FUNDARVID Y FENASCOL: NOTAS SOBRE SUS NEOLOGISMOS EN LA FORMACIÓN DE LA LSC
1. Docente ocasional, Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Estudiante de Maestría en Antropología, Universidad Nacional de Colombia. alex.barreto@unad.edu.co
Tipología:
Artículo de Reflexión
Fecha de Recibido: 21/05/2015
Fecha de Aceptación: 03/08/2015
Como citar este artículo: Barreto-Muñoz, A. (2015). Fundarvid y Fenascol: notas sobre sus neologismos en la formación de la lsc. Jangwa Pana, 14, 99 - 112.
RESUMEN
En Colombia existe un debate abierto sobre cómo las personas sordas deberían crear nuevas palabras (neologismos) en el lengua de señas colombiana (LSC). Las propuestas de la Fundación Árbol de Vida han generado diversas tensiones al interior de la comunidad sorda bogotana asociada a la Federación Nacional de Sordos de Colombia, en particular sobre un elemento que poco ha sido explorado: la adquisición, enseñanza y aprendizaje de la LSC, lo que se ha optado aquí englobar como ‘formación’. El presente artículo, presenta los avances de dos investigaciones realizadas por el autor que detallan la complejidad de las prácticas sociales de las personas sordas frente las polémicas en torno a la innovación en la lsc y su interrelación con las creencias en torno al ideal de lengua.
Palabras Clave: Neologismos; sordos; Fundarvid; Fenascol; lengua de señas.
FUNDARVID AND FENASCOL: NOTES ON THEIR NEOLOGIMS IN LSC
ABSTRACT
There is an open debate about how deaf people should create new words (neologisms) in the Colombian sign language (LSC). Proposals from the Tree of Life Foundation have generated several tensions within the deaf community of Bogota associated with the National Federation of the Deaf of Colombia. Particularly on the acquisition, teaching and learning of the LSC, what has been decided to treat here as ‘education’. This article presents the preliminary results from two studies that detail the complexity of the social practices of deaf people in context of the controversies surrounding innovation in the LSC and its interface with the beliefs around ideas of an ideal language.
Keywords: Neologism; deaf; lsc; Fundarvid; Fenascol; sign language.
INTRODUCCIÓN
Las comunidades de personas sordas de Colombia a lo largo del último y el presente siglo, han desarrollado una lengua visual, espacial y gestual conocida actualmente como la lengua de señas colombiana, lsc1. La lsc evidencia una complejidad propia de cualquier lengua natural, y sirve a sordos y oyentes para todas las funciones comunicativas de modo similar que las lenguas indígenas, criollos y variedades del español a sus usuarios. La lsc es una lengua que evidencia vigorosas dinámicas sociales en la actualidad que implican cambios culturales. En este escrito realizará un esbozo de las controversias en relación a los neologismos en las prácticas educativas de algunos actores relacionados con dos instituciones: Fenascol y Fundarvid.
La Federación Nacional de Sordos de Colombia Fenascol, es el movimiento asociativo que por treinta años ha luchado por mejorar la calidad de vida de las personas sordas a través de la defensa de sus derechos y de acciones que respondan a las necesidades de sus comunidades (Fenascol, s. f.). Desde sus inicios, la Federación ha incluido dentro de estas acciones la recopilación y divulgación del vocabulario de la lsc en seis tomos (Tomo 1-4, vocabulario básico; Tomo 5, ciudades y departamentos; Tomo 6, salud y sexualidad), dos tomos pedagógicos especializados en áreas, además de haber creado y asesorado gran cantidad de materiales educativos para la enseñanza de la lengua de señas como lengua meta (como lengua “extranjera”, LE o segunda lengua, L2). Los libros de vocabulario de Fenascol han sido referentes nacionales para la presunta estandarización de la lsc, un proceso en el que la entidad ha insistido que “no pretende desconocer otras variedades de señas usadas regionalmente” (Mejia, 1996). A la par de este proceso, dentro de sus unidades productivas, la Federación, con el apoyo de Banco Interamericano de Desarrollo (BID) construyó una oferta de cursos iniciales (cuatro niveles), intermedios (dos niveles) y avanzados (dos niveles) de enseñanza de la lengua de señas para personas oyentes. Estos cursos que han sido ofertados por casi 20 años se han constituido en un referente nacional en lo que respecta la formación en lengua de señas. Incluso, los cursos se usan como requisitos para obtener el permiso temporal de intérprete que otorga el Instituto Nacional para Sordos, entidad estatal adscrita al Ministerio de Educación Nacional (Insor, s. f.). Debido a que por más de 10 años, Fenascol ha prestado servicios de consultoría y administración de intérpretes de lengua de señas y auxiliares sordos en el aula a la SED de Bogotá, sus libros de vocabulario básico y pedagógico, así como sus cursos, han servido de elemento fundamental para la formación en lengua de señas colombiana de intérpretes, modelos e indirectamente de estudiantes sordos y oyentes, docentes, familiares y profesionales relacionados con la comunidad. En el 2014, Fenascol y la Institución donde labora actualmente el autor, la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Unad, firmaron un convenio macro de cooperación interinstitucional, con el ánimo de incentivar el intercambio de conocimientos y el fortalecimiento mutuo de las instituciones. De este convenio macro, se acordó participar en la convocatoria 005 de investigación interna de la Unad, para la financiación de proyectos de investigación. A través del grupo de investigación Umbral, Fenascol y la Unad presentaron el proyecto PG11 del 2015: Formación de lengua de señas: Una sistematización de la experiencia de la Federación de Nacional de Sordos de Colombia. Este proyecto resultó ganador de la convocatoria interna y busca mediante una metodología etnográfica-reflexiva, dar cuenta de las prácticas y relaciones que ha construido la Federación en torno a sus cursos de lengua de señas en aras de arrojar luz sobre los saberes esenciales (Tobón, 2005) que arrojen luz sobre un posible diseño curricular en el área.
