Apuntes desde la ciencia económica ¿el sujeto
racional o el sujeto complejo?

Dustin Tahisin Gómez Rodríguez
Magister en Estudio y Gestión del Desarrollo
Escuelas Colombianas de
Carreras Industriales, Colombia
dgomezg@ecci.edu.co

Tipología:
Artículo de Revisión
Fecha de Recibido:
Enero 29 de 2014
Fecha de Aceptación:
Abril 08 de 2014


Para citar este artículo: Gómez, R. D. (2014). Apuntes desde la ciencia económica ¿el sujeto racional o el sujeto complejo? Clío América, 8 (15), 83 - 89


Resumen: El siguiente artículo es un breve análisis del imaginario del sujeto racional del discurso hegemónico de la ciencia económica actual, en contraposición con el sujeto complejo propuesto por Morin, como ápice de una posible revolución científica denominada bioeconomía. La metodología es de tipo documental y exploratoria, en la cual se hace una revisión de literatura especializada por medio de matrices. La conclusión más relevante es que el discurso oficial de la ciencia económica del sujeto racional ha pasado por alto, que su desmedido afán depredador de la naturaleza, eventualmente, estimulará su propia extinción.

PALABRAS CLAVE: Complejidad, economía, naturaleza, sujeto.

JEL: A12, B1, B2 N01

Notes from the economic science
the subject wise or complex subject?

Abstract: The following article is a brief analysis of the imagery of the rational subject of the hegemonic discourse of the current economic science, contrary to the position proposed by Morin, as the apex of a possible scientific revolution called bioeconomy complex subject. The methodology is exploratory documentary, in which a literature review by specialized matrices is done. The most important conclusion is that the official discourse of economic science of the rational subject, has been overlooked, that his excessive zeal predatory nature eventually stimulate its own extinction.

KEYWORDS: Complexity, economics, nature, subject.


Introducción

El homus economicus es la concepción del sujeto racional del discurso oficial de la economía en su versión del neoliberalismo. El neoliberalismo es una ideología que se fundamenta en los postulados de la escuela neoclásica de la economía y tuvo como puesta en escena el discurso "libertario" de la escuela monetarista del premio nobel de economía, Milton Friedman (Argandoña, 1990) y (Ferrero, 2007). El neoliberalismo se puede decir que es un conglomerado de ideas que se materializó con los Concensos de Washington y los de Basilea I y II a finales del siglo pasado y que condensa las siguientes características: Desregulación financiera, tratados de libre comercio, "libertad individual", transferencia incansable entre capital intangible y capital tangible, utilización sistemática de las Tic, estado mínimo, privatización de activos estatales en el mercado, empoderamiento del sector de servicios, visualización del ser humano como sujeto racional maximizador y optimizador con sus relaciones de intercambio etc. (Díaz, 2012), (Cordeiro, 2008), (Vargas, 2007), (Huerta,2005), (Goran, et ál., 2003) , (Ferrero,2002), (Proceso, 2001), (Fukuyama, 1999), (Aglietta, 1999), (Gómez, 1999), (Bourdieu, 1998), (Fernández, 1998) (Portes, 1997) y (James 1988).

No obstante, se puede decir que este supuesto sujeto racional por medio de sus discursos, son variables que han contribuido entre otras a las crisis económicas en la década de 1990 en los países latinoamericanos, asiáticos como africanos y, sobre todo, la del 2008 (Stiglitz, 2010) en los países "desarrollados". En virtud de las incongruencias entre los modelos económicos y la realidad, exponiendo que esta cosmovisión va en contravía con la complejidad del ser humano como de los intereses de la gran mayoría de la población; dado los inaceptables índices de inequidad, de pobreza, de agotamiento de los recursos naturales, de extinción de saberes que no estén permeados por el discurso del paradigma moderno encabezado por la economía convencional ( discursos feministas, indígenas, intersubjetivos, subjetivos, ancestrales, meta relatos, irracionales etc.) como de animales no humanos, de alienación, de pauperización como de exaltación de los valores mercantilistas económicos (Mateo, 2013), (Rosas- Baños, 2012), (Barth, Caprio, y Levine, 2012), (De Soussa Santos, 2011), (Tapia, 2009) y (Maturana & Pörksen, 2004). De donde se puede inferir que el andamiaje teórico como los hechos del neoliberalismo dimensionan en términos mundiales la posibilidad de extinción de los seres vivos y no vivos del planeta tierra.

