse realizado en el mismo proceso o tiempo después. Dicha práctica, como las otras en las que se utiliza un pozo compartido, se podría asociar a individuos con algún tipo de parentesco.
Figura 6. Tumba de pozo con falsa cámara
Fuente: elaboración propia
Figura 7. Tumba de pozo con cámara lateral y tumba en pozo de acceso
Fuente: elaboración propia
En relación con el direccionamiento de las cámaras que se encontraron en los sitios 136 y 137, no se podría definir un patrón, debido a que la diferencia de hallazgos entre ambos sitios fue significativa. En el sitio 136 se halló un total de 30 tumbas en las que se identificaron 36 entierros; y en el sitio 137 se detectaron 19 tumbas en las que se evidenciaron 22 entierros; una diferencia de 14 entierros entre ambos sitios. En el sitio 136 un total del 29 % de las cámaras se dirigió hacia el costado este, lo cual hace de este un direccionamiento predominante; por otro lado, en el sitio 137 predominaron claramente las tumbas de pozo directo, con un total del 27 % de las tumbas que se hallaron. Estos números no son concluyentes para definir patrones, pero sí tendencias o preferencias (tablas 7 y 8). Una particularidad que se visualizó al realizar el análisis del direccionamiento de las cámaras fue la no existencia de tumbas de pozo directo en el sitio 136 y la ausencia de cámaras direccionadas hacia el norte en el sitio 137.
Tabla 7. Frecuencia de direccionamientos de tumbas sitio 136
POSICIÓN CÁMARAS SITIO 136 |
||
DIRECCIÓN |
TOTAL |
PORCENTAJE |
Este |
10 |
28 % |
Noreste |
5 |
14 % |
Norte |
8 |
22 % |
Oeste |
3 |
8 % |
Sur |
4 |
11 % |
Sureste |
2 |
6 % |
Suroeste |
4 |
11 % |
Total |
36 |
100 % |
Fuente: elaboración propia
Tabla 8. Frecuencia de direccionamientos de tumbas sitio 137
POSICIÓN CÁMARAS SITIO 137 |
||
DIRECCIÓN |
TOTAL |
PORCENTAJE |
Noreste |
4 |
18 % |
Noroeste |
3 |
14 % |
Sur |
3 |
14 % |
Suroeste |
2 |
9 % |
Oeste |
4 |
18 % |
Pozo directo |
6 |
27 % |
Total |
22 |
100 % |
Fuente: elaboración propia
El mayor porcentaje de las tumbas correspondía a entierros secundarios. Esto se dedujo a partir de que los restos óseos que se encontraron en las tumbas no correspondían a un individuo completo, sino a huesos agrupados en un lugar en específico y al hallazgo de un entierro primario que permitió entender las dinámicas funerarias en este sentido (figura 8); de este entierro en particular se habla más adelante. En algunas ocasiones se pudieron hallar huesos largos, partes de cráneos, maxilares con dientes y dientes sueltos. Los restos óseos humanos y animales encontrados en las tumbas estaban en mal estado de conservación, pues en muchas ocasiones solo se identificaron fragmentos, hasta el punto en el que no se pudo recuperar información alguna de ellos. Solo fue posible rescatar dientes, que también presentaban un regular estado de conservación (figura 3). La característica de estos hallazgos es la alta humedad observada y el mal estado de conservación de los restos óseos al momento de la exhumación para la realización del segundo entierro. Los restos óseos hallados agrupados posiblemente fueron los únicos que se recuperaron del primer entierro, y solo se trasladaron los que fueron posibles. En este caso, aquellos fueron los huesos largos y cráneos, que por su característica física suelen conservarse por mayor tiempo, al igual que los dientes que, aunque no son huesos, sus características físicas los hacen un órgano resistente al paso del tiempo.
En las tumbas que no fue posible hallar restos óseos o dientes, es probable que se descompusieran totalmente. Lo anterior se deduce con base en el mal estado de conservación en el que se encontraban los pocos restos óseos que se evidenciaron, y que existieron tumbas con ajuar sin restos óseos y restos óseos sin ajuar, lo cual explica por qué no necesariamente tenía que haber ajuar (piezas en cerámica) asociado al individuo sepultado o restos óseos relacionados con el ajuar.