Para el 2014, los delegados del comité de posgrados en antropología de la Universidad Nacional de Colombia, aprobaron el proyecto de tesis de maestría (2014 – 2016) presentado por el autor titulado, Fundarvid: Una contextualización de sus neologismos en la lengua de señas colombiana. La Fundación Árbol de Vida Fundarvid, es un movimiento educativo bogotano que aspira a la transformación de la lengua de los sordos de Colombia, a través de la creación de nuevos tipos de palabras (señas). En Bogotá, desde 1999, esta agrupación ha propuesto que la lsc debe tener términos específicos para usos académicos que no provengan de préstamos del español escrito o hablado, y que en cambio aprovechen la riqueza metafórica y analítica de las señas. La propuesta de Fundarvid ha generado una controversia entre los sordos, en términos de si una lengua de señas debe ser “natural y auténtica” o por el contrario “artificial y planeada”. Tradicionalmente los sordos de Colombia han desarrollado distintas estrategias para generar señas en su lengua. Las principales maneras de incorporar vocabulario a la lsc, como en otras lenguas de señas, han sido a través de la gramaticalización de pantomimas (Janzen & Shaffer, 2002), emblemas manuales (como “ok”, “bien”; McNeil, 1992), vocalizaciones del español, representaciones manuales de las letras del español (alfabeto de deletreo manual) y otro tanto en préstamos y fusiones de otras lenguas de señas (Supalla & Clark, 2014). Esta generación del vocabulario de señas en la lsc se ha dado gradualmente en los últimos 100 años. Muchos sordos consideran que esta manera heterogénea y no sistemática es la forma “natural” y exclusiva en la que se conforma la lengua de señas. En los últimos 20 años, las personas sordas han empezado a ingresar a colegios y universidades de forma masiva. Estos nuevos contextos, han demandado que los sordos se enfrenten a la comprensión y manejo de conceptos técnicos y sub-técnicos de las ciencias (en el concepto tradicional de “ciencia occidental”) y la tecnología para los cuales no disponen de términos en lsc. Ante estos nuevos contextos los fundadores de Fundarvid se cuestionaron: ¿cómo decir sulfato de sodio en lsc? O, ¿cómo decir eficiencia de un modo más preciso que no sea simplemente con las señas (glosadas) proceso-bien o proceso-rápido?
Por supuesto, es posible enunciar con precisión una idea técnica o científica en la lsc. En una situación industrial muy particular, por ejemplo, eficiencia podría enunciarse en señas en una frase de la siguiente forma: proceso-ahorra-materiales-ahorra-energía-tiempo-apropiado, siendo aceptable para un empleado sordo y supervisor específicos. El reto al que se enfrentaron los miembros de Fundarvid, así como cualquier usuario de una lengua joven que comienza a acceder a nuevos espacios de conocimiento especializado no fue, pues, de intraducibilidad (el cual es un debate sin salida satisfactoria ya que “en último caso, la explicación es la traducción”, Newmark, 1992) sino de economía terminológica: ¿cómo diferenciar la denominación eficiencia de su definición o paráfrasis? Más aún, ¿cómo contrastar eficiencia, de eficacia y otros conceptos relacionados, de modo que sea productivo y económico para construir un discurso técnico o académico? Los fundadores de Árbol de Vida debatieron sobre la aparente falta de términos técnicos y subtécnicos en lsc o la simplificación de categorías científicas usando vocablos coloquiales en señas. Para ellos si, por ejemplo, la seña estudio puede significar estudiar (verbo), estudios-realizados (sustantivo), educación, academia o escolar ¿Cómo pueden los sordos acceder a una clasificación del lenguaje académico e incorporarlo en el habla de su vida profesional si no existen términos para conceptualizar los diversos matices señalados en las ciencias? Este argumento, por supuesto, se sostiene sobre la base que no son satisfactorias algunas variaciones morfológicas de una misma estructura de seña (en especial si involucran movimientos de la boca inspirados en el español o algún tipo de gestualidad).
