Clío América / Vol. 16, No. 32 -2022 /858–869
http://dx.doi.org/10.21676/23897848.4850
FreddyDe JesúsVargas-Leira1
y
Ciro Andrés Castellar-Tapia2
1. UniversidaddelMagdalena,Santa Marta, Colombia. Email:fvargas@unimagdalena.edu.co
2. UniversidaddelMagdalena,SantaMarta,Colombia.Email:ccastelar@unimagdalena.edu.co
Para citar este artículo: Vargas-Leira, F. D. J. y Castellar Tapia, C. A. (2022). Elementos metodológicos para evaluar la sostenibilidad turística en el Caribe colombiano. Clío América, 16(32), 858-869. http://dx.doi.org/10.21676/23897848.4850
Recibido: 29 junio de 2022
Aceptado: 30 de septiembre de 2022
Publicado en línea: noviembre 11 de 2022
En este trabajo se reflexiona acerca de cómo evaluar la sostenibilidad de las actividades turísticas desarrolladas en territorios costeros del Caribe colombiano, a través de un alcance metodológico descriptivo y un enfoque cualitativo. De esta forma, los autores combinan su experticia en el tema y el análisis de literatura científica especializada, para elaborar un estado del arte de la temática y describir detalladamente los pasos que se deben seguir en un proceso de este tipo. El estado del arte desarrollado se organiza en cuatro líneas temáticas relacionadas con la caracterización de playas, sostenibilidad de las actividades turísticas, evaluación de los impactos generados en/por estas y las metodologías existentes para su estimación o medición. Asimismo, los elementos metodológicos propuestos para la medición de la sostenibilidad se agrupan en dos fases: la primera, relacionada con la adaptación, y la segunda, concerniente a la implementación del sistema de indicadores requerido para evaluar la sostenibilidad. Por último, las conclusiones enfatizan en la utilidad y pertinencia de este trabajo como iniciativa preliminar que contribuirá al desarrollo de investigaciones empíricas en la materia y al fortalecimiento de los procesos de planificación turística desde la perspectiva local.
This paper reflects on how to evaluate the sustainability of tourist activities developed in coastal territories of the Colombian Caribbean, doing it through a descriptive methodological scope and a qualitative approach. In this way, the authors combine their expertise on the topic and the analysis of specialized scientific literature, to elaborate a state of the art of the topic and to describe in detail the steps that must be followed in a process of this type. The developed state of the art is organized into four thematic lines related to the characterization of beaches, sustainability of tourist activities, evaluation of the impacts generated in/by them and the existing methodologies for their estimation or measurement. Likewise, the methodological elements proposed for the measurement of sustainability are grouped into two phases: the first, related to adaptation, and the second, concerning the implementation of the system of indicators required to assess sustainability. Finally, the conclusions emphasize at the usefulness and relevance of this work as a preliminary initiative that will contribute to the development of empirical research on the topic and the strengthening of tourism planning processes from the local perspective.
Al repasar el comportamiento histórico del turismo mundial, hasta antes de la crisis generada por la pandemia COVID-19, es notable la evolución positiva presentada por esta actividad a través del tiempo. Lo anterior, considerando que, desde que se popularizó el turismo de masas en el mundo, las actividades incluidas en este sector generaron significativos efectos desde el punto de vista social y económico, destacándose aquellos relacionados con la contribución del mismo al crecimiento económico de los países y a la generación de empleo. Según datos de World Travel and Tourism Council - WTTC (2020), el 10,3 % del producto interno bruto del planeta dependía de la actividad turística, al tiempo que uno de cada diez empleos a nivel mundial se consideraban empleos turísticos.
Este crecimiento acelerado del turismo a través del tiempo tiene su punto de partida en la década de 1950, pocos años después de la terminación de la Segunda Guerra Mundial (Acerenza, 2006). Entre otras cosas, gracias a la capacidad instalada que se liberó (principalmente medios de transporte anteriormente utilizados para acciones bélicas) y a los viajes relacionados con los procesos de reconstrucción de los países participantes en la guerra, pero también al tiempo disponible que empezaron a tener las familias para viajar por motivos de ocio, recreación y otros.