Solo se halló un entierro primario en el área de investigación, que se evidenció en un pozo de 1 m x 1,10 m aproximadamente y estuvo compuesto por un individuo dispuesto en posición decúbito lateral derecho flexionado, dirigido hacia el costado noroeste. Como ajuar solo se encontraron algunos posibles restos óseos de fauna agrupados hacia el costado oeste del pozo, a un costado de la parte baja del individuo. Los restos óseos vinculados con este individuo estaban en mal estado de conservación, por ende, no se pudo recuperar información de ellos.
Figura 8. Entierro primario en pozo, sitio 137, corte 3, tumba 1
Fuente: elaboración propia
Las lajas y su importancia
Otra particularidad que tuvieron en común la mayoría de las tumbas fue la utilización de lajas en basalto como tapas de entrada a la cámara, de manera funcional o simbólica, así como lajas de base en cámara para la ubicación de los restos óseos y en algunas ocasiones ajuar, aunque en la mayoría de los casos el ajuar se hallaba alrededor de la laja o a un costado (figuras 9 y 10).
Figura 9. Laja de entrada, sitio 137, corte 7, tumba 1
Fuente: elaboración propia
Figura 10. Laja de piso, sitio 137, corte 2, tumba 3
Fuente: elaboración propia
Cuando se habla de lajas de entrada funcionales o simbólicas se hace referencia a que en muchas ocasiones las lajas se hallaban dispuestas sobre el ajuar luego de ser cubiertos con tierra. Esta posición no obedecía al colapso de la cámara o a la presión del material de relleno depositado en el pozo, y por eso se dedujo que dicha ubicación era intencional (figuras 11 y 12). En otras ocasiones las lajas se ubicaban simbólicamente en las tumbas de pozo con falsa cámara, debido a que se disponían en un pozo que dividían simulando la existencia de un pozo con una cámara lateral (figura 12). En cuanto a las lajas, en dos hallazgos se evidenció el cambio en el patrón de utilización de lajas: en el S 136-Ct 4-Tb 5 se empleó un metate en desuso como laja de entrada; y en el S137-Ct 2-Tb 7-C 1 se halló metate en buen estado depositado sobre ajuar (figura 13).
Figura 11. Laja de entrada simbólica, sitio 136, corte 7, tumba 1, cámara 1
Fuente: elaboración propia
Figura 12. Laja en tumba de pozo con falsa cámara, sitio 136, corte 13, tumba 2
Fuente: elaboración propia
Hacia el costado izquierdo de la imagen anterior se puede visualizar lo que sería el pozo de entrada y la laja de entrada hacia lo que se denomina falsa cámara. En el costado derecho es posible evidenciar el resultado de la excavación de todo el contexto, de tal forma que al fondo se observa la falsa cámara y algunos restos óseos en mal estado de conservación. No se halló ajuar asociado ni laja de piso. Como se puede apreciar, la elaboración de la tumba se realizó a partir de un pozo que le dio la forma representativa de una tumba de pozo con cámara lateral. La elaboración de tumbas de pozo con falsa cámara se podría asociar a algún tipo de jerarquización social en estos grupos; con este tipo de estructuras se mantiene aquel patrón funerario que simboliza la entrada y permanencia en la otra “vida”, espacios que se delimitan con la ubicación de una laja.
Figura 13. Metate utilizado como laja de entrada, sitio 136, corte 4, tumba 5
Fuente: elaboración propia
La utilización de lajas en las tumbas se podría relacionar más con un acto simbólico que funcional, con el posible objetivo de sellar de manera simbólica la conexión de este mundo con el siguiente, lo que garantiza la permanencia del individuo en el otro mundo, de tal forma que se garantice la llegada y no retorno del espíritu. De esta manera, el segundo entierro aseguraría la total transición del difunto hacia la otra “vida”. En el caso de la utilización de metate como laja podría indicar dos cosas: una relación individuo-objeto y otra relación objeto-intención. Por ello, es posible que el metate se utilizara como laja para sellar simbólicamente la tumba y que este tuviera una relación con el individuo. Esta posibilidad podría resultar confusa; pese a ello, en términos generales no habría necesidad de utilizar un metate como laja de entrada si en el área existía la posibilidad de acceder a una laja de las características encontradas en otras tumbas. Por ello, se alude a la posibilidad de que la persona en vida se dedicó o destacó en el procesamiento de granos. Esto podría cobrar validez si se considera que la tumba y lo contenido en ella tienen una estrecha relación con el individuo.