Frente a los anteriores cuestionamientos, Fundarvid desde su inicio empezó a proponer una serie de vocabularios basados en una construcción diferente de las formas tradicionales en lsc. Se orientó hacia una construcción deliberadamente “etimológica”. En lugar de partir de las formas heterogéneas y tradicionales de formación de neologismos en lsc, los miembros de Fundarvid, empezaron a construir señas proponiendo unidades de significado comparables a las raíces de la lengua hablada. Así como en las lenguas flexionadas como el español, varios términos académicos se forman con morfemas de origen greco-latino, por ejemplo, filosofía, de filos (amor) y sofía (sabiduría); antropología de antropos (hombre) y logos (estudio), los miembros de Fundarvid tomaron este patrón para construir señas en donde una mano expresa un componente x, la otra mano un componente y, como si las dos manos juntas formarán una palabra xy con dos “raíces” (Josué Cely, comunicación personal 2014). Así pues, crearon señas como antropología (Figura 3) a diferencia de la tradicional antropólogo/antropología (Figura 4) que usaba la mano en forma de “a” en el antiguo alfabeto dactilológico (Bonet, 1620).
i. El origen de la creación (Si los neologismos son creados por “expertos” o no; si son creados por oyentes, o sordos; si los sordos que los crean tienen mayor estatus “nativo” que otros, es decir, son sordos profundos más puros, o tienen influencias de la audición que van en un supuesto detrimento de su propuesta de producción; si las creaciones son legítimas, ya sea por el uso masivo, por el poder institucional público o privado, o el poder e influencia del estamento socio-económico que los promueve (Cooper, 1997); si provienen de una persona, un comité, o un consenso democrático etc.)
ii. El patrón de motivación analítico, inspirado en las “etimologías” (i.e. si la creación de neologismos sigue los componentes xy señalado anteriormente o si surge de formas tradicionales gestuales, icónicas con parámetros de configuración manual restringidos como muchas de las señas del vocabulario básico de la lsc (Insor/ICC, 2006)
iii. El uso deliberado e introducción de estos neologismos en contextos educativos (i.e. El uso intencionado o no de los neologismos en la escuela, colegio o universidad, frente al conocimiento o desconocimiento de los participantes de estos escenarios; el uso por parte de maestros frente a niños sordos y la adquisición por parte de estos estudiantes en las interacciones cotidianas con sus maestros y demás estudiantes, la enseñanza-aprendizaje de estos neologismos por parte de los maestros a los niños como presunta estrategia pedagógica etc.)
iv. Las estrategias ejercidas por los militantes de los neologismos para influenciar su uso por parte de docentes, intérpretes, padres de familia, directivos y estudiantes frente a aparentes lagunas terminológicas que cubre el neologismo (i.e. argumentos sobre el costo-beneficio del uso del neologismo, la imposición, la coacción, la sugerencia dentro de un abanico de posibilidades de distintos neologismos, el ocultamiento estratégico del neologismo etc.)
v. Las estrategias ejercidas por los militantes de los neologismos para influenciar en distintos agentes el reemplazo de un término existente por un neologismo propuesto. (aplican los ejemplos de iv)
En segundo lugar, están los cambios que no son deliberados, los cuales son mucho más difíciles de establecer aunque se pueden analizar algunas vetas en relación a esta discusión, que se abordan brevemente en la sección Neologismos en escena: transformaciones fonológicas de tarea. La creación o transformación del vocabulario es de interés a la antropología en la medida que puede ser uno de los dispositivos intencionales con los que un grupo, autoridad o institución pueden proponer la transformación de una lengua y por ende, un cambio social determinado. Estas acciones conllevan una serie de complejas relaciones y prácticas sociales (como las de tipo educativo) en el uso y representación social de la lengua.
Dentro de la contextualización que se avanza en el trabajo de campo etnográfico, se evidencian distintas convergencias y divergencias entre los intereses de Fundarvid como grupo minoritario sordos (minoritario dentro de la minoría de sordos) y Fenascol (como órgano de representación política nacional de los sordos) en el ámbito de la formación de lengua de señas. Sin embargo, antes de adentrar en estos temas es necesario hacer una reflexión sobre los aspectos metodológicos de estas investigaciones.
Aspectos metodológicos: ¿antropología vs lingüística?