Por consiguiente, el fin de este artículo de revisión es hacer hincapié que en la misma ciencia económica, hay vertientes que no conciben solamente al ser humano como un ser racional, sino también como un ser pasional, lúdico, amoroso, solidario, amistoso, responsable con el ecosistema, irracional, egoísta, vengativo, es decir, un humano complejo. No obstante, estas características han sido obliteradas por el discurso dominante. Por ello, se inicia realizando un breve análisis del corpus teórico de la economía clásica desde la perspectiva del sujeto racional, contrastándolo con el sujeto complejo de Morin, estableciendo su posible norte con la bioeconomía, para terminar con unas pequeñas conclusiones.

Metodología

La presente artículo es de tipo documental y exploratorio, en el cual se hace una revisión de literatura especializada por medio de matrices donde se tuviera en cuenta lo siguiente: Observación de un fenómeno, sus hechos, comportamientos, partes y componentes. Descripción de todos sus elementos. Enumeración de los mecanismos a fin de identificarlos y establecer sus relaciones. Clasificación de las partes siguiendo el patrón del fenómeno analizado. Para terminar con conclusiones sobre los resultados obtenidos y dar una explicación del fenómeno observado (Muñoz Razo, 1998).

La ciencia económica nace en el siglo XVIII dentro del andamiaje teórico del paradigma de la modernidad como de los avances de las ciencias liberales, entre ella, la física mecánica newtoniana, las concepciones de René Descartes, los lenguajes de Galileo, los postulados de la termodinámica del equilibrio de Botlzman, la competencia de Darwin entre otros Maldonado, (2012), (2007), (Hinkelammert y Mora 2008), Naredo (2003), Andrade (1996) y Capra (1992). Es decir, que la ciencia económica clásica y neoclásica y esta última con su excesivo empoderamiento de las matemáticas,1 son fruto del positivismo. Donde su estructura social se desprende de la revolución industrial auspiciada por el imperio inglés, como la revolución francesa y su imaginario de "igualdad". Así mismo se construye con las ideas de René Descartes en cuanto la dicotomía entre objeto de estudio y sujeto; en el pensamiento lineal cuando lo concibe determinista, al pregonar que si se conoce el punto(a) podremos saber el punto (d). En el mismo sentido al ampliar los el análisis desde la geometría analítica y su plano cartesiano como al fragmentar el conocimiento. Con el mismo propósito el discurso positivista de la economía se robustece con los aportes de Newton, cuando este expresa que el ser humano mira por una ventana el universo que se rige por leyes inmutables y que la mejor forma de poder verlo son las matemáticas, "el lenguaje de Dios" tal como lo promulgó Galileo. De la misma manera, este discurso entiende a los seres humanos como átomos que conviven en una sociedad de "libres", bajo la configuración de las leyes de la oferta y la demanda donde confluyen en el mercado en un precio y cantidades de equilibrio, que esta sintonía con el equilibrio tanto matemático como cualitativo de los postulados de Boltzman y su termodinámica del equilibrio. Asimismo toman la idea de competencia, desde los postulados de Darwin, donde los más aptos deben de sobrevivir, ya que como señalaría Smith, somos egoístas, pero gracias a la "mano invisible" esta generará equilibrios sociales que inevitablemente desarrollarán el "progreso".

Desde esa configuración se necesita un sujeto racional, un sujeto que cuando examine los fenómenos sea objetivo y oblitere su subjetividad, un sujeto que cuando elija o asuma una posición este de la mano de procesos racionales dado que él o ella siempre quieren maximizar sus beneficios, donde las matemáticas le dan la objetividad para decir no o si y por ende su juicio esté cargado de "ciencia" de la "verdadera ciencia" pues la pre modernidad era misticismo y es necesario el hombre de la ilustración, de la razón, del optimizador de sus bienes y servicios. Un hombre cuyos sentimientos sean reducidos a planos que no tienen que ver con "ciencia" sino con su mundo, donde se desdeñan otros saberes que no tengan el rigor científico tan pregonado por los racionalistas Maldonado (2007), Goergescu-Roegen (1996) y Capra (1992).