Material cerámico como ajuar
En cuanto al ajuar que se halló en las tumbas, este estuvo compuesto por recipientes asociados al complejo Capulí, con pintura negativa (figuras 14, 15 y 16). Se hallaron cuencos con base anular, cuencos con base de pedestal, vasijas de silueta compuesta, vasijas aquilladas, vasijas globulares y subglobulares, alcarrazas, figuras antropomorfas masculinas (coquero) (figura 14) y femeninas (mujer sedente) (figuras 16), así como manos de moler, lascas en obsidiana y morteros. Cabe mencionar que pocas tumbas presentaron ajuar con presencia de líticos. La cantidad de piezas en cerámicas que se halló en entierros osciló entre uno y 10 recipientes, y solo se hallaron cinco figuras antropomorfas, cuatro femeninas y una masculina, cada una en un entierro: S 136-Ct 8-Tb 3 (femenina), S 136-Ct 12-Tb 2 (femenina), S 136-Ct 13-Tb 1 (femenina), S 137-Ct 2-Tb 4 (femenina) y S 137-Ct 7-Tb 1 (masculina). Es probable que los entierros en los que se encontraron figuras antropomorfas femeninas sedentes se asocien a mujeres de importancia en la comunidad. En este sentido, se podría pensar en la posibilidad de que a las mujeres las sepultaban en áreas compartidas con miembros de la familia o comunidad; por el contrario, a los hombres de importancia los sepultaban aisladamente. Cuando se habla de hombres de importancia se hace referencia a aquellos con los que se depositaban figuras antropomorfas sentadas en bancos, conocidos en la tipología cerámica Capulí como coqueros. Se llegó a esta conclusión teniendo en cuenta que la única figura antropomorfa masculina se encontró en el S 137-Ct 7-Tb 1 (figura 14), en tumba de pozo con cámara lateral. Posiblemente las tumbas de hombres con importancia en el sitio 136 se realizaron en un área cercana a la del hallazgo de las tumbas.
Figura 14.
Figura antropomorfa, coquero, S137, C 7, T1.
Fuente: elaboración propia
Si bien es cierto que para las afirmaciones anteriores no existen muchas referencias, estudios como el de Patiño (2016) señalan el hallazgo de tumbas de personajes de élite con ajuares en oro, en los cementerios de Las Cruces y La Victoria. “En las cerámicas se refleja una organización de estas sociedades alrededor de caciques-chamanes, donde la vida espiritual giró en torno a la masticación ritual de la hoja de coca. Las figurillas Capulí representan personajes de élite sentados” (Patiño, 2016, p. 15). La ausencia de elementos en oro en el sitio El Porvenir podría corresponder con su temporalidad. Así, según las referencias, las tumbas de mayor profundidad y con llamativos ajuares son de periodos que se enmarcan sobre el siglo VIII d. C. en adelante, cuando estos grupos pudieron haber alcanzado un mayor grado de desarrollo social.
En la mayoría de los casos, en las tumbas que presentaron ajuar las piezas se depositaron alrededor de la laja de piso o a un costado de ella, y en las tumbas que no presentaron laja de piso o restos óseos las piezas se acomodaron de la misma manera. En algunas ocasiones los recipientes se acomodaban unos dentro de otros, posiblemente debido al poco espacio que había en la cámara y con la intención de agruparlos con base en el patrón (figura 17). En solo tres casos se evidenció ajuar ubicado sobre las lajas de piso: S 136-Ct 7-Tb 1-C1, S 137-Ct 2-Tb 4-C2 y S 137-Ct 2-Tb 7-C2. El hecho de que los ajuares estuviesen hacia un lado de la laja de piso parece indicar que existía una clara intención, la cual era depositar los restos óseos o piezas dentales encima de la laja. Esta práctica ritual podría tener como objetivo aislar al individuo del suelo, y darle importancia aun después de la muerte, en su segundo entierro, en donde sus restos descansarían finalmente.