Estos dos tipos de investigaciones requieren un dialogo interdisciplinario que implica indagar sobre prácticas sociales en una lengua de señas, desde la antropología y la lingüística. Son ampliamente conocidas las convergencias y divergencias que han tenido estas dos disciplinas a través de la historia, las cuales se evidencian en los dos nombres más usuales del campo interdisciplinario: lingüística antropológica o cultural (más lingüística que antropología), o antropología lingüística (más antropología que lingüística). Landaburu (2013) concluye que las relaciones a futuro entre las dos disciplinas son inciertas, en la medida en que los campos, de cara a la globalización, se vuelven más comunes no sólo entre las dos disciplinas, sino en las ciencias humanas en general y las variaciones se empiezan a circunscribir en los métodos específicos que se usan, de los cuales, ninguna disciplina ya puede reclamar un origen y uso exclusivo. No obstante, todavía tengo la percepción de que persiste en algunos círculos colombianos el deseo tradicional de levantar murallas entre las disciplinas. Por parte de algunos lingüistas, en su esfuerzo de que la lingüística siga sosteniéndose como “la más natural de las ciencias sociales” (Bourdieu, 1985, p. 7). Por parte de algunos antropólogos, en la creencia de que los problemas planteados por el lenguaje se pueden abordar, eludiendo cualquier descripción y análisis mediante de instrumentos y técnicas lingüísticas formales o específicas. Aunque persistan ciertas tendencias disciplinares en el campo, al igual que Dellamary (2011) “creo en el principio de Charles Hockett de que la lingüística sin antropología es estéril y la antropología sin lingüística está ciega”. Sin embargo, en la práctica esta articulación es compleja y ambiciosa. En los trabajos que describo en este escrito, he intentado resolver estos retos de la interdisciplinariedad desde una antropología abierta a incorporar técnicas y métodos específicos usados en la lingüística de la lengua de señas.
El principal reto que plantea una investigación en donde los sujetos etnográficos hablen otras lenguas, es el problema de la traducción. Esta reflexión fue expuesta tempranamente por uno de los primeros antropólogos (Malinowsky, 1935). Para Malinowsky, la traducción no era un instrumento confiable si no se conocían las situaciones específicas en las que se emitían los enunciados (llamados por él “Contextos de Situación”). Esto lo podemos ilustrar usando el clásico ejemplo propuesto por Quine (1974). Si un antropólogo señala un conejo que pasa corriendo, y el nativo le dice gavagai ¿Cómo puede estar seguro el lector de que la traducción posterior del antropólogo transmite apropiadamente la experiencia de la lengua? ¿Y si gavagai en realidad no refiere al conejo en sí, sino al movimiento de la hierba que produce el conejo, a la velocidad, al momento o lugar en que los dos vieron pasar el conejo? Si hay alguien que definitivamente entienda en que contexto se usa gavagai es el antropólogo y el nativo, pero esto dificilmente puede transmitirse simplemente en la transcripción. Este planteamiento del antropólogo polaco lo diferenció bastante de Franz Boas, quien, en su interés de captar la cultura, como una actividad psicológica expresada en la lengua, no dudo de transcribir cientos de páginas en las lenguas nativas de los pueblos que investigaba. La pregunta que planteaba Malinowsky se podría expresar en los siguientes términos ¿Para qué nos sirven las traducciones o transcripciones, si los textos de la lengua nativa están estrechamente ligadas a vivencias que desconoce el lector (o incluso el traductor)? Como lo propuso en su tomo Los Jardines de Coral y su Magia, es necesario describir los “contextos de situación” ligados a los textos de la lengua para lograr capturar los sentidos y significados de la cultura.
Así pues, la aparente dificultad que afrontan los investigadores que trabajan con personas sordas es el desconocimiento de la lsc. Dependen de intérpretes. Específicamente, dependen de las traducciones a vista que hacen los intérpretes de registros fílmicos, o la interpretación simultanea que realizan en la interacción personal. Esto plantea algunas dificultades, principalmente, en lo que tiene que ver con las creencias y compromisos que tiene el intérprete participante con los sordos para emitir su texto de traducción. El investigador puede quedar a expensas de seguir por las “interpretaciones” (en sentido subjetivo y semiótico) del intérprete, además de las grandes omisiones inevitables en el proceso de traducción. Ahora bien, el conocimiento y proficiencia de los investigadores de la lsc también plantea dificultades. En especial, cuando comparten vivencias y experiencias con los sujetos participantes en el estudio. La dificultad de ser “parte del campo”. Mientras que el investigador que desconoce la lengua, presa de estas limitaciones, puede tomar más distancia de la población en las interpretaciones antropológicas que realice, los investigadores que están relacionados con el campo deben luchar para distanciar sus interpretaciones de los textos e información que recogen.