Es así que en ese "mundo racional", todo lo que no se considere racional es reprochado, y con el andamiaje de Francis Bacon como los postulados de Jean Baptiste Say en la economía clásica, la naturaleza es un residuo, los animales no humanos son bienes, Andrade (2011), dado que la naturaleza está para controlarla, es gratis y los animales no humanos no tienen alma, en consecuencia podemos utilizarlo para la acumulación. En efecto, al seguir la senda del "progreso", el crecimiento como el desarrollo económico es antropocentrista y los demás seres son para nuestro servicio el gran racional, el homus economicus Naredo (2003). En el mismo sentido el sujeto racional obliteró los otros saberes, las otras cosmovisiones en pleitesía del argumento único De Soussa Santos, (2011). Empoderó a un hombre sin sangre, sin sociabilidad, pues el poder dinero es lo que importa. Donde los valores económicos como la eficiencia y la eficacia son los renglones a seguir, donde la solidaridad, la amistad, el amor, la convivencia, sino van de la mano de la optimización de los beneficios, es dejado a un lado y se agrega el adjetivo de "romanticismo".:

Como diría Bourdieu, es una concepción entendible más no justificable, ya que en ese momento, inicio del siglo XVIII, comienzo del siglo XIX con los neoclásicos, se inicia el proceso a gran escala de la acumulación. Pero que en pleno siglo XXI se conciba la economía como una ciencia exacta, por su andamiaje matemático, que sus valores económicos pregonados por el homus economicus sean una verdad, que la metáfora de la "mano invisible" es un hecho, que hay simetría de la información entre oferentes y demandantes, que el planeta es infinito y por ende propagamos el crecimiento económico indefinido. Refleja que la ciencia económica auspiciada en estos postulados pseudo racionales, dejó de estar al servicio de la humanidad (si es que en algún momento los tuvo) y de los seres vivos como no vivos que comparten el planeta a ser "una ciencia que recurre a la autoridad en sustitución del argumento, su solidez lógica se está agrietando" (Gómez, Vargas, y Posada, 2007, p. 32).

Un argumento que posibilita lo antes dicho es el corpus teórico del Neoliberalismo orquestado por Friedman y Hayek2 y hecho realidad en las década de 1980 con Reagan en EE UU y Margaret Tatcher en el Reino Unido. Donde instituyeron que el modelo de Keynes solo generaba desequilibrios macroeconómicos entre otras cosas por la excesiva burocracia, así como asimetrías en los mercados por los subsidios y aranceles que establecía el Estados. Sin olvidar que era necesario definir que la inflación es un fenómeno netamente monetario, que los TLC son la mejor forma de ampliar y desarrollar los países.3 Sin embargo, la gran crisis de 2008 reveló tal falacia, como lo indicaron los profesores (Houben, 2011), Stiglitz (2010) y Useche (2008), quienes concuerdan desde sus líneas argumentativas, que los directrices auspiciadas por el neoliberalismo desencadenaron la crisis.

No obstante, la economía convencional en vez de cambiar sus bases trata de mejorarlas por medio de vertientes como la economía ambiental, que no es más que la unión de la escuela neoclásica con lo que ellos entienden como medio ambiente. En virtud que lo conciben como un precio, en donde no se diferencian los tiempos de los humanos con la naturaleza o se trata de cuantificar por medio de los precios sombra, que son solo escaramuzas que consideran que pagar justifica la contaminación. Sin olvidar que está al calcular el valor total por medio del "precio sombra" de los recursos ambientales como de los ecosistemas, no consideran la diferencia entre individuo como consumidor e individuo como ciudadano, lo cual genera una subestimación de los bienes públicos hechos por el hombre como los recursos naturales y ambientales, dando como resultado, una gestión errónea de su manejo (Gómez, Vargas, y Posada, 2007, p 51).

Sin embargo, hay otras corrientes, otras divergencias dentro del seno de la ciencia económica que tratan de ver al hombre no como un sujeto racional sino como un sujeto complejo, entendido este desde los postulados de (Morin, 2004), (1994), (Palva, 2004). Una de estas es la bioeconomía, la cual comprende que el hombre es un ser vivo, que pertenece al reino animal, rama de los vertebrados, clase de los mamíferos, orden de los primates, familia de los homínidos, del género homo sapiens sapiens (Linnaeus, 1735). Es decir, somos seres complejos multidimensionales no unidimensionales con todo lo que eso significa. De ahí que

" los comportamientos económicos están entreverados de raciocinio y pulsiones , de argumentos verdaderos y de componendas , de lógica y de contradicciones , de cálculos y de afectos , de lucidez y de sometimiento a prohibiciones , todo ello como manifestaciones del espíritu humano igualmente inherentes ,sin excepción , a la expresión del ser" (Passet,1996,p.177).