Figura 15. Cuenco pintura negativa con base de pedestal S137, C 2, T 3 y vasija subglobular con aplicaciones y punteado S136, C12, T 2
Fuente: elaboración propia
Figura 16. Alcarraza S136, C 13, T 1 y figura antropomorfa femenina sentada S137, C 2, T 4
Fuente: elaboración propia
Figura 17. Piezas agrupadas a un costado de la tumba, sitio 136, corte 4, tumba 1
Fuente: elaboración propia
En la figura 17 se puede observar el claro ejemplo de una tumba que reúne varias características. Estas es una tumba de pozo con falsa cámara de poca profundidad, con piezas agrupadas a un costado de la falsa cámara y algunas acomodadas unas dentro de otras, de tal forma que aprovechaba el espacio para depositar el ajuar al costado opuesto a las lajas de entrada y dejaba el espacio de la laja libre para la depositación de los restos óseos, en este caso, descompuestos totalmente. Este fue el único entierro de poca profundidad (70 cm) que presentó nueve recipientes; un número alto si se tienen en cuenta las cantidades que se evidenciaron por profundidades. El caso de las piezas acomodadas unas dentro de otras solo se dieron en cámaras con poco espacio.
En el sitio 136 se evidenció que la mayor frecuencia de piezas en cerámica fue de tres y cinco piezas. Así, se halló un total de seis entierros con ajuar compuesto por tres piezas (21 %) y nueve entierros con cinco piezas (31 %). Estas frecuencias indican que es posible que hubiese una intención asociada a este número de piezas (tablas 9 y 10). Con respecto a lo anterior, en el sitio 137 curiosamente también se encontró un total de seis entierros con un ajuar compuesto por tres piezas, que corresponde al 33 % de los entierros. El hecho de que en 12 entierros se evidenciara un ajuar compuesto por tres piezas demuestra la existencia de una intención, que es probable que simbólicamente se vincule al tipo de individuo. Esto se puede corroborar si se tiene en cuenta que las tumbas con profundidades entre 0 m y 3 m eran las que contenían menor cantidad de material. En estas profundidades solo se hallaron entierros con tres piezas. En las tumbas que superaron estas profundidades no fue posible evidenciar este número de piezas. Con base en esto se puede inferir que había cierta clase de individuos que se enterraban con este número específico de piezas.
Tabla 9. Frecuencia de cantidades de piezas en cerámica halladas en entierros, sitio 136
FRECUENCIA DE MATERIAL POR ENTIERROS SITIO 136 |
||
Piezas |
N. de entierros |
Porcentaje |
1 |
3 |
8 % |
2 |
1 |
3 % |
3 |
6 |
17 % |
4 |
3 |
8 % |
5 |
9 |
25 % |
6 |
1 |
3 % |
7 |
1 |
3 % |
8 |
2 |
6 % |
9 |
3 |
8 % |
0 |
7 |
19 % |
TOTAL |
36 |
100 % |
Fuente: elaboración propia
Tabla 10. Frecuencia de cantidades de piezas en cerámica halladas en entierros, sitio 137
FRECUENCIA DE MATERIAL POR ENTIERROS SITIO 137 |
||
Piezas |
N. de entierros |
Porcentaje |
1 |
3 |
14 % |
2 |
3 |
14 % |
3 |
6 |
27 % |
4 |
2 |
9 % |
6 |
1 |
5 % |
8 |
1 |
5 % |
9 |
1 |
5 % |
10 |
1 |
5 % |
0 |
4 |
18 % |
TOTAL |
22 |
100 % |
Fuente: elaboración propia
En los sitios 136 y 137 se evidenció que la mayor cantidad de entierros se realizó entre 0 m y 1 m, 1 m y 2 m, y 3 m y 4 m. En el sitio 136 las dos primeras profundidades referenciaron 10 entierros, por otro lado, en el sitio 137, aunque las tumbas no presentaron la misma profundidad que las del sitio 136, se identificó que entre 0 m y 1 m se halló el 60 % de los entierros y las tumbas con menor cantidad de piezas. En cuanto al material cerámico que se identificó como ajuar en los contextos, se pudo evidenciar que si bien es cierto que en una tumba poco profunda se hallaron nueve piezas, los entierros con mayores números de piezas tuvieron una profundidad que osciló entre los 3 m y 4 m; en el caso del sitio 136 y 137, entre los 1 m y 2 m. Además, la tumba más profunda en este sitio se identificó a los 2,50 m. Algo notorio en ambos sitios es que los entierros con menor número de piezas se hallaron entre los 0 m y 1 m. Los datos que se mencionaron previamente dejan en evidencia un patrón que se podría asociar a algún tipo de jerarquización social en cuanto al ajuar y la profundidad, que ubica a individuos de mayor importancia en profundidades superiores a 1 m. Más allá de las variables con respecto a profundidades y número de piezas, las tendencias en los datos permiten inferir lo que se precisó con anterioridad.