En las investigaciones en el marco del convenio Fenascol-Unad y la maestría en Antropología en la Unal se han buscado diversas estrategias para resolver estas dificultades. En vista que experiencias previas han señalado que la traducción o transcripción de textos en lenguas de señas exige demasiado tiempo y recursos (List, 1992), se ha optado por hacer solo filmaciones como apoyo de algunas entrevistas usando un formato de informe específico para rescatar los puntos sobresalientes y pertinentes para el proyecto además de comentarios reflexivos. Las filmaciones sirven para que los investigadores que conozcan la lsc puedan revisar datos, fechas, nombres o apartados específicos, sin realizar la transcripción total. Sólo en algunos casos, cuando los informantes señalaron un recuento histórico valioso, se optó por realizar la traducción y transcripción de su entrevista de modo que condujera a un texto que pudiera ser construido con el informante. En el proyecto Unad-Fenascol, componer un equipo con investigadores con diversos orígenes disciplinares (lingüística, psicología, pedagogía, antropología) y que algunos de ellos no estén relacionados con el campo y no conozcan la lsc, ha contribuido a que realicen las preguntas apropiadas que matizan las interpretaciones de los investigadores que si tienen relación con el campo, facilitando el trabajo interdisciplinario.
Un escenario importante ha sido el análisis lingüístico de los neologismos que requiere una explicación adicional. En el desarrollo de la investigación, la junta directiva de Fundarvid tomó la decisión de documentar en video todas sus creaciones y ponerlas disponibles en la plataforma en línea, YouTube (https://www.youtube.com/ channel/UCCvTtbSfbWAc8gVfg-ZcAYg). Cada neologismo se constituye en un video institucional con el título del concepto en español y el performance de la seña en video. La Fundación ha colgado en la red 77 neologismos. Ellos calculan que su base de datos, una vez completada, perfectamente pudieran llegar a ser de 500 o 1000 mil videos. Para hacer un análisis fonológico básico de las señas (i.e. dividirlas en segmentos mínimos sin significado), fue preciso descargar versiones livianas de los videos de la red. Con el programa Elan, se realizó una segmentación fotograma por fotograma de cada seña. El programa permite exportar el video de alrededor de un segundo, en una tira de entre 25 a 40 fotogramas (generalmente las señas duran entre 250 milisegundos y 700 milisegundos entre 7 y 20 fotogramas, por ser elicitadas en video, estas señas fueron más largas). De la tira de fotogramas, fue posible dilucidar la estructura silábica de la seña basándose en los análisis “fonológicos” y “fonéticos” existentes para las lenguas de señas (segmentos de posturas y trans-formación, semejantes a los segmentos consonánticos y vocálicos de una palabra de lengua oral; Johnson & Liddell, 2011) y sus componentes articulatorios (configuración, ubicación y orientación manual, rasgos no-manuales, tipos de movimientos; Oviedo, 2001) entre otros rasgos. Estos datos permitieron hacer una matriz descriptiva de cada seña con sus componentes descriptivos y notas etnográficas sobre su uso social. Estas matrices se realizaron en una hoja de cálculo que permitiera con filtros ver la distribución de los parámetros. Se aprovechó para describir otras señas disponibles en videos de la red, así como otros neologismos, para comparar la estructura de estas estas señas con las señas propuestas por Fundarvid. Toda esta información constituye un documento de apuntes muy útiles para la interpretación de la etnografía que una vez completado se entregará a la Fundación como un valor agregado, además de talleres de lingüística de la lengua de señas, traducción, antropología y consultorías sobre temas específicos por su disposición a colaborar con la investigación.
Percepciones estéticas y mitos sobre la lsc
El lector pudiera estar preguntándose cuál es la necesidad de vincular en este artículo las anteriores dos investigaciones aparentemente independientes. El motivo es que el trabajo de campo se está realizando en una población estrechamente relacionada. Está relación es muy útil para profundizar en las interpretaciones deseadas en una etnografía. En las comunidades minoritarias, las relaciones de parentesco y relaciones sociales son mucho más estrechas. Tanto los agentes informantes asociados a Fundarvid como los asociados a Fenascol (incluso algunos de los investigadores) ejercen algún tipo de rol de liderazgo, algunos pertenecen a la misma generación, el mismo colegio para sordos, en donde unos fueron los docentes de otros o sus compañeros.
Para ilustrar este asunto, expondré mi caso particular: Diana Valbuena, la esposa del autor de este artículo, es una mujer sorda que fue estudiante de varios de los informantes de la investigación de Fenascol. Además en un tiempo, ella estuvo contratada por la Federación como modelo lingüístico (un auxiliar de aula). Al mismo tiempo, Diana Valbuena, fue parte de la generación de jóvenes sordos que participó en la creación de Fundarvid. En mi caso, conocí a Diana cuando asistí a las reuniones de Fundarvid, en muchas de estas reuniones formalizamos nuestra relación. Sin embargo, al mismo tiempo que pasaba esto, yo inicié el trabajo como intérprete de la lsc después que terminé los cursos intermedios de Fenascol. Soy egresado de los cursos que ahora investigo. La oportunidad de trabajar como intérprete de lsc, se dio en medio de convenio Sed-Fenascol, en el cual laboré como empleado de Fenascol por más de 7 años, además de tener otros cargos en diversos proyectos antes de retirarme por completo de la Federación en el 2013. La experiencia que viví como intérprete en colegios distritales refuerza la idea de que los neologismos de Fundarvid tienen un papel preponderante en la controversia en torno a la dimensión educativa.