Por esta razón, no solo somos seres racionales también somos amorosos, vengativos, subjetivos, irracionales, animales humanos, es decir, seres que convivimos con otros seres Cattaeneo (2008), Max-Neef (1995). Seres amorosos como lo entiende el profesor Maturana & Pörksen (2004) y Maturana (2002) seres donde existe la solidaridad frente al otro pero que ha sido reducido por el discurso hegemónico como meras interpretaciones románticas que no representan la "ciencia oficial" (Gómez, 2013), (De Soussa Santos, 2011) y, (Fazio, 2000).

Esta propuesta, la dimensiona la bioeconomía, en virtud que en ella no hay una mirada antropocentrista de la naturaleza sino que vivimos en ella como otra especie, no como la principal, donde está en su corpus teórico los procesos de la entropía Goergescu- Roegen, (1996), donde se entiende que el planeta es finito y no se pretende un crecimiento indefinido sino un desarrollo donde convivamos todos Daly y Cobb (1989), no un desarrollo sustentable, que como muy bien lo explica el profesor Latouche (2006), (2003) es un oxímoron, sino es un desarrollo donde la vida es el punto neurálgico (Passet, 1996). Y si es así, la mirada lineal, simple y supuestamente racional, es superada por la compresión compleja, hologramática en la cual el sujeto complejo comprende que es otro ser vivo, donde la dicotomía del objeto y sujeto es una falacia del determinismo como de los pensamientos del siglo XIX, donde no se busca el pensamiento fragmentando sino el pensamiento hologramático, es decir, donde el todo no es la suma de las partes sino la parte es importante en el todo; donde la economía propicia la vida no la distribución , la administración y la producción tomando como gratis la naturaleza y pagando la contaminación, sino donde la naturaleza es la vida misma. El sujeto complejo es el ser que comprende que hay otros saberes, otras cosmovisiones; no nos referimos al postmodernismo y su tolerancia, sino al entender otras dinámicas donde se mira desde abajo, no desde arriba, en el que se aprecia las matemáticas como la razón mas no se endiosa , donde se escucha y no se impone, donde lo micro es igual a lo macro, pues cada uno de estos procesos tiene que ver con el otro. Donde existe el azar no como error sino como hecho, donde las Teorías del Caos como de las Catástrofes están y se conciben en el corpus teórico, donde existe la termodinámica del no equilibrio y es también necesario entender los fractales y no solo reducirse al cálculo diferencial e integral. Por consiguiente la

"economía debe de ser devuelto a su lugar como simple medio de vida humana y no como fin último. Debemos renunciar a la loca carrera hacia un consumo cada vez mayor. Esto es requerido no solamente por la necesidad de evitar la destrucción definitiva de las condiciones de vida sobre la tierra sino también para sacar a la humanidad de la miseria psíquica y moral." (Latouche, 2003, p.12-13).

Conclusión y Discusión

La economía clásica y neoclásica bajo su pseudópodo el neoliberalismo ha configurado paulatinamente la posible extinción de las especies con las que convivimos en el planeta tierra, por su pretendido homus economicus, el racionalizador, el optimizador. Auspiciando una desconexión muy fuerte entre el entramado social y el discurso oficial de la economía en aras del mercado y su pretendida "mano invisible".

La bioeconomía a nuestro juicio es una revolución científica, entendida esta desde los postulados de Thomas Kuhn. En virtud que es una nueva configuración del sujeto racional por el sujeto complejo. En el cual, este último, es otro más entre las especies que conviven en el planeta tierra en la Gaia como diría Lovelock, el cual no es solamente racional sino multidimensional.

El sujeto racional es una utopía de los ilustrados de la modernidad que en su momento pudo ser lo más deseable en aras de convertir la economía en una ciencia positivista. Sin embargo, dadas las coyunturas como los cambios acontecidos desde su promulgación a fínales del siglo XVIII y todo el XIX es imperativo abrir otras miradas para así entender como comprender las nuevas dinámicas de nuestro presente y posible futuro.


1 En el año 2000 unos estudiantes franceses denunciaron el 'autismo' en la formación en Economía. Los educandos pedían lo siguiente: menos matemáticas, más pluralidad teórica y mayor relevancia empírica en los contenidos. Para mayor información véase en (Álvarez, 2014), (Cachanosky, 1985) y (Pulido, 2002).

2 Véase (Hayek, 2008) y (Friedman, 1992).

3 Para ampliar más sobre este tema véase: Gueler (2009), Cypher (2007), Palley (2005) y Brue (1994).


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