Los cementerios y su significado
Las tumbas en el sitio 136 estaban ubicadas en una gran terraza que, a su vez, tenía una subterraza en la cual se halló un segundo cementerio. En el área aterrazada más amplia se ubicaron los cortes 1, 2, 3, 4, 5, 10, 12 y 13, en los que se hallaron un total de 17 tumbas; y en otra pequeña terraza se situaron los cortes 6, 7, 8, 9 y 11: en esta se encontraron un total de 12 tumbas (figura 18). Los contextos funerarios en estas terrazas se localizaron dispersos en áreas onduladas, que posteriormente rellenó el grupo prehispánico. No hubo un distanciamiento que permitiera definir un orden; parecía que se realizaron al azar o a conveniencia, según lo permitiese el terreno. Lo que sí es claro es que se utilizaron áreas aterrazadas para establecer estos pequeños cementerios. El direccionamiento de las terrazas tampoco pareció importar, dado que una estaba dirigida hacia el norte y la otra hacia el este.
Al contrario del sitio 136, en el sitio 137 las tumbas se hallaron en una sola terraza. Los contextos funerarios se evidenciaron en un gran porcentaje agrupados en el corte 2, en donde se hallaron 10 tumbas de 18 que se encontraron en el sitio. Las otras ocho estaban dispersas entre los cortes 1, 3, 6, 7 y 9. Aunque en el corte 2 se identificaron siete tipos de tumbas, estas estaban agrupadas de tal manera que pareciera haber una intención (figura 19), probablemente alguna relación de parentesco, lo cual simbolizaría la unión de los individuos aún en la muerte. Aunque en el sitio 136 no se evidenció esta característica, la intención se puede reflejar en las tumbas de pozo con cámara lateral doble y triple, además de los entierros en pozo de acceso. Ahora bien, es posible la relación de parentesco de los individuos sepultados en esta área, teniendo en cuenta que la terraza era tan amplia que existía la posibilidad de ubicar las tumbas más distantes. Como se mencionó anteriormente, los contextos funerarios que se identificaron en el corte 2 tuvieron una dimensión de 6 m x 8 m, para un total de 48 m2, un área pequeña con base en el número de entierros hallados.
Con relación al corte 2 del sitio 137, no existió una clara evidencia que permitiese pensar en la posibilidad de entierros colectivos, aun al hallar tumbas de triple cámara que, sin duda, evidencian una posible relación de parentesco de los individuos allí depositados. Pero el hecho de encontrar tumbas tan juntas, en ocasiones sobrepuestas (tumbas en pozo de acceso), no parece ser casualidad. En este caso, puede indicar la existencia de una intención con relación al uso localizado del espacio para un grupo determinado de individuos, estrechamente asociado con el parentesco. En este sentido, se podría afirmar que los individuos allí sepultados podrían pertenecer a una misma familia y los sepultados a su alrededor a otros miembros de la comunidad.
Sin duda alguna, el sentido de la muerte y su relación tan estrecha con los vivos configura uno de los rituales más significativos para el ser humano desde su existencia. El tratamiento que se le da a quien parte de este “mundo” y cómo se prepara esta partida para el viaje promisorio hacia la otra “vida” es algo que está a cargo de los vivos, quienes definen según su importancia en qué lugar se debe sepultar y junto a quiénes, que puede ser, en este caso, junto a sus familiares que, a su vez, están sepultados con miembros de una comunidad en un lugar definido para tal fin (cementerio).