Así pues, existe una intersección evidente entre los discursos y las prácticas de los informantes de ambas investigaciones. Por un lado, está la necesidad innovar en la lengua de señas y construir un discurso académico, y por el otro, la necesidad conservar el patrimonio y la esencia “sorda” de la lengua de señas en las prácticas educativas. Estos planteamientos se convierten en las dos caras de un mismo discurso dicotómico. Los militantes de las causas de Fundarvid y Fenascol terminan usando los mismos argumentos matizados para sus intereses personales o de grupo. Este tipo de argumentos son los que he agrupado como “percepciones estéticas”, en vista que están alimentados por creencias sobre un criterio de lo supuestamente deseable o inaceptable en la lengua. En el proceso de investigación quisiera resaltar las siguientes percepciones emergentes:
Percepción estética, estatus de la lsc: Los informantes coinciden en que la lsc es una lengua que necesita ser reconocida en el país como “lengua del conocimiento”. Una lengua para la educación, la ciencia, la tecnología, y el acceso a derechos ciudadanos. Las diferencias se dan en cómo se concibe el alcance de este estatus de reconocimiento. Mientras que para los miembros alineados con Fundarvid esta percepción estética se cumple en la medida que se modernice la lengua, creando términos específicos que permitan superar las lagunas léxicas y sirvan de herramientas para la discusión abierta en la diversidad de ámbitos disciplinares; para los miembros alineados a Fenascol, la percepción de una lsc con un estatus lingüístico se da en la medida que exista una normalización y unificación centralizada del vocabulario existente emergente bajo parámetros específicos estandarizados, así como la difusión de la lsc y sus servicios de interpretación para el acceso de la información.
Percepción estética, la “naturaleza” gestual e icónica de la lsc: Todos los informantes coinciden en que la mayor riqueza de la lengua de señas es su modalidad visual, espacial y gestual. Sin embargo, se presentan diferencias marcadas en la forma en que se valora esta “naturaleza”. Mientras que los miembros alineados a Fundarvid, consideran que sus neologismos (con la estructura xy) son una forma de potenciar y valorar los recursos visuales, espaciales y gestuales de la lsc, para los miembros alineados con Fenascol, el valor de la “naturaleza” de la lsc está dada al respeto a las formas supuestamente originales en que surgió la lengua de señas y a su cercanía con pantomimas gestuales, que usen y tengan contacto con todo el cuerpo.
Percepción estética, la “pureza” y “contaminación” de la lsc: Todos los informantes coinciden en que la lengua de señas tiene versiones “correctas” e “incorrectas” para la educación. Este tipo de creencias gira en torno a la noción de pureza para las lenguas de señas. Para los miembros simpatizantes de la causa de Fundarvid, la pureza de la lsc ha sido amenazada por el colonialismo del español como lengua mayoritaria. De este modo, su propuesta ha intentado “descontaminar” todas las versiones del vocabulario de la lsc que tengan influencia del español, cómo la señas inicializadas con una letra del alfabeto dactilológico español (como antropólogo), y reemplazarlas por versiones gestuales e icónicas para la lsc (como antropología). En esta perspectiva, también Fundarvid ha pretendido revindicar el papel de la lsc por la lsc (en oposición de lsc como trampolín o excusa para que los sordos aprendan español), lo que ha implicado, la promoción de los sistemas de escritura de la lengua de señas (SignWriting y Visagrafía) y el desestimulo del deletreo dactilológico y las vocalizaciones de palabras en español, las cuales consideran como versiones “rtificiales” e “híbridas”. Esta inhibición del deletreo y las vocalizaciones van de la mano al rechazo que hay hacia ciertos estatus sociológicos de la sordera; los sordos más “puros” son los sordos profundos, mientras que los que tienen “contaminaciones” son los sordos con restos auditivos, o que han podido desarrollar el habla en español. Esto tiene un trasfondo, institucional, la mayoría de líderes tradicionales de Fenascol son sordos con habilidades en el habla en español. Por otro lado, es muy interesante que los miembros militantes de la causa de Fenascol también ven amenazada la pureza de la lsc por las intervenciones ajenas del español y otras lenguas de señas. Sin embargo, las diferencias se presentan en la forma en que interpretan los argumentos. Así, pues consideran que la creación de neologismos de la forma xy, es una contaminación proveniente de los oyentes que acompañaron el surgimiento de Fundarvid, por lo que no es una idea originalmente sorda. También, los militantes de esta causa, consideran la creación de neologismos en lsc de la forma xy, como una contaminación de la estructura de composición morfológica de la lengua de señas por parte del español, que tiene, al igual que muchas lenguas orales, una gran trayectoria de influencia de la construcción a partir de étimos griegos y latinos. Según ellos, ninguna seña tradicional de la lsc sigue este patrón de composición xy. Introducir este patrón a la fuerza representa un daño a la estructura gramatical de la lsc y riesgos ergonómicos para las articulaciones de los usuarios de estos neologismos supuestamente “anti-naturales” (o en sus términos, violan los parámetros configuraciones de la lsc). Son “anti-naturales” entendiendo que las restricciones fono-morfológicas que han sido descritas para las manos en la lengua de señas norteamericana, la asl, son las mismas en la “naturaleza” de la lsc (Tovar, 2010).
Cuando existen situaciones en los que se encuentran los actores de una u otra facción. Se presentan discusiones que se tornan circulares. Este tipo de polémicas es muy similar a la que se ha dado en las discusiones ambientalistas (Thompson, Ellis, & Wildavsky, 1990), básicamente, los antropólogos proponen que en las discusiones sobre la preservación del medio ambiente, existen cuatro mitos sobre la naturaleza, cuatro formas de comprender el mundo que justifica un estilo de vida en particular, por lo que siempre los expositores vuelven a las mismas cuestiones y no se llega a ninguna conclusión. Considero que este esquema que ha sido utilizado para interpretar el gusto y el consumo (Douglas, 1998) es apropiado para entender también las polémicas en torno a la lengua de señas. Así pues la discusión “ecologista” de la lengua de señas sería la siguiente:
Mito de la Naturaleza 1, La lsc es robusta: No se necesitan acciones que regulen la lsc, dado que la lengua de señas tiene una “vida” y una “dinámica” natural poderosa, no importa el tipo de innovaciones, cambios, presiones, atentados y situaciones se presenten con ellas. La lsc siempre prevalecerá y evolucionará según su “voluntad”.
Mito de la Naturaleza 2, la lsc es impredecible: No existe certeza de cuál es el futuro de la lengua de señas. A pesar de los esfuerzos para preservarla o atacarla, no existen indicios para saber si la lengua de señas se fortalecerá o por el contrario desaparecerá, esto, sin importar el tipo de acciones que se tomen; puede que a pesar de preservar la lengua, termine extinguiéndose cuando la medicina logre que no existan más personas sordas; puede que a pesar que dejen de existir personas sordas, la lengua de señas siga siendo usada por personas oyentes como un patrimonio cultural.
Mito de la Naturaleza 3, la lsc es robusta pero sólo dentro de ciertos límites: Es necesario proponer acciones que regulen la lsc. Sólo a través de este tipo de regulaciones, la lsc florecerá y garantizará sus bondades a las personas sordas. Si no existen regulaciones, la lsc puede verse amenazada.
Mito de la Naturaleza 4, la lsc es frágil: Toda intervención sobre la lengua de señas es dañina. Lo ideal es que no exista ninguna regulación específica sobre la lsc y sólo se proteja que las personas sordas puedan hablar la lengua de señas natural libremente, en la mayor parte de tiempo y situaciones. Si se interviene la lsc, se corre el riesgo de contaminarla.
Aunque me he referido a las facciones Fundarvid y Fenascol, quiero reiterar que la forma en que se presentan las discusiones no se reduce a “dos bandos”. Las representaciones sobre la lengua (o lo que tradicionalmente la literatura llama “ideologías lingüísticas”, Bermel, 2006; Riley, 2012; Kroskrity, 2004) son el motor de distintas dinámicas de una lengua que tenga vitalidad como la lsc. Estas ideologías, no tienen un comportamiento simétrico, segmentado o antagónico. Es decir, las ideologías pretenden construir representaciones binarias sobre lo natural/artificial, lo puro/contaminado, lo sagrado/profano y lo bondadoso/perverso, que en las prácticas se difuminan en relaciones que constantemente se reelaboran y llevan a que lo que es bondadoso en determinado momento, sea perverso en otro y así sucesivamente.
Este tipo de representaciones y prácticas dinámicas son las que preliminarmente he denominado “percepciones estéticas” sobre la lengua de señas. Una percepción construida socialmente. El avance realizado hasta el momento en el trabajo de campo en ambas investigaciones revela que las percepciones estéticas son un elemento poderoso de la acción social. Estas creencias son las que están detrás de la aceptación o rechazo de un neologismo, pero también son las que orientan las formas “apropiadas” de la lsc que deben ser aprendidas por los niños sordos en la escuela y enseñadas a los oyentes en los cursos extensivos. Estas interpretaciones, son las que constituyen el discurso de “patrimonio de la lsc” como algo “bello” que debe ser conservado, cuidado y restaurado ante los ataques.
Ahora bien, la función de la antropología no es juzgar si las creencias son verdaderas o falsas, sino sólo describirlas y tratar de comprenderlas en su complejidad y en sus propios términos. Esta discusión va mucho más allá de si una propuesta de neologismos es buena o mala, o si los cursos de un movimiento político de representación nacional son buenos o malos. La discusión debe plantearse en términos de qué tipo de comprensiones e interpretaciones nos permiten ampliar el panorama de la vida social de las personas que usan la lengua de señas cómo parte importante de su identidad, a la vez que nos puedan dar estos entendimientos y herramientas útiles para comprender las necesidades de formación en torno a la lsc (un elemento crucial para todo diseño, desarrollo e implementación curricular cualquier nivel), o lineamientos para la planificación lingüística (unas orientaciones para el diseño e introducción de neologismos, sean estos planificados o no).
Neologismos en Escena, transformaciones fonológicas de Tarea
Como se mencionó antes, los cambios deliberados que se proponen discursivamente por los militantes de ideologías lingüísticas son mucho más fácil de rastrear que los cambios diacrónicos no deliberados, en especial, en una lengua joven como la lsc. Sin embargo, las experiencias de las dos investigaciones en cuestión manejan un espacio temporal que permite empezar a hacer algunas aproximaciones a los cambios que dinamiza la lsc. Treinta años desde que Fenascol inicio con los cursos de lsc, cerca de veintiún años desde que los miembros de Fundarvid iniciaron su proceso creativo de neologismos. Por lo que, por motivos de espacio, he seleccionado un ejemplo para arrojar luz sobre estas vetas de cambio lingüístico y por lo tanto, cambio cultural.
Las señas más tradicionales de tarea, surgen de la motivación icónica de una “hoja de papel que hay que entregar”. La más antigua de estas señas usa la configuración manual en forma de “t” en ambas manos (1^Nsabº/sac-y+, según su notación lingüística; Oviedo, 2001), como lo muestra la entrada del Diccionario Básico de la Lengua de Señas Colombiana (Insor/ICC, 2006, pág. 414) (Figura 3). Este tipo de seña, evidencia una supuesta influencia del español en la creación de neologismos que es tradicional en muchas lenguas de señas y se conoce como “inicialización” en este caso “inicialización con t” (Battison, 1978).
En algún momento de los últimos 30 años, seguramente en una institución educativa, se empezó a gestar una versión de tarea, que eliminó la “t” de su configuración. La seña siguió con el esquema de construcción silábico PTP duplicado con inserción de un segmento T (i.e. PTP (+T) PTP, ver ilustración 3), pero en lugar de la configuración 1^Nsabº/sac-y+ introdujo la 1234+/o^ (mano sosteniendo una hoja). Este tipo de cambios pudieron estar motivados por las creencias sobre la contaminación de la lsc en relación a su contacto con una representación del español dominante (conflicto “natural”, Nelde, 2013). Estas creencias se atribuyen al origen de algunos neologismos de Fundarvid. Sin embargo, no se puede establecer si este cambio en la supresión de la configuración manual “t” proviene del activismo de Fundarvid, o si por el contrario, retoma una idea que ya estaba construida por los sordos en torno a tener señas con “inicializaciones” del español, que fue retomada por Fundarvid como política en la construcción de sus señas (no-español) o si fue un proceso simultaneo de ambas cosas, que es lo más probable.
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La seña pasó de ser bimanual asimétrica a ser bimanual alternativa (la misma configuración en las dos manos la forma en forma de “a”, 1234-/ a+, diferente movimiento), un ligero cambio en la mano derecha pero un cambio importante en la mano izquierda, aun así, mantuvo la estructura silábica de las señas originales PTP, con un acortamiento en el segmento de transformación PT!P.
CONCLUSIÓN
El presente avance de investigación pretende reflexionar sobre las posibilidades y potencialidades de la antropología y la lingüística para el estudio de los neologismos y la formación de lengua de señas a través de diversas técnicas etnográficas y de descripción formal. La interrelación de estos elementos permite hacer un contexto adecuado a las prácticas sociales en torno a la lengua de señas. Aunque no se pretende entrar en la discusión de qué es lo que podría o no considerarse un cambio cultural en las prácticas en torno a la lengua de señas, presenta algunas sugerencias del dinamismo vigoroso de los procesos que se presentan en la lsc y sus representaciones culturales. La presentación que se hace de los cambios fonológicos de los neologismos de tarea, más que reforzar la idea de que la dinámica de los neologismos en la lsc es monolítica, pretende mostrar un panorama de complejas continuidades y discontinuidades entre las percepciones estéticas, las prácticas y las formas en torno a la lsc.
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1. En vista que en la gramática española a diferencia del inglés, los nombres de lenguas no se escriben con mayúsculas, he optado el uso de la sigla (LSC) pero en minúscula, lo cual aplica para otras siglas que se han convertido en nombres por su uso en español (laser, gas). Esta norma también la he aplicado a la Unad, Fenascol y Fundarvid.