Abstract
Carlos era un hombre solitario, con ojos de águila hambrienta. Fondos negros cubrían la habitación. Carlos se la pasaba ahí leyendo a Emil Cioran, Bourdieu, Bukowski, contemplando arte barroco y otras cosas raras para estos tiempos. Para él estos eran sus amigos y al mismo tiempo construía una especie de hermandad imaginaria con ellos. Le gustaba pensar y decirse así mismo que algún día se convertiría en poeta o escritor.Downloads
Download data is not yet available.