Figura 18. Ubicación de cortes en el sitio 136
Fuente: elaboración propia
Figura 19. Ubicación de cortes en el sitio 137
Fuente: elaboración propia
Conclusiones
Uno de los aportes fundamentales de este estudio son las fechas obtenidas para cada sitio. Por eso, es necesario, para la arqueología del sur de Colombia, el hallazgo de sitios que permitan obtener información confiable que posibilite ampliar la comprensión sobre los procesos de ocupación y el modo de vida de los grupos prehispánicos que se asentaron en el departamento de Nariño. De esta manera, las fechas obtenidas situadas sobre los siglos IV y V d. C. permiten ubicar el complejo cultural Capulí sobre un periodo más temprano en el departamento de Nariño, lo que es aproximado cronológicamente al norte de Ecuador. Las fechas y los datos provenientes de las tumbas son una aproximación que les permitirá a futuras investigaciones encontrar nuevas bases para realizar comparaciones que posibiliten ampliar el conocimiento de los grupos prehispánicos asentados en el sur de Colombia y norte de Ecuador.
Respecto a las tumbas y sus contenidos, aunque en términos generales existe un patrón relacionado con las tumbas de pozo con cámara lateral y el contenido de material cerámico con pintura negativa, en el complejo arqueológico El Porvenir se evidenció una notoria diferencia en profundidades y tipos de tumbas. Esto en relación con los contextos funerarios referenciados en los Cementerios Miraflores 1, Miraflores 2 y Las Cruces, donde se reportan tumbas más profundas, de estructuras más elaboradas y entierros con mayor contenido de ajuar. Por lo tanto, surgen algunos interrogantes: ¿la diferencia podría estar asociada con algún tipo de jerarquización social? o ¿quizás obedece a la periodicidad del sitio? Estas preguntas deben ser discutidas, puesto que, en Ecuador, para estas fechas, se reportan profundas tumbas Capulí con exóticos ajuares con contenido de orfebrería de buena ley. Con estas evidencias se podría rechazar la idea de la periodicidad. En tal marco, toma fuerza la posibilidad de la existencia de centros poblados de mayor jerarquización social, en los que posiblemente se concentraban relaciones socioeconómicas vinculadas al control político y las relaciones de intercambio o comercio.
Para soportar esta afirmación es pertinente considerar que los cementerios en la legitimación del territorio cumplen un papel importante, pues van más allá de lo que simboliza la muerte y los modos de enterramientos. Los cementerios, debido a su significado, cumplen un papel clave en el reconocimiento social y simbólico de los territorios (Cardona y Montoya, 2008). En este sentido, se podría catalogar El Porvenir como un posible sitio estratégico de control político, es decir, un centro nucleado ocupado por personajes de menor jerarquización social que basaban su economía en la agricultura. En cercanías a este sitio se identificaron terrazas de cultivos y canalizaciones hidráulicas que soportan lo mencionado.
En referencia a las figuras antropomorfas masculinas sentadas consideradas como representaciones de jerarquización, López (2014), para el Carchi, norte de Ecuador, sugiere esta posibilidad, así como que estas figuras aluden a personajes que habitaban lugares de clima más cálido, pues sus representaciones solo usan una banda cruzada y tapa rabo. Esta posibilidad toma mucha fuerza si se tiene en cuenta que el complejo arqueológico El Porvenir está ubicado a una altura aproximada de 1887 m.s.n.m., que corresponden a un clima templado, donde su temperatura aproximada oscila entre los 18 y los 24 °C. Según lo experimentado al momento de llevar a cabo las intervenciones arqueológicas, en esta área se puede estar gran parte del día con poca vestimenta.
Por su parte, Cárdenas (2020), respecto con el valle de Atriz, señaló el hallazgo de contextos funerarios asociados con las culturas Piartal y Tuza, debajo de áreas con presencia de material cultural cerámico fragmentado y líticos, lo que abre la posibilidad de que los grupos culturales realizaran entierros en áreas de uso doméstico. Si bien es cierto esta referencia no se asocia al grupo cultural Capulí, es una particularidad que se hizo presente en esta investigación, debido a que se evidenció que las estructuras de las tumbas se llevaron a cabo por debajo de rellenos antropogénicos, los cuales posiblemente se hicieron para la reutilización y adaptación del sitio para el uso doméstico.