En ese contexto, las playas se convirtieron en uno de los principales atractivos turísticos de la época y lo siguen siendo hasta el día de hoy, dado que muchos de los viajes fueron, y siguen siendo, llevados a cabo por y para el disfrute de este recurso natural con el que cuentan gran cantidad de territorios en el mundo. Es así que estas son señaladas por Yepes et al. (1999) como uno de los principales recursos con los que cuenta la actividad turística, quienes además aseguran que es
básica su gestión en el éxito de cualquier destino que quiera mantener su ventaja competitiva. La playa se convierte en una fuente de ingresos, por lo que se hace imprescindible buscar su ordenación y eficacia. Constituye un bien complejo, escaso e irreproducible, un bien natural, un espacio de equilibrio ecológico y ambiental, frágil en sí mismo (p. 26).
El caso de Colombia no es distinto al de gran parte de los países costeros y con vocación turística. Se calcula que el turismo en el país representó, en el 2019, cerca del 4,9 % del PIB, teniendo en cuenta su contribución directa e indirecta, y se generaron cerca de 1,2 millones de empleos turísticos (WTTC, 2020). Dentro de los destinos turísticos colombianos, se destacan los ubicados en la región Caribe (norte del país), por lo menos en lo que a número de visitantes nacionales e internacionales se refiere. Es así como las playas ubicadas sobre el mar Caribe colombiano (continental e insular), no solo están situadas en los principales destinos turísticos de ocio y recreación del país (Cartagena, San Andrés y Providencia, Santa Marta), sino que son reconocidas por su majestuosidad, belleza paisajística, arena blanca, aguas cálidas y cristalinas, riqueza de sus ecosistemas y megadiversidad biológica.
A pesar de lo anterior, Colombia no cuenta con un inventario de playas. Si bien el documento de Política de Playas Turísticas del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIT) (2011) describe el tamaño total de las dos costas colombianas1 y menciona cerca de 120 playas, hay muchas otras que quedaron por fuera de dicho conteo. Incluso el sitio web oficial de PROCOLOMBIA (2020) promociona a Colombia afirmando que existen más de 300 playas en el país.
De otro lado, en Colombia, como en la gran mayoría de países costeros con vocación turística de “sol y playa”, son múltiples las actividades económicas que se concentran en los escenarios costeros, muchas de ellas formales; sin embargo, también un significativo número de actividades económicas informales dependen de dichos escenarios. Es por este motivo que la presente investigación plantea la necesidad de reflexionar, desde una perspectiva principalmente socioeconómica, acerca del grado de sostenibilidad de las actividades turísticas desarrolladas en las playas de la región Caribe colombiana, y formular propuestas de intervención. En lo que respecta particularmente a este trabajo, su propósito estuvo orientado a la construcción del estado del arte de la temática y a proponer elementos metodológicos que contribuyan a la estructuración, en estudios posteriores, de un mecanismo de medición de la sostenibilidad en territorios costeros como los presentes en el Caribe colombiano, fortaleciendo, de esta forma, la toma de decisiones por parte de los gestores turísticos locales.
1. Colombia posee 3 882 kilómetros de costa: Caribe, Pacífica e Insular.
El presente trabajo se desarrolló bajo la tipología de artículo de reflexión, razón por la cual los resultados se obtuvieron principalmente por medio de análisis propio de los autores del mismo con base en su experiencia académica en la temática y su conocimiento del territorio analizado. Este proceso reflexivo, de alcance exploratorio y descriptivo (Hernández-Sampieri et al., 2014), se fundamentó, además, en el tratamiento de fuentes secundarias bajo una perspectiva cualitativa, permitiendo así estructurar el estado del arte de la temática y organizarlo en cuatro líneas temáticas. La primera línea contiene aquellos estudios afines a la realización de inventarios y caracterización de playas ubicadas en diferentes partes del mundo. La segunda, por su parte, incluye investigaciones que tienen que ver con la sostenibilidad de las actividades turísticas llevadas a cabo en las playas, principalmente desde el punto de vista social y económico. Una tercera línea temática relaciona aquellos estudios en los que se describen los impactos de las actividades turísticas realizadas en las playas. Por último, se mencionan aquellos aportes teóricos concernientes a la evaluación de impactos socioeconómicos de este tipo de actividades y las correspondientes metodologías existentes para su cuantificación o estimación.
Por otro lado, los documentos incluidos en este estudio se obtuvieron a través de la consulta de bases de datos científicas como Science Direct, Scopus y Google Scholar, así como a través de la visita de sitios web de instituciones académicas o multilaterales especializadas. En total, se revisaron analíticamente 37 documentos y, de estos, se seleccionaron 31, entre los que se encuentran 21 artículos científicos, una tesis doctoral, dos libros, tres guías o manuales, un informe estadístico, un documento de política pública, un trabajo de fin de máster y una publicación oficial de una entidad estatal. Los criterios de selección o inclusión de estos trabajos estuvieron basados en su pertinencia, actualidad, relación con el tema estudiado y profundidad de los argumentos aportados por sus autores.
La combinación entre la revisión de literatura desarrollada y el conocimiento y la experiencia académica acumulada por los autores en materia de sostenibilidad de playas turísticas en su país de origen permitió estructurar el análisis reflexivo, que se refleja en el estado del arte construido, pero también en los elementos teóricos y metodológicos propuestos como resultado de este estudio; aspectos que se describen en el siguiente apartado.
Estudios relacionados con inventarios y caracterización de playas en el mundo:
Un primer estudio identificado fue llevado a cabo por Anfuso et al. (2017), en el cual se proporcionaron valores escénicos costeros a 100 sitios a lo largo de la costa cubana, logrando categorizar a las playas en cinco clases, siendo la clase I aquella con valoración superior, teniendo en cuenta su ubicación en zonas rurales con bajo impacto de actividades humanas y su alto puntaje en lo que respecta a parámetros naturales; mientras que la clase V incluyó a sitios muy poco atractivos, con desarrollo intensivo y poca importancia paisajística. Como criterio para determinar la clasificación de cada playa, en dicha investigación se analizaron 26 factores físicos/humanos y se definió una escala de medición con base en el nivel de cumplimiento presentado por cada uno de estos escenarios. De esta forma, 8 escenarios costeros fueron categorizados en la clase I, 19 en la clase II, 26 en la clase III, 32 en la clase IV, y 15 en la clase V.
El anterior estudio fue replicado años más tarde por Rodella y Corbau (2020), quienes aplicaron la metodología del Sistema de Evaluación de Escenarios Costeros (CSES), pero tomando como objeto de estudio a 25 playas de la costa italiana, dentro de las cuales tres se ubicaron en la clase I, dos en la clase II, cuatro en la clase III, nueve en la clase IV y siete en la clase V. En esa misma línea, se identificó otro estudio que tuvo como propósito clasificar y estimar el índice de calidad de siete playas de Chile con base en su uso primario, concluyendo que:
Para la clasificación, los siguientes dos índices fueron evaluados: un Índice de valor de conservación (IC), que incluyó los tres factores de (1) dunas, (2) especies en peligro e icónicas y (3) diversidad y abundancia macro béntica; y un índice de potencial recreativo (RI), que incluía los tres factores de (1) infraestructura, (2) seguridad y salud y (3) capacidad de carga física (González y Holtmann-Ahumada, 2017, p. 157).
Estudios relacionados con sostenibilidad de las actividades turísticas en playas:
Antes de mencionar algunos aspectos abordados en diferentes estudios específicos en materia de sostenibilidad de este tipo de actividades, resulta pertinente señalar que en los escenarios costeros no se realizan únicamente actividades turísticas, dado que en numerosas ocasiones estos son escenarios compartidos por varias actividades económicas. El trabajo de Jeanfany (2014), por ejemplo, evaluó la interacción de la zonificación del turismo y las actividades pesqueras en Boom Beach (Indonesia), concluyendo que es recomendable que estas dos actividades se separen en diferentes lugares.
Del mismo modo, otros destinos turísticos en los que confluyen diferentes actividades (turísticas y no turísticas) son aquellos de la costa mediterránea española, en donde se combina la realización de más de una actividad económica en un mismo destino con el propósito de constituir una estrategia para minimizar los efectos negativos de una marcada estacionalidad turística. No obstante, para que dicha estrategia se convierta en una oportunidad para el desarrollo económico sostenible es necesario que cuente con los mecanismos de planificación y gestión adecuados (Noguera et al., 2015).
En lo que respecta a los instrumentos para gestionar de manera adecuada las zonas costeras, se destaca la determinación de la capacidad de carga turística, la cual sigue siendo una de las herramientas más utilizadas. Para Corbau et al. (2019), esta fue imprescindible para determinar el nivel de sostenibilidad del Parque Nacional Asinara (Italia), puesto que se implementó como “una herramienta práctica para mantener el equilibrio entre el desarrollo y la conservación” (p. 34).
De igual forma, resulta importante señalar que, para garantizar la sostenibilidad de un destino turístico, no es suficiente con la adecuada gestión y planificación del mismo, sino que se requiere también del compromiso de los usuarios del destino o atractivo turístico en cuestión. Al respecto, Merli et al. (2019), con base en Hedlund, argumentan que los consumidores de servicios turísticos están dispuestos a realizar sacrificios económicos con el propósito de proteger el medio ambiente, lo que permite deducir que medidas como la obtención de una etiqueta ecológica se convierten en otro elemento estratégico que contribuye a la sostenibilidad de escenarios costeros como las playas.
Enríquez et al. (2015), por su parte, analizaron el caso de Puerto Peñasco (México), identificando que la actividad turística de segundas residencias, que se lleva a cabo en dicho territorio, es considerada escasamente sostenible. En ese estudio, se analizó la sostenibilidad del turismo desde la óptica de la comunidad y sus percepciones, concluyendo, entre otras cosas, que la población percibe que el proceso de “turistificación” del destino “no contribuye al desarrollo regional o local en la medida que excede la capacidad de soporte de los lugares turísticos en materia ambiental y social” (p. 18).
Lo anterior lleva a pensar que, para garantizar la sostenibilidad de un destino turístico costero, no se requiere únicamente una adecuada planificación, la aplicación de herramientas como la determinación de la capacidad de carga turística y la implementación de estrategias como la obtención de eco-etiquetas, sino que también se debe procurar solucionar los problemas o mitigar los impactos generados por la actividad turística, con el fin de mejorar la percepción que tiene la población acerca de la gestión del destino turístico.
Estudios relacionados con impactos de actividades turísticas en playas:
Pese a lo descrito en el apartado anterior, las políticas ambientales ejecutadas en escenarios costeros podrían estar más orientadas a la obtención de beneficios económicos, en lugar de tener un propósito real de conservación de los ecosistemas o de mejoramiento de la calidad de vida de la población residente, lo que causa que en ocasiones los Gobiernos puedan estar más interesados en tomar medidas de preservación para aquellas playas frecuentadas que generan ingresos y restar atención a aquellas que son frecuentadas principalmente por residentes o turistas nacionales (Mestanza et al., 2019). Esto no indica necesariamente que los destinos costeros deban sacrificar los beneficios económicos en pro de la conservación ambiental de estos escenarios, puesto que estudios como el de Krelling et al. (2017) demostraron que existe una relación directa entre la limpieza de las playas y la generación de beneficios económicos para los municipios costeros, argumentando que una playa limpia y con calidad ambiental podría traducirse en mayor satisfacción de sus usuarios y, por ende, en un mayor beneficio económico.
En esa misma línea, el estudio de Noguera et al. (2015) se concentra más en los efectos económicos positivos del desarrollo turístico, independientemente de los impactos que el mismo pueda tener en lo social y ambiental. González y Riverón (2013), por su parte, al referirse específicamente a turismo de sol y playa, plantean que el turismo genera numerosos beneficios desde el punto de vista económico (para el destino), pero principalmente sociales (para el turista), destacando los efectos que este produce en materia de juego, recreación, diversión, encuentro social, paseo, conocimiento de la cultura local y re-descubrimiento de atractivos distintos al escenario costero, entre otros. Igualmente, González y Macías (2019) encontraron evidencia empírica de que el turismo como actividad económica contribuye a la generación y acumulación de capital social entre los residentes de la zona en la que este se desarrolle.
Otros estudios, en cambio, afirman que no se pueden desconocer los efectos negativos del turismo de sol y playa en los aspectos socioeconómicos de un municipio o ciudad costera, entre los que podrían encontrarse:
1) la transformación rápida del medio natural y su sustitución por grandes edificaciones hoteleras y condominales; 2) favorecer la segregación social y funcional del territorio al dividir las zonas de desarrollo turístico del resto de las ciudades, y; 3) la privatización del espacio público representado por las playas (Enríquez et al., 2015, p. 2).
Además, ese mismo estudio determinó que el turismo en Puerto Peñasco (Sonora, México) generó el encarecimiento de la calidad de vida, crecimiento desmedido de la población, tensión social y mayor complejidad en la rutina diaria de los habitantes de la misma (Enríquez et al., 2015).
Por otro lado, los impactos de la actividad turística en zonas costeras también pueden ser evaluados a través de la estimación del valor de no uso de los recursos turísticos de playa. Liu et al. (2019), con base en los aportes de Marre et al., definieron al valor de no uso como “una propiedad intrínseca de los recursos ambientales, se refiere al valor dado a la existencia de recursos (incluso si estos recursos nunca se usan)” (pp. 68-69). Dichos autores analizaron el caso del escenario costero de Qingdao (China), por medio de la aplicación del Método de Valoración Contingente (CVM, por sus siglas en inglés) y de la implementación de un modelo de regresión logística, para determinar los factores que afectan la disposición de pago de los turistas.
Estudios relacionados con evaluación de impactos en destinos turísticos:
En lo que corresponde a la medición de la sostenibilidad específicamente en el ámbito del turismo, la revisión de literatura realizada ha permitido determinar que este proceso se basa en el cálculo o la estimación de indicadores, los cuales son considerados instrumentos para la evaluación de los impactos económicos, ambientales y culturales del turismo y cuentan con un procedimiento que puede llevarse a cabo en diferentes niveles (Organización Mundial del Turismo - OMT, 2005; Romagosa y Cuetara, 2001). Sin embargo, la literatura académica no ha llegado a un consenso con respecto al número de indicadores que se considera apropiado para evaluar el grado de sostenibilidad turística de un territorio, así como de las características que dichas mediciones deberían poseer. Por esta razón, se han identificado estudios que, de acuerdo a las particularidades de cada territorio analizado, han propuesto la implementación de 26 indicadores (Cordero, 2017), otros que han aplicado 57 (Rivas y Magadán, 2007), mientras que existen trabajos que han diseñado 88 (Blancas et al., 2012) o un total de 187 (Medrano y Lardiés-Bosque, 2014).
Por su parte, organismos como la Comisión Europea (2016) desarrollaron el Sistema de Europeo de Indicadores Turísticos (ETIS, por sus siglas en inglés), que consta de 43 indicadores básicos. Igualmente, la OMT (2005) propuso un total de 50 cuestiones y estas, a su vez, contemplan varios cientos de indicadores en su interior (OMT, 2005). Pese a lo anterior, este organismo también aclara que el número de indicadores a aplicarse debe ser consistente con el caso particular de cada territorio y las capacidades de sus gestores turísticos, mientras que Álvarez (2015) afirma que “la lista de indicadores debe ser reducida con el fin de que la información se maximice y los costes se minimicen” (p. 58).
Específicamente en el caso del Caribe, se destaca el trabajo de Cabrera et al. (2015), quienes realizaron una evaluación del grado de sostenibilidad ambiental y social del turismo en Varadero (Cuba), a través de un conjunto de indicadores definidos por la Asociación de Estados del Caribe (AEC) y aplicada en ese mismo destino en el 2006. Los resultados de este estudio, comparados con los datos obtenidos años atrás, permitió a estos autores concluir que “cuando las estrategias de desarrollo del turismo son adecuadas y apuntan hacia la sostenibilidad ambiental y social, entonces los impactos pueden ser mayormente positivos” (p. 58).
Finalmente, en lo que respecta al proceso metodológico para la construcción de un sistema de indicadores, para la OMT (2005) este debe poseer un total de 12 etapas agrupadas en tres categorías. La primera de estas categorías se denomina “Investigación y organización” e incluye las etapas: 1) definición/delimitación del destino, 2) utilización de los procesos participativos, 3) identificación de los atractivos, los recursos y los riesgos del turismo y 4) visión a largo plazo de un destino. La segunda categoría es la de “Elaboración de indicadores” y contiene las siguientes fases: 5) selección de asuntos prioritarios y cuestiones de política, 6) identificación de los indicadores deseados, 7) inventario de las fuentes de datos y 8) procedimientos de selección. Por último, la tercera categoría se refiere a la “Aplicación”, encontrando en ella las etapas: 9) evaluación de la viabilidad/aplicación, 10) recolección/recopilación y análisis de datos, 11) rendición de cuentas, comunicación y presentación de informes y 12) supervisión y evaluación de la aplicación de los indicadores.
En ese sentido, los resultados teóricos descritos hasta el momento permitieron definir los elementos metodológicos y las etapas que debe poseer un proceso de medición de la sostenibilidad turística en territorios costeros como los existentes en el Caribe colombiano. Dichos elementos se incluyen en la discusión de este artículo, la cual se presenta a continuación.
Los resultados obtenidos permiten establecer que, para evaluar el grado de sostenibilidad de territorios costeros con vocación turística, es recomendable implementar un sistema de indicadores, el cual permita diagnosticar y monitorear el estado de conservación de los recursos naturales y culturales con los que cuenta el destino, pero también medir la incidencia o contribución del turismo al mejoramiento de condiciones socioeconómicas de los residentes en el territorio. Existen múltiples sistemas de indicadores de este tipo alrededor del mundo, por lo que más que construir uno nuevo, el propósito debe estar orientado a la adaptación e implementación de un sistema ya conocido y a evaluar periódicamente su funcionamiento para así perfeccionarlo. De esta forma, el presente estudio propone un proceso consistente en dos fases principales para la adaptación e implementación de un sistema de indicadores de turismo sostenible en los territorios costeros del Caribe colombiano, tal como puede observarse de manera detallada en la tabla 1.
Las actividades descritas en la tabla 1 hacen referencia a los pasos o a las acciones que aplicarían los gestores turísticos locales en cada territorio durante su proceso de implementación de un sistema de indicadores como instrumento para la evaluación del grado de sostenibilidad turística. Sin embargo, no se puede perder de vista que estos sistemas no deben ser considerados un fin en sí mismos (Pérez, 2010), sino una herramienta de soporte para la planificación territorial desde una perspectiva de desarrollo sostenible. Es decir, la relevancia de implementar un sistema de este tipo tiene que ver con cómo este puede contribuir a la instauración de un modelo de desarrollo turístico más sostenible en los territorios objeto de estudio, así como al fortalecimiento de los procesos de planificación turística y de toma de decisiones en materia turística.
En síntesis, esta investigación trabaja bajo la premisa de que un sistema de indicadores en sostenibilidad puede ser utilizado como fundamento para la implementación de un modelo de desarrollo turístico sostenible, el cual armonice las actividades turísticas con su entorno, compatibilice el turismo con otras actividades económicas presentes en el mismo y contemple los puntos de vista legal, político, ambiental, económico y social en su proceso de planificación y ordenamiento (Cardoso, 2006; Noguera et al., 2015; OMT, 1997). Es allí donde radica la relevancia de este estudio, puesto que en este se aportan los primeros elementos metodológicos y pasos que se deben seguir para llevar a cabo este propósito en territorios en donde esto aún no se implementa y en donde su crecimiento turístico se ha dado, principalmente, de manera espontánea.
Los resultados de esta investigación permiten concluir, en primer lugar, que son numerosos los aportes teóricos desarrollados por distintos autores con el propósito de cuantificar el grado de sostenibilidad de las actividades turísticas, principalmente desde una perspectiva ambiental. No obstante, también se identificaron aproximaciones relevantes para evaluar el efecto socioeconómico del turismo en escenarios costeros. Entre los hallazgos más relevantes, se encuentran aquellos estudios que han permitido determinar el grado de afectación recibida por distintos territorios a causa de la actividad turística realizada en estos, al tiempo que se han enumerado los beneficios sociales y económicos ocasionados por la misma.
Del mismo modo, se han descrito algunas de las estrategias y de los mecanismos implementados por los gestores turísticos para contribuir a la sostenibilidad de sus territorios, aunque también se ha cuestionado la complementariedad de algunas de estas medidas entre sí. Además, se destaca el hecho de cómo varias de estas iniciativas han incluido la percepción y el comportamiento de los usuarios de atractivos turísticos presentes en escenarios costeros, considerándolo una variable relevante de análisis. Sin embargo, los autores de este estudio concluyen que existe el riesgo de utilizar una visión exclusivamente economicista al referirse a sostenibilidad socioeconómica, por lo que se debe avanzar en reconocer que los efectos de la actividad turística deben evaluarse, además, en términos de mejoramiento de la calidad de vida de la población residente en los destinos turísticos.
Es allí donde aparecen los sistemas de indicadores como instrumentos para evaluar el grado de sostenibilidad con el que se desarrollan las actividades turísticas en los distintos territorios que tienen esta vocación. Estos sistemas han sido abordados ampliamente como objeto de investigación por la comunidad científica internacional, lo que permitió que en esta investigación se hayan logrado identificar, por ejemplo, numerosos estudios enfocados en el diseño, la construcción, la adaptación, la selección o la aplicación de indicadores de sostenibilidad en territorios con diferentes condiciones, así como la contribución de estas iniciativas a los procesos de planificación turística. Sin embargo, pese a la popularidad académica de este tema de investigación, se debe evitar asumir que su estudio se encuentra presente en la totalidad de los territorios con vocación turística.
En ese sentido, la pertinencia de este trabajo está dada por su contribución como una de las primeras iniciativas para evidenciar la necesidad de implementar un sistema de este tipo y así poder generar la información técnica, estadística y científica necesaria para evaluar el grado de sostenibilidad con el que se lleva a cabo la actividad turística en el Caribe colombiano y en otros territorios análogos. Esto, a su vez, contribuiría a que las autoridades públicas responsables de la gestión del turismo comprendan la importancia de construir la información básica necesaria para calcular los indicadores de sostenibilidad en el turismo, elevando este proceso al nivel de política pública y estableciéndolo como insumo para la planificación y el ordenamiento de los territorios de uso turístico en el país, comprendiendo a su vez que la implementación de estos instrumentos debe realizarse de manera constante y que se requiere de su monitoreo periódico para lograr determinar alertas tempranas, así como para tomar las decisiones correctivas a las que haya lugar y, de esa manera, garantizar la sostenibilidad de los destinos turísticos.
Por otra parte, este trabajo propone elementos metodológicos que serán de utilidad para futuras investigaciones en esta temática, facilitando la ejecución de investigaciones empíricas relacionadas. Lo anterior permitirá, a su vez, profundizar en los análisis realizados y obtener resultados aplicables a otros destinos o zonas de uso turístico con condiciones similares a las abordadas en esta investigación. Adicionalmente, este estudio, y los que deriven de este, facilitarán a las autoridades turísticas locales, regionales y nacionales de Colombia, la toma de decisiones más acertadas en materia de ordenamiento, gestión y promoción turística de los escenarios costeros con los que cuenta el Caribe colombiano. Además, se brinda un marco de referencia inicial para que el sector empresarial implemente mecanismos de cuantificación de sus impactos en el ámbito socioeconómico, contribuyendo así a la maximización de los efectos positivos y a la mitigación de sus impactos negativos. En últimas, esto se vería reflejado en el mejoramiento de la calidad de vida de la población que se relaciona de alguna forma con las playas de uso turístico del Caribe colombiano, ya sea que de estas deriven su actividad económica (formal o informal), convivan con ellas socioculturalmente, o que se beneficien como usuarios (turistas o residentes) de dichos escenarios.
Los autores se declaran independientes en lo que corresponde a las instituciones que apoyaron la realización de esta investigación, dando fe de que durante la elaboración de la misma o durante la redacción del documento no incidieron valores o intereses diferentes a los que comúnmente posee un proyecto de investigación. Por esta razón, no se presentan conflictos de intereses.
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