Abstract
Entre las tesis que conforman el discurso hegemónico en el ámbito de la música vallenata, destaca la de la territorialización de esta manifestación, elaborada con la intención manifiesta de ubicar a Valledupar como su centro. Esta postura parte de los «mapas del vallenato», construidos por Araújo (1973) en función de las diferencias interpretativas entre las subregiones del Caribe colombiano, hasta llegar a la concepción de una «cultura vallenata» uniforme en todo el antiguo Magdalena grande, establecida por parte de Gutiérrez (1992) mediante una apropiación localista del indio ancestral montada sobre una cadena deductiva ciertamente original: todo lo chimila es vallenato, toda la música que se encuentra en el valle del río Cesar, antiguo territorio chimila, pertenece a Valledupar y es música vallenata (González, 2003, p. 82).Downloads
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