En este caso no se podría referirse a sitios habitacionales, debido a la ausencia de evidencias que indiquen la existencia de plataformas de viviendas. Pese a ello, sí es posible hacer referencia a los sitios de uso continuo, en consideración con la abundante presencia de material cerámico fragmentado asociado con rellenos antropogénicos, lo que indica una gran producción alfarera relacionada con los sitios. Estos rellenos se realizaron luego de que el sitio fuera usado como cementerio. Por otra parte, las dos fechas obtenidas reflejaron un largo período de ocupación. Estas características hacen del complejo arqueológico El Porvenir un área de importancia cultural prehispánica, en la que se conjugó el ritual funerario y la reutilización del espacio para prácticas de desarrollo social.
Con base en el análisis de los resultados de esta investigación, se podría decir que los contextos funerarios que se hallaron en el complejo arqueológico El Porvenir pertenecieron al grupo cultural definido como Capulí, quienes en su práctica cultural establecieron tres terrazas como áreas de enterramiento o cementerio, las cuales posteriormente se utilizaron para el uso doméstico. Esto se infiere debido a la abundante presencia de evidencias culturales estratificadas por encima de los contextos funerarios y a las fechas que se obtuvieron de cada una de las áreas que, por su parte, evidencian un amplio período de ocupación que también explica la razón de hallar tanto material cerámico fragmentado.
Los materiales cerámicos encontrados en los contextos funerarios relacionan el área de estudio con el complejo cultural Capulí y con el norte de Ecuador, donde la frontera creada por los occidentales divide un territorio que, en épocas prehispánicas, podría estar dominado por los grupos Piartal, Tuza y Capulí. Las evidencias culturales lo demuestran y las fechas expuestas en el estudio lo afirman. Por lo tanto, futuras investigaciones podrían definir un límite en el manejo del territorio por parte de los grupos prehispánicos asentados en el sur de Colombia.
En este caso, el grupo prehispánico que se asentó en esta gran área resignificó su manera de ver el espacio y lo adaptó a nuevas dinámicas culturales, posiblemente asociadas al uso doméstico como área de cultivo, teniendo en cuenta que, junto al material cerámico fragmentado, se encontraron manos de moler y fragmentos de mano de moler, metates y fragmentos de metates. Estas son claras evidencias de que en este lugar se cultivó y consumió de manera prolongada el maíz.
Adicionalmente, se identificó una filiación cultural de los cementerios que se hallaron en los sitios 136 y 137, gracias a la tipología cerámica y la de estructuras funerarias. La gran variable en los tipos de enterramientos, cantidad y conservación hacen del complejo arqueológico El Porvenir un sitio único hasta el momento. Se espera que a futuro se pueda profundizar mucho más en los hallazgos que se llevaron a cabo en este sitio.
Contribución de los autores
Ricardo Mendoza Acosta: Trabajo de campo, autor intelectual, revisión bibliográfica, análisis e interpretación de datos, redacción, edición y sintaxis.
Katina Henry Marín: Trabajo de campo, revisión bibliográfica, análisis e interpretación de datos, redacción, edición y sintaxis.
Declaración sobre conflictos de interés
Esta publicación es el resultado de un Programa de Arqueología Preventiva y por tal razón, se considerada como divulgación de los resultados de las intervenciones sobre el patrimonio arqueológico. En el proceso participaron muchas personas, pero, los resultados plasmados en este documento son un producto específico de los autores.
Agradecimientos
Gracias a Sacyr, la Concesionaria Vial Unión del Sur y al ingeniero Germán de La Torre Lozano por su valioso apoyo e interés por la arqueología. A todas aquellas personas que hicieron posible que esta información llegara a este resultado. Agradecemos a los auxiliares de arqueología Manuel Lineros, Maritza Ramírez, Karen Ayala, Jorge Rojano, Juan Posada, Braian Muñoz, Manolo Villamizar y Edgar Romo. También a los colaboradores del resguardo de Iles, quienes con su gran amor, esfuerzo y dedicación hicieron de esto una realidad. A su vez, a los padres de Katina Alexandra Henry Marín: Sílfides Marín Pineda y Carlos Enrique Henry Cabas (Q.E.P.D), que siempre con su amor y sabiduría la motivaron a ser una mejor persona y profesional. Así como a los padres de Ricardo de Jesús Mendoza Acosta: Maritza Acosta Mendoza y Crisanto Mendoza Gomes, por el amor incondicional, la vida y sus miles de oraciones